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Miguel Bosé se confiesa sobre por qué perdió la voz y sus adicciones

Miguel Bose se ha convertido por iniciativa propia en uno de los personajes más destacados de la crónica social en la que semana que acaba de comenzar, ya que en la noche de ayer domingo se emitió en España, en la cadena La Sexta, la primera parte de su extensa y sincera entrevista al presentador Jordi Évole, en la que abordó, entre otros muchos temas, su controvertido ‘negacionismo’ con respecto a la actual pandemia del coronavirus.

Además de declararse como tal, con un tono de orgullo y reivindicación de su postura, y de insistir en que la muerte de su madre, Lucía Bosé, el año pasado no se debió a la enfermedad derivada del temido virus, el astro de la música, afincado en Ciudad de México desde hace varios años, también quiso hacer referencia a esa preocupante afonía que tantos titulares ha generado en tiempos recientes, pero a la que él ha venido restando importancia cada vez que se ha pronunciado sobre ella.

Lejos de atribuirla a algún tipo de dolencia propiamente dicha o a una posible consecuencia de su intenso consumo de drogas otro de los asuntos de los que habló sin tapujos, reconociendo por ejemplo que llegó a ingerir dos gramos diarios de cocaína hasta hace poco, Bosé prefirió tirar de ‘romanticismo’ para achacarla a su dolorosa separación del artista Nacho Palau, con quien lleva varios meses inmerso en una dura batalla judicial a cuenta de la custodia de los cuatro hijos que comparten.

‘La raíz del problema es emocional. Todo comienza en un momento en el que las cosas en mi familia personal, en la que yo creo, no van bien. Todo esto tiene que ver con los pequeños, y el problema llega a los mayores, que son los que tienen que tomar decisiones, decidir los golpes o cargar con las responsabilidades’, señala en su honesta conversación con el periodista catalán, en la que también justifica sutilmente su decisión de pedir a la justicia que solo reconozca como suyos a los niños que residen con él en México, Tadeo y Diego.

Cuando las cosas empiezan a ir muy mal, cuando el amor no existe, cuando el enamoramiento ha desaparecido, cuando la amistad se difumina y cuando se pierde la admiración por la persona con la que estás, que es lo más necesario, todo se derrumba”.

“En mi caso, por discreción y por educación, que juega malas pasadas, aguantas y eso se envenena. Y cuando estalla, lo hace mal. Y cuando ocurre eso, empiezan los problemas serios’, reconoce en una de las entrevistas más esperadas del año, que ya produjo un fuerte debate en el seno de la sociedad española antes incluso de que se emitiera.

Fuente: Quién.

 

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