Ley para la Concurrencia, ¿una ocurrencia? | Monitor por Alan Castro Parra

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Ley para la Concurrencia, ¿una ocurrencia? | Monitor por Alan Castro Parra

Ley para la Concurrencia, ¿una ocurrencia?

 

El pasado jueves fue un día productivo en el Congreso del Estado, se nombró a José Luis Romero Elías como encargado de despacho del Órgano Interno de Control del ISAF, hasta cuando se tome protesta a la persona que el Congreso designe como titular.

También, se turna a comisiones el proyecto para elevar a rango constitucional el sistema de becas para todos los niveles de educación estatal, además, se garantiza que el presupuesto asignado será progresivo y no podrá disminuirse respecto al ejercicio fiscal.

Pero, sin lugar a dudas, el tema principal que en el pleno fue la Ley para que el próximo Gobernador, por única ocasión, sea electo en 2027 por un período de tres años, a efecto de hacer concurrentes las votaciones de Gobernador y Presidente en 2030.

Esta iniciativa presentada por el titular del Ejecutivo el pasado septiembre fue aprobada por mayoría calificada por el Pleno del Congreso, registrando 25 votos a favor y siete en contra, reformando el Artículo 22 de la Constitución local de Sonora.

Dentro de la exposición de motivos de esta Ley se habla del gran interés que despierta una elección presidencial, por lo cual concurrir las elecciones generarán un entusiasmo social y mayor participación de la jornada electoral para la gubernatura.

Así mismo, se habla sobre el problema respecto a la poca participación social que se presenta durante los comicios electorales donde se elige gobernador, a diferencia de los procesos electorales locales intermedios que son concurrentes con la presidencial.

Este proyecto, será enviado a los 72 ayuntamientos para su aprobación por la mitad más uno de estos, es decir 37 cabildos municipales, en el caso será enviada a publicación para su entrada en vigor, previa publicación en el Boletín Oficial del Estado.

En la discusión del proyecto, la diputada Rosa Elena Trujillo consideró que no se cumplieron criterios fundamentales para presentar esta reforma, principalmente la poca asociación de la iniciativa, pues el ejercicio de parlamento abierto realizado fue simulación.

Otra voz discordante fue la de la legisladora panista Alejandra López Noriega, quien calificó como una iniciativa inoportuna, porque no se explica el sentido de la urgencia, pues para aplicarse en 2027, podía haberse aprobado incluso hasta junio del 2026.

En la sesión del Congreso por supuesto que también hubo voces que defendieron la reforma, sobre todo argumentando un ahorro en costos, sin embargo, he de decir que no escuche ninguna justificación o argumento sólido de dicha iniciativa, ni a favor ni en contra. 

El mes de septiembre, cuando se presentaba este proyecto se hablaba también de que una gubernatura concurría con dos Presidentes de la República, uno saliente y uno entrante, por lo cual muchas veces se descomponía una relación institucional.

Sin embargo, así como podemos decir que tener simultáneamente un gobierno federal afín a tu proyecto político, también podría ser que seis años tengas una mala relación con la federación y por ende, mala coordinación con el Presidente de la República.

Ahora, si el tener buen entendimiento y coincidir con un mismo proyecto político a nivel federal fuera una garantía de beneficios para una entidad, no le estaría pasando esto a muchos estados donde actualmente están todos los astros alineados de Morena.

En mi punto de vista, la concurrencia de la elección presidencial y del gobierno estatal en el 2030 no es una ocurrencia, pues más allá de los motivos que busquen justificar dicha homologación, su trasfondo político es lo que le da el valor a dicha reforma.

Primeramente, porque al reducirse el periodo de la próxima gubernatura a tres años, reduce también su atractivo político considerablemente e incluso, descarrila aspiraciones electorales tanto de actores políticos de su proyecto como de la ahora inexistente oposición.

En ese sentido consideramos que con esto el gobernador está prácticamente blindando su cierre de gobierno, llegando a su sexto año sin compromisos y sin polarizarse entre grupos y partidos, incluso bajando la efervescencia electoral de ese proceso.

Y es que quienes sueñan con ser los sucesores de Alfonso Durazo están en un dilema, ¿buscar la próxima gubernatura de tres años o esperarse todavía más para la de seis años?, lo cual obliga a reconfigurar sus estrategias incluso este próximo 2024.

Es fácil futurear y caer en el juego de la especulación, pero sin lugar a dudas un estadista debe prever los futuros escenarios y trazar los planes para ir consiguiendo metas o en este caso, posiciones políticas, senaduría, gubernatura y hasta la presidencia.

Podremos estar de acuerdo o no con el gobernador que empatar las elecciones de presidente y gobernador traerá menos gasto público y mayor participación electoral, pero en lo que no coincidimos es que ese sea realmente el verdadero motivo de dicha reforma.

Entonces, para ir cerrando podemos resumir que la ley de concurrencia permitirá al gobernador blindar su salida, abaratar la próxima gubernatura y descarrilar a la posible oposición, claro que esto también contempla lograr algo muy difícil en política.

Me refiero a la posibilidad de caer en la tentación de dejar sucesor en el palacio de gobierno, pues al no tener tantos tiradores es pertinente que alguien de toda su confianza continúe con su proyecto y en su caso, concluya alguna obra o pendiente de su gobierno.

Pero si no es el caso, tampoco el gobernador se desgastará en imponer a algún candidato cercano, al contrario, se ahorraría ese desgaste político que genera la designación de una candidatura como la del gobernador y por supuesto, eso legitimará el proceso.

Finalmente creo que esta ley de concurrencia es parte de la transformación del sistema político al menos del estado, donde el proyecto obradorista buscará permanecer en el poder un 2027 ya sin la presencia de su líder moral Andrés Manuel López Obrador.

Pues básicamente será la primera elección sin un protagonismo tan eclipsante de AMLO, como las dos últimas décadas del país, por lo cual quienes quieren perpetuarse como proyecto político se tendrán que rascar ahora sí, con sus propias uñas. Es cuanto.

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