Partidos políticos y el agua para sus molinos | Con Peras y Manzanas por Esteban Vanegas

HomeCOLUMNAS

Partidos políticos y el agua para sus molinos | Con Peras y Manzanas por Esteban Vanegas

Partidos políticos y el agua para sus molinos.

Por: Esteban Vanegas

 

Ya han culminado las primeras semanas del proceso de sucesión presidencial con las candidatas que, durante 6 meses, intentarán bajo cualquier ángulo ser lo más atractivo posible al electorado para obtener el tan anhelado y a veces subvalorado voto de los casi 100 millones de mexicanos que podrán ejercer su derecho. Lamentablemente, solo el 50% lo hará. Eso sí, la apatía hacia los partidos políticos y la clase política, aunada al contraste de la exagerada expectativa depositada en los gobernantes y sus resultados, no ocasiona que baje la participación aún más.

Con ello quiero que, juntos, mi querido lector, analicemos los objetivos de cada una de las partes. No me referiré al objetivo básico de ganar elecciones. Vayamos a procesos más estratégicos, entendiendo que una elección es solo parte de la Política Real. El resultado no solo se mide en victorias, votos o escaños conseguidos, sino que cada elección es la posibilidad de corregir la anterior y posicionar la próxima. Por lo tanto, cada partido y candidato pueden tener metas específicas a desarrollar.

Ante la imposibilidad del PAN, PRI y PRD de ganar posiciones de forma individual en algunos Estados en 2018, ensayan un experimento en la elección del 2021, donde su meta principal fue la de probar una nueva maquinaria en la que se juntarían las fuerzas antagónicas desde 1988 al 2018 para hacer frente, con relativo éxito, a la ya instaurada 4T.

Y es que los verdaderos problemas se tornarán evidentes al intentar pasar de un frente electoral opositor con el único objetivo de ganar elecciones al proponerse ser una opción real para gobernar un país complejo. Un discurso de “Somos diferentes a los actuales” será insuficiente, más aún entre un electorado que otorga las peores calificaciones a los partidos predominantes del frente, lo cual hace notar la gran distancia que existe entre los postulantes y Xóchitl Gálvez. Mientras ella busca desmarcarse, estos buscan a toda costa monopolizar su campaña desde el interior, orquestado por su coordinador de campaña, el ex aspirante Santiago Creel.

Pareciera entonces que el 2024 es para el rebautizado Frente de Corazón y Fuerza por México un “ahora o nunca”, puesto que corre el riesgo de perder la poca confianza obtenida en el 2021. Mientras que, para los partidos, es el último bote salvavidas de sus dirigentes nacionales.

Las cosas no son muy diferentes entre los arquitectos de la 4T, y es entendible desde la óptica en la que el sistema político mexicano ha recibido una sacudida de tal magnitud que permitió a un partido de nueva creación estrenarse con una victoria abrumadora. De ese mismo tamaño es la cuesta para transformarse de un movimiento a un instituto político sin importar vicios originarios de las vastas corrientes que lo conforman. Por ello, el simbolismo en la entrega de mando por parte del todavía Presidente Andrés Manuel López Obrador a la entonces Coordinadora de los comités de defensa y hoy precandidata Claudia Sheinbaum no fue únicamente una fotografía, sino el inicio de la metamorfosis.

Se observan dos grandes metas de los personajes que lideran el movimiento. Por una parte, la exigencia de resultados en ambas cámaras para culminar las últimas semanas del primer mandato de izquierda con mayoría absoluta y complementar el “plan C”. La otra meta corresponde a los procesos internos mediante los cuales se creen procesos sanos de transición y postulación de candidatos. En pocas palabras, no bastará ganar, ni siquiera contundentemente, si existiera alguna fisura, ya que, por mínima que sea, puede representar el talón de Aquiles para los años venideros.

Por último, y no menos importante, he dejado el tema más controversial, que quizás ameritaría una columna completa destinada a los incentivos y metas del partido que se presenta como la opción ciudadana y diferente a lo tradicional, por lo menos desde su bombardeo poco medido en redes sociales y medios de comunicación no convencionales. Movimiento Ciudadano y su líder moral Dante Delgado tienen quizás las decisiones más importantes que tomar desde su fundación. Como en los casinos y la bolsa de valores, el riesgo paga más, y mientras más se cosechan réditos, aumenta la posibilidad de verdaderamente pegarle a una buena inversión.

Así pues, mi querido lector, pensemos en MC no en virtud de las nada despreciables dos gubernaturas que ostentan, sino de la carta altamente competitiva para intentar hacerse de la Presidencia de la República en 2030, el alcalde de Monterrey Luis Donaldo Colosio Riojas.

Sus intereses son muy claros: permanecer en la arena pública y competitiva para permitir que su oportunidad madure sin involucrarse en la política de la oposición, ya que consideran que el Frente los necesitará más a ellos que ellos a los partidos tradicionales. Mientras Samuel García deja de ser la “Tercer Opción” para convertirse en “La Opción” sin darle argumentos al cerco mediático que asegura que son comparsa de Palacio Nacional.

Por el momento, ya podemos vislumbrar qué busca cada partido político y que lo de menos es cuantificar el agua que llevan a su molino. Mientras que el verdadero reto de mi lector será el de identificar su procedencia, calidad y, sobre todo, si el flujo continuará durante varias décadas o esta elección determinará la sequía permanente de todos los involucrados.

COMMENTS

WORDPRESS: 0
DISQUS: