La Aspiración del Mexicano: Queremos Paz Social

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La Aspiración del Mexicano: Queremos Paz Social

Por: Luis Fernando Heras Portillo

Desarrollador de negocios turísticos, comerciales e industriales

El asesinato de un candidato presidencial por sicarios en Ecuador, sin duda, provoca en todos nosotros una mezcla de emociones, que van desde la incredulidad hasta la consternación. El magnicidio de una figura de tal relevancia, siempre impacta profundamente, y en este caso, nos toca de cerca en México debido a las conexiones que se plantean con carteles mexicanos, mala fama ni que decir.

La política internacional se ve influenciada directamente por estos acontecimientos, y nos encontramos nuevamente en un escenario donde nuestro país está vinculado con cuestiones de seguridad y crimen organizado. Aunque aún no se han revelado detalles acerca de los posibles autores del asesinato, lo que se destaca en las noticias es el video que circula en redes y medios, donde se observa el ataque.

Este trágico evento nos fuerza a reflexionar sobre los problemas que enfrentamos a causa del narcotráfico y el crimen organizado. El preocupante poder que tiene el narcotráfico en la política y como se está haciendo una simbiosis entre ambas, creando esta fuerza ilícita, conocida como narcopolítica.

Me surge una serie de reflexiones al respecto. En primer lugar, es innegable que el miedo y la inquietud se instalan en nuestras mentes. El aumento de la violencia y el alcance del crimen organizado nos llevan a cuestionarnos si estamos traspasando la línea que separa el crimen de actos que podrían catalogarse como actos terroristas.

La realidad es inquietante, con estados como Guerrero, Zacatecas, Chiapas y Guanajuato viviendo episodios de violencia alarmantes, donde la tranquilidad de la población y la estabilidad social se ven seriamente amenazadas. Esto afecta a la población en general, a los empresarios, quienes buscan un entorno seguro para llevar adelante sus actividades.

Estas situaciones, nos invitan a meditar sobre el futuro de México en el próximo sexenio. 

Dado que el poder gubernamental es central en la resolución de estos problemas, es relevante preguntarnos, qué camino tomará el país. En este sentido, el gobierno actual bajo el liderazgo del presidente López Obrador ha dejado en claro su estrategia en materia de seguridad, y no habrá cambios significativos. Esto nos enfrenta a la realidad de que, al menos por el momento, no hay alternativas claras en el horizonte para abordar estas problemáticas de manera distinta.

La violencia, también se manifiesta en otros ámbitos, como en el caso de los transportistas asesinados en el Estado de México, lo cual ha llevado al surgimiento de autodefensas para proteger las carreteras. Por otro lado, en Chiapas, los enfrentamientos entre cárteles también evidencian el alcance y la complejidad de la problemática.

Los desafíos que aquejan a la población, incluidas las creadas autodefensas y hasta la actualidad del ejército zapatista, que parece haber perdido relevancia y credibilidad, son alarmantes. Incluso, hay amenazas latentes de retomar la lucha armada. ¿Qué está ocurriendo con nuestro país? ¿qué rumbo está tomando nuestra nación? Estamos frente a asuntos pendientes que exigen nuestra atención y revisión profunda.

Los problemas graves de México se acumulan y nos plantean un cuestionamiento crucial. Debemos abrir un nuevo capítulo en la historia de nuestro país. 

Recuerdo las clases de administración pública, impartidas por el profesor Gilberto Gutiérrez Quíroz en los años 80. Él solía reflexionar de manera llamativa sobre la corrupción, los desfalcos, la distorsión y la soberbia del poder. En aquella época, dominada por el partido único, el PRI, su análisis sobre la arrogancia del gobierno de entonces era contundente.

Sus palabras resonaban una y otra vez: “Este país aguanta eso y más”. Tenía razón, pues atravesamos los años 90 y ahora, ya en el siglo XXI, el país sigue resistiendo la embestida de soberbia, errores, corrupción e impunidad, independientemente del partido en el poder. Nuevos problemas emergen y algunos son aún más graves, como la crisis provocada por el crimen organizado.

La seguridad pública, debe ser abordada con un enfoque tecnológico, basado en la inteligencia y posiblemente con el apoyo de grupos especializados, e incluso de otras naciones como Estados Unidos o Israel. Es imperativo encontrar una solución efectiva para combatir la violación de las leyes y recuperar la estabilidad de nuestro país.

Es evidente, que la globalización nos coloca en una encrucijada en la que debemos detener la inseguridad pública. De lo contrario, perderemos la oportunidad que el extranjero llama “el momento mexicano”, un período propicio para aprovechar el nearshoring, las inversiones, especialmente en medio de la rivalidad comercial entre China y Estados Unidos. Sin embargo, si no garantizamos seguridad a los inversionistas, ejecutivos y turistas, desaprovecharemos esta coyuntura única.

La situación es clara: si no damos garantías y seguridad, si no atraemos inversiones y demostramos ser un lugar seguro para el comercio y el turismo, estamos arruinando la oportunidad de mejorar nuestra economía y convertirnos en una potencia industrial y exportadora. Si no actuamos, nos hundiremos en la mediocridad, la pobreza y el retroceso.

En este contexto, es crucial reflexionar sobre cómo actuar dentro de la globalización. Pero antes de mirar hacia afuera, debemos resolver nuestros problemas internos, limpiar nuestra propia casa. Debemos poner orden y paz en nuestro país para avanzar hacia el progreso. Esta reflexión surge a raíz de los numerosos comentarios que he recibido acerca de lo que los candidatos a la presidencia de México deben hacer en los próximos meses.

ES MAS QUE PRIORITARIO ENFRENTAR LA REALIDAD DE LA INSEGURIDAD,  ES URGENTE QUE EL GOBIERNO ASUMA SU ROL COMO RESPONSABLE DE LA SEGURIDAD PÚBLICA.  

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