A pocos días de las elecciones en Estados Unidos, la participación anticipada ha marcado cifras históricas, con más de 66 millones de votantes que ya emitieron su voto en persona o por correo. Este volumen representa el 43% del total de votantes de 2020, un fenómeno que anticipa una gran participación este año y que podría extender el proceso de conteo, especialmente si las encuestas, que indican una contienda cerrada, resultan precisas.
Las preferencias de votación anticipada siguen un patrón partidista: los republicanos se inclinan por el voto presencial, mientras que los demócratas dominan el voto por correo. Hasta ahora, 35.7 millones de personas han votado en persona, en su mayoría afiliadas al partido republicano, y de las 66.9 millones de boletas enviadas por correo, los demócratas han entregado la mayoría. Además, la participación femenina es notablemente alta en estados clave, lo que podría favorecer a Kamala Harris, quien lidera en apoyo entre las mujeres, aunque los republicanos han incrementado su movilización en comparación con 2020.
En estados como Nueva York, Virginia y Carolina del Norte, las largas filas se han vuelto comunes. Cada estado aplica sus propias reglas de votación anticipada y solo 26 difunden la afiliación partidista de los votantes. En esos estados, los demócratas llevan una ligera ventaja en el voto anticipado, con un 38.7%, seguidos de los republicanos con un 36%, y los independientes con un 25.4%. Esta diferencia es considerablemente menor que la que tuvieron los demócratas en 2020, lo que podría reflejar un cambio en los hábitos de votación tras el impulso que los republicanos han dado al voto anticipado.
Las recientes encuestas muestran que Harris lleva una ventaja en el voto femenino, lo que representa un cambio respecto a la elección anterior. Sin embargo, los republicanos están movilizados y tienen ventaja en estados clave como Carolina del Norte, Georgia y Arizona, mientras que los demócratas destacan en Wisconsin y Pensilvania, siendo este último el estado que podría definir el resultado electoral. En Pensilvania, el margen es muy estrecho y la situación no está clara, con apenas una ventaja de entre 0.3 y 0.5 puntos a favor del candidato republicano, según agregadores de encuestas como FiveThirtyEight.
Ambos candidatos están enfocados en los últimos días de campaña en los estados más disputados. Kamala Harris ha programado mítines en Georgia y Carolina del Norte, y dedicará el último día de campaña a Pensilvania, con eventos en Allentown, Pittsburgh y Filadelfia. Donald Trump, por su parte, tiene una agenda aún más intensa, con múltiples eventos en Carolina del Norte y Pensilvania, concluyendo su campaña en Míchigan.
La inmigración es uno de los temas más polarizantes en esta elección. Trump, desde su campaña en 2016, ha centrado su mensaje en la construcción de un muro fronterizo y en un discurso de mano dura contra la inmigración irregular, una postura que encuentra amplio respaldo entre los republicanos. Harris, aunque en el pasado mantuvo una postura más moderada, ha adoptado un enfoque más rígido en respuesta a las presiones en ciudades demócratas como Nueva York y Chicago, donde la llegada de migrantes ha generado tensiones en los servicios sociales.
Las encuestas reflejan que la inmigración es de gran importancia para los votantes republicanos, con un 90% que considera el tema crucial, mientras que solo el 50% de los demócratas y el 68% de los independientes lo ven de esa forma. La preocupación por la inmigración ha empujado a los demócratas a adoptar medidas más estrictas para apaciguar a los votantes, a pesar de que los datos muestran una disminución en la entrada de migrantes en los últimos meses. La crisis migratoria sigue siendo un elemento decisivo en la narrativa republicana y un desafío para los demócratas, quienes intentan equilibrar la realidad de la situación en la frontera con sus propias posiciones políticas.
La recta final de la contienda electoral en Estados Unidos refleja un panorama de participación sin precedentes y una intensa polarización en torno a temas clave como la inmigración, el voto anticipado y la movilización partidista. La alta participación en el voto adelantado subraya la relevancia de los problemas económicos, migratorios y sociales que definen esta elección, dejando en claro que ambas campañas han movilizado a sus bases de manera estratégica. No obstante, la distribución de preferencias por estados clave indica que la elección se decidirá en un puñado de territorios donde los márgenes son ajustados, especialmente en Pensilvania, Georgia y Arizona. La complejidad de este proceso, con resultados posiblemente retrasados, revela una democracia en la que las reglas, los patrones de voto y las expectativas de los ciudadanos siguen evolucionando.
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