Medios de comunicación: una reflexión de sus implicaciones como estructuras de significación y su relación con la agencia de los actores sociales.

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Medios de comunicación: una reflexión de sus implicaciones como estructuras de significación y su relación con la agencia de los actores sociales.

Medios de comunicación: una reflexión de sus implicaciones como estructuras de significación y su relación con la agencia de los actores sociales.

 

El presente ensayo tiene como objetivo describir el papel que juegan los medios de comunicación como estructura de significación y su condición para incentivar la agencia de los sujetos, para lo cual se desarrollan dos perspectivas: la primera, describe a los medios como la plataforma que posibilita la participación de los actores sociales en la deliberación respecto a asuntos públicos y;  la segunda, ve a los medios como un lugar de convergencia para diversos actores sociales.

En este sentido, el texto apropia los siguientes referentes teóricos: en primer lugar expone, a grosso modo, la teoría de la estructuración de Anthony Giddens (1984), de la cual se retoman algunos conceptos necesarios para resaltar la “agencia” de los actores sociales y los medios.  En segundo lugar, se presenta el modelo de lucha política definido por Gadi Wolfeld (1997) para ejemplificar la estructura de los medios y los grupos sociales que desafían el status quo.  Finalmente, para aterrizar estos marcos teóricos se ejemplifica con un estudio de caso suscitado en la ciudad de Hermosillo, Sonora con el intento de venta de un terreno denominado “El Cárcamo”.

La teoría de la estructuración presentada por Giddens en La constitución de la sociedad. Bases para la teoría de la estructuración es una crítica de las dos grandes vertientes en la teorización de lo social existentes. La primera, la corriente funcionalista, que parte de “la idea de la existencia de fuerzas estructurales que externamente constriñen y determinan el comportamiento y, en general, la pretensión de un aspecto objetivo de los fenómenos sociales: hechos, estructuras, sistemas, instituciones, etc.” (Carreño, 1999), es decir muestran a los actores definidos por la estructura social.  Este carácter objetivista de la teorización va en contra del planteamiento de Giddens que se pronuncia por “una perspectiva que restituya al mismo nivel las intenciones y las razones de los actores, y la estructura y la determinación funcional de la acción”. (Ídem,1999)

La segunda teorización corresponde a las “denominadas sociología interpretativas… que parecen minimizar la determinación social y maximizar la producción individual —las acciones individuales— como constructoras y reproductoras de la sociedad” (García, 2009, p.35).  Estas dos corrientes teóricas exponen lo que Giddens nombra como “dualismo acción – estructura”  y propone la “dualidad de la estructura”, es decir, presenta un modelo mixto o una síntesis de las dos grandes vertientes teóricas, así “la formulación estructuracionista representa una respuesta a la verificación de que las perspectivas estructuralista e interpretativa son incapaces de atender la conexión esencial de estructura y acción” (Carreño, 1999).

Los elementos constitutivos para la teoría de la estructuración se centran en los siguientes conceptos fundamentales: la naturaleza recursiva de la vida social,  que analiza la forma en que la producción y la reproducción de la vida social se interrelacionan; la dualidad de la estructura, que pretende superar el dualismo individuo – sociedad y; por último, la capacidad de agencia, que representa el poder que tienen los sujetos para actuar e influir en la realidad (Giddens, 1998). El análisis del presente texto centra su discurso, precisamente, en éste último concepto.

Entendamos ahora que los medios de comunicación funcionan como una estructura de significación, son una representación cultural socialmente establecida que a su vez es un referente de la acción social, como todo referente debe contar también con un determinado alcance, en este sentido cabe preguntarnos qué es lo que los medios de comunicación informan o dicho de otro modo, qué realidad cuentan los medios de comunicación. Partamos de los siguientes cuestionamientos: Acaso,  ¿los medios de comunicación nos cuentan toda la verdad o nos cuentan la versión de la realidad que desean que sepamos?, ¿los medios reproducen el status quo o en cambio, pueden incidir en la agenda pública?

Si partimos del postulado de Giddens (1998) que establece que “la estructura es condición para la acción y es también, resultado de esa acción”, las anteriores interrogantes pueden explicarse desde dos reflexiones. La primera es aquella que establece a los medios de comunicación como los generadores del conocimiento de la realidad, es decir, construyen una parte de la realidad social que permite a la ciudadanía saber qué sucede en su ambiente, de este modo:

“los medios tienen un papel clave, puesto que difunden información e ideas acerca de las alternativas políticas existentes en forma accesible para grandes audiencias, e inciden en la naturaleza de la deliberación democrática, de este modo, hacen circular ciertos temas destinados a influir sobre el debate público. Su peso en el establecimiento de la agenda social se produce en función de la relevancia que otorgan a los asuntos tratados y de los atributos que adquieren los objetos o sujetos que reciben cobertura mediática” (Califano, 2015).

