EDITORIAL | Sonora, epicentro del nuevo entendimiento nacional

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EDITORIAL | Sonora, epicentro del nuevo entendimiento nacional

La presencia de la presidenta Claudia Sheinbaum en Hermosillo no fue un gesto de cortesía ni una visita más para cumplir agenda. Fue, en los hechos y en los símbolos, la confirmación de que Sonora se ha convertido en el epicentro de un nuevo entendimiento político entre el centro y la periferia, entre la Federación y los estados que no sólo acompañan la transformación nacional, sino que la interpretan, la impulsan y la aterrizan con eficacia.

Claudia Sheinbaum confía en Alfonso Durazo, y Alfonso Durazo ha sabido estar a la altura de esa confianza. La relación no es nueva, pero ahora es estratégica. Y eso se nota en los temas, en los proyectos, en los tiempos. No es coincidencia que Sonora haya sido uno de los estados más visitados por la presidenta en su primer año de gobierno. Tampoco lo es que aquí se concentren algunos de los proyectos más ambiciosos de la llamada Cuarta Transformación: el Plan Sonora de Energías Sostenibles, el auto eléctrico Olinia, los hospitales del IMSS, el hospital yaqui, los polos de desarrollo del bienestar.

Pero más allá de las obras, lo que se construye es una manera de gobernar. Una en la que la coordinación institucional sustituye al desencuentro, y en la que los liderazgos locales no piden atención con estridencia, sino que la obtienen con resultados. Eso ha hecho Durazo: mostrar que se puede ser leal sin ser subordinado, eficaz sin protagonismos, cercano al proyecto nacional sin perder el acento sonorense.

Y la presidenta lo ha entendido. Por eso regresa. Por eso respalda. Por eso, cada vez que viene a Sonora, lo hace con anuncios, con inversión, con tiempo para escuchar. El mensaje es claro: aquí sí hay condiciones para transformar desde abajo, para consolidar un modelo que no se quede en el discurso, sino que se vea, se toque, se mida.

Lo mismo ocurre con la seguridad. En semanas recientes, Sonora ha reportado reducciones sostenidas en delitos de alto impacto. Pero el dato aislado no explica el fenómeno. Lo explica la estrategia. Lo explica la coordinación entre niveles de gobierno, la visión de Estado, y, sí, también el vínculo político que permite alinear prioridades sin distraerse en disputas.

Lo que se está viviendo en Sonora no es un favor político, es una fórmula de gobierno. Un modelo en el que el gobierno federal reconoce en el estado un espacio confiable para sembrar las semillas del nuevo desarrollo. Y donde el gobierno estatal ha sabido responder con resultados, con sobriedad y con visión.

Hoy, Sonora es mucho más que una entidad beneficiada. Es, en los hechos, un laboratorio de la transformación, una prueba de que el entendimiento entre gobiernos no sólo es posible, sino deseable. Y que la política, cuando se ejerce con altura, también puede construir nación.

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