El regreso de Donald Trump despierta preocupaciones, pero México es mucho más que los impulsos de un presidente estadounidense. Es momento de dejar atrás las quejas y adoptar medidas concretas para mitigar las consecuencias.
La estabilidad de México no debe depender de percepciones catastrofistas que, más que Trump, pueden generar crisis. La economía mexicana, entre las 13 más grandes del mundo, seguirá siendo relevante incluso tras este mandato. Este realismo no minimiza los desafíos, pero permite enfrentarlos con equilibrio.
No se trata de una confrontación entre países, sino de visiones dentro de Estados Unidos. Trump no representa a toda la nación; su agenda enfrenta resistencia en estados e instituciones clave. Ejemplo de ello es la rápida oposición a medidas como eliminar la ciudadanía por nacimiento. Este contexto limita el alcance de sus políticas.
México tiene fortalezas significativas. Con una economía comparable en tamaño a la de Rusia, el país es clave en la región. Su estabilidad política y posición como la segunda nación más poblada del hemisferio consolidan su importancia estratégica. Brasil, sin tratado comercial con EE.UU., ha crecido más; México también puede adaptarse.
Esto no significa ignorar los riesgos. El modelo de integración productiva con el mercado estadounidense sigue siendo esencial, pero prepararse no implica asumir un naufragio inevitable. La adversidad puede generar oportunidades.
La reestructuración de la red consular mexicana puede fortalecer el cabildeo entre la comunidad latina en EE.UU. Además, los esfuerzos para atender migrantes y deportados están sentando bases logísticas con beneficios a largo plazo.
Los señalamientos de Trump sobre cárteles podrían reforzar la campaña de Claudia Sheinbaum contra el crimen organizado. Coordinarse con autoridades estadounidenses puede transformar este problema binacional en un esfuerzo conjunto.
Otro punto positivo es el impulso a combatir la piratería y fomentar la sustitución de importaciones en industrias clave como textiles y calzado, generando beneficios para empresarios y trabajadores.
El enfoque de Sheinbaum ha sido ejemplar. En sus conferencias, ha desglosado las acciones frente a Trump con precisión. Ha mantenido un balance entre dignidad nacional y responsabilidad económica, priorizando el bienestar de la población. Su liderazgo transmite realismo, cualidad reconocida por mercados y sociedad.
México es más que su relación con EE.UU. Aunque enfrentará momentos difíciles, las respuestas y actitudes que construya podrían generar avances significativos. Con estrategias bien definidas, el país está preparado para sortear turbulencias y consolidar su lugar en el escenario global.
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