Y la segunda, los medios de comunicación con un papel más activo en la sociedad que además funciona como un mecanismo de convergencia de actores sociales, en especial para aquellos grupos que ejecutan su capacidad de agencia para incidir en la vida pública. Si bien la estructura condiciona la acción, la acción consciente de los agentes cambia la estructura, en este caso, incide en el status quo, mismo que ejerce control sobre los medios de comunicación para que se diga o difundan las ideas  que convienen a la  clase dominante o al régimen político en funciones.

Gadi Wolfsfeld (1997) le otorga a los medios un papel más activo en la sociedad  y centra su modelo en la relación existente entre los medios, los grupos en la sociedad que buscan desafiar a las autoridades y el cambio político (Woldsfelf en González, M.,Saladrigas, M., Almazán,J., Valdés, V.2014).

 

González, M.,Saladrigas, M., Almazán,J., Valdés, V.(2014):

Wolfsfeld asegura que  “aunque los medios reflejan e incluso movilizan el apoyo a favor de los puntos de vista dominantes en la sociedad, existen determinados momentos en que sirven a los intereses de los grupos marginados. Esto sucede cuando las autoridades pierden el control sobre lo que él considera el ambiente político por disímiles razones. Sin embargo, este modelo se centra solo en el cuándo y cómo los que desafían a la autoridad imponen la agenda” (Ídem, p. 83).

Si entendemos esta lógica de la naturaleza de los medios y retomamos el modelo de Wolfsfeld, se habla de los medios como un medio físico y virtual en los que los agentes sociales encuentran un foro de incidencia en la vida pública de sus comunidades. Para ejemplificar lo anterior se retoma el estudio del caso de la venta de “El Cárcamo”, un terreno ubicado en el municipio de Hermosillo, Sonora:

Explico de manera breve los pormenores de este caso: el H. Ayuntamiento de Hermosillo, encabezado por la alcaldesa Célida López, solicitó a cabildo la subasta del terreno llamado “El Cárcamo” ubicado en la zona conocida como El Humedal de La Sauceda,  un área verde de la ciudad en la que se encuentran plantas endémicas y que además cuenta con espacios de recreación deportiva. El H. Ayuntamiento justificó la  necesidad de vender “El Cárcamo”  bajo el argumento de que se necesitarían recursos para la rehabilitación de las vialidades de la capital sonorense.

Ante este hecho, grupos ambientalistas y asociaciones deportivas manifestaron su rechazo a la venta de este predio que consideran parte de la comunidad hermosillense, al mismo tiempo que se manifestaron hartos de “tanto despojo… y de la hipocresía de quienes se han beneficiado a sus anchas, durante décadas de los bienes públicos y los espacios que le pertenecen a nuestros hijos (Montoya, 2020).

Pese a la contingencia por COVID-19, la ciudadanía se manifestó en contra de la decisión de subastar un predio que históricamente ha servido para practicar el deporte característico de la región, el béisbol, éste hecho cobró tal relevancia mediática que muchos de los medios locales dieron una importante cobertura del tema y cedieron la voz al activista, catedrático y vocero del movimiento, Joel Montoya. Finalmente, después de meses de disputa, el cabildo aprobó la cancelación de venta del terrero y fue aprobado por unanimidad para que sea utilizado como área verde y deportiva.

Este representa un caso de éxito local donde quedó de manifiesto el poder de los actores para incidir en la vida pública y en la estructura en la que están inmersos, los recursos de los que la sociedad civil organizada hecho mano tuvieron un gran peso, apoyados en redes sociales, la recaudación de firmas y por supuesto, por los espacios que los medios de comunicación dieron a estos agentes. Cabe resaltar, que no todas las voces de los medios fueron siempre  a favor de los grupos más indefensos, sino que se cumple con el postulado de que obedecían a intereses de las cúpulas del poder, sin embargo, este fue un ejemplo de la pérdida de control de la autoridad y como lo menciona Wolfsfeld, un momento en que los medios reflejaron su apoyo a intereses de los grupos más desprotegidos.

Reflexionar sobre este caso específico visibiliza a las propuestas emancipadoras modernas como la teoría de la estructuración donde se observa cómo los actores sociales ejercen una consciencia práctica y discursiva de sus acciones e inciden, irremediablemente, en su estructura, lo que cambia lo cambia de facto y me atrevo a decir, da pie para que veamos más movimientos sociales  que logren ejercer su poder de cambio en su hábitat.

Finalmente resalto el poder y el compromiso de los medios de comunicación como los espacios de convergencia de los actores sociales, su naturaleza va más allá de ser  simples interlocutores entre ciudadanía y gobierno por ello, su poder de influencia debería verse fortalecido por su emancipación, libertad y capacidad de dar la voz a quienes pueden generar cambios reales en el status quo, es decir, a los agentes sociales. Claramente ahí está el reto: convertirse en una verdadera estructura de significación que, efectivamente, comience  a dictar una realidad que represente a las audiencias con intereses particulares.

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