El peso mexicano ha sufrido una fuerte caída, alcanzando su nivel más bajo en dos años

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El peso mexicano ha sufrido una fuerte caída, alcanzando su nivel más bajo en dos años

Incertidumbre global y su impacto en la economía mexicana ¿qué está pasando con el peso mexicano?

En la agitada jornada de la semana pasada, los mercados globales sufrieron una caída generalizada, arrastrando consigo a la mayoría de las monedas, especialmente las de los países emergentes. Sin embargo, la moneda que más sufrió fue el peso mexicano, el cual experimentó una depreciación significativa en comparación con otras divisas de países con condiciones económicas similares.

El peso mexicano ha sufrido una fuerte caída, alcanzando su nivel más bajo en dos años, cotizando brevemente por encima de las 20 unidades por dólar.

Esta situación ha generado inquietud en México, ya que la relación económica con Estados Unidos y la liquidez del peso lo han convertido en el blanco principal de los inversionistas en momentos de incertidumbre.

El desencadenante de este turbulento episodio se remonta a la decisión del Banco de Japón de aumentar su tasa de interés de referencia, la cual pasó de un rango entre 0 y 0,1% a un 0,25%. Este cambio afectó de manera considerable al peso mexicano, ya que muchos inversionistas venían realizando operaciones de “carry trade”, una estrategia financiera que implica pedir prestado en una moneda con baja tasa de interés, como el yen japonés, para invertir en otra con una tasa más alta, en este caso, el peso mexicano, con su tasa de 11%. Al percibir un mayor riesgo en la economía mexicana, muchos inversionistas optaron por regresar sus inversiones al yen, lo que ocasionó la depreciación del peso.

Este movimiento se vio intensificado por un informe de empleo en Estados Unidos que reveló la creación de solo 114,000 empleos en julio, una cifra significativamente inferior a los 175,000 previstos. Este dato avivó los temores de una posible recesión en la economía estadounidense, lo que tendría un impacto directo en México, dado que es su principal socio comercial. Ante este panorama, los inversionistas buscaron refugio en otras monedas más seguras, lo que provocó una mayor presión sobre el peso.

Adicionalmente, la característica de alta liquidez del peso mexicano lo convierte en un objetivo fácil para los inversionistas que desean reducir su exposición a los mercados emergentes. Según datos del Banco Internacional de Pagos (BIS), el peso es la decimosexta moneda más negociada a nivel mundial y la tercera entre las economías en desarrollo, solo por detrás del renminbi chino y la rupia india. A diferencia de estas monedas, el peso mexicano se negocia las 24 horas del día durante cinco días a la semana, lo que lo convierte en una opción accesible para quienes buscan salir rápidamente de sus posiciones en mercados emergentes.

México ha vivido episodios financieros que pocos países comprenderían. Por ejemplo, en junio de 2016, el peso mexicano sufrió una depreciación del 7% frente al dólar tras el referéndum del Brexit en el Reino Unido. Aunque la moneda recuperó parte de su valor al día siguiente, semanas después volvió a caer en respuesta a un intento de golpe de Estado en Turquía. En ambos casos, la volatilidad del peso no estuvo directamente relacionada con la situación en México, sino con su papel como moneda de referencia para los mercados emergentes.
Más recientemente, la moneda mexicana también se ha visto afectada por factores internos. En junio de 2024, tras las elecciones en las que el partido oficialista Morena y sus aliados obtuvieron una mayoría en el Congreso, el peso cayó un 10% frente al dólar. Los inversionistas percibieron el resultado electoral como un riesgo para la estabilidad económica y reaccionaron con temor, lo que debilitó aún más la moneda.

El peso seguirá siendo vulnerable en el corto plazo, ya que una desaceleración en Estados Unidos afectaría negativamente las remesas y las exportaciones mexicanas. Además, la reducción en el atractivo del carry trade podría seguir alimentando la volatilidad de la divisa mexicana.
En el contexto de la economía estadounidense, hay indicios claros de que el país está al borde de una recesión. La Reserva Federal (Fed) ha sido criticada por no reducir las tasas de interés en su última reunión, lo que algunos expertos consideran un error. Aunque la inflación ha disminuido gradualmente, la Fed ha sido reacia a reducir las tasas por temor a actuar prematuramente. Sin embargo, la situación económica se ha deteriorado, y muchos creen que un recorte de las tasas en la próxima reunión de la Fed en septiembre es necesario para evitar una recesión prolongada.

La tasa de desempleo en Estados Unidos ha aumentado en los últimos meses, lo que ha activado la “regla de Sahm”, un indicador que sugiere que una recesión podría estar en marcha. Aunque algunos economistas consideran que la situación podría no ser tan grave, la creciente incertidumbre económica y el deterioro de los indicadores económicos apuntan a un riesgo real de recesión.

En este escenario, la política monetaria de la Fed juega un papel crucial. Muchos expertos abogan por un recorte significativo de las tasas de interés para mitigar el riesgo de una recesión. Sin embargo, la decisión podría verse influenciada por consideraciones políticas, dado que Estados Unidos se encuentra en un año electoral. A pesar de esto, la necesidad de actuar rápidamente para evitar una recesión económica es cada vez más apremiante.

En México, el Banco de México (Banxico) ha seguido un enfoque más cauteloso en su política monetaria. Recientemente, Banxico decidió recortar su tasa de interés en 25 puntos base, situándola en 11%. Este recorte, el primero en tres años, se da a pesar de que la inflación en México sigue por encima del rango meta del banco central. La decisión fue tomada en medio de un proceso desinflacionario en el país, aunque persisten riesgos como la depreciación cambiaria y las presiones de costos.

En definitiva, la situación actual del peso mexicano refleja una confluencia de factores internos y externos que han llevado a la moneda a niveles de alta volatilidad. La interconexión económica con Estados Unidos, la liquidez del peso en los mercados internacionales y las decisiones de política monetaria tanto en México como en otras economías globales, son elementos que seguirán determinando el comportamiento del tipo de cambio en los próximos meses. Estaremos atentos.

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