Por Luis Fernando Heras Portillo
Desarrollador de negocios
En esta que pudiéramos considerar la primera parte de los polos de desarrollo turístico —solo para tener el contexto y compararlos con los que se pretenden hacer como polos de desarrollo en todo el país, pero en distintas materias, sobre todo industrial, comercial y de servicios— hay un antecedente en México: los polos de desarrollo turístico que se hicieron en los años 70.
Fíjese nada más usted, en 1968 el gobierno mexicano lanzó un proyecto estratégico para diversificar la economía nacional. En aquel entonces —le hablo de 1968, la época de los movimientos estudiantiles, las Olimpiadas y todas esas cosas— se apostó al turismo como una vía para diversificar la economía, ya que dependía fundamentalmente de la industrialización y de la sustitución de importaciones. Entonces se crea el Fondo Nacional de Fomento al Turismo, lo que hoy conocemos como Fonatur. Esto es importante porque ahí se diseñó lo que hoy conocemos como Cancún, como un centro integralmente planeado, con financiamiento del BID (Banco Interamericano de Desarrollo), que otorgó un crédito inicial —fíjese nada más usted— de 17 millones de dólares en 1970. ¿Qué tal? Una bicoca para lo que son los desarrollos turísticos.
El proyecto buscaba aprovechar la ubicación geográfica privilegiada de Cancún —playas de arena blanca, el agua turquesa y cristalina del Caribe, clima cálido, promedio de 27 grados—. Apostaron por meterle dinero del gobierno federal. Lo mismito que se pretende hacer ahora con los polos de desarrollo para el bienestar, solo que enfocados a 100 ciudades en toda la República Mexicana. Es importante no perder de vista este contexto porque Cancún nació entre 1968 —cuando se tomó la decisión— y 1974, cuando empezó operaciones. Y aquí un dato interesante: Cancún en aquel entonces, en 1968, tenía —se va a reír usted como lo hago yo— apenas 232 habitantes. Era un pueblito “pichurriento”, como diríamos en el norte, (pichurriento significa chiquito, no se vaya a ofender).
En 1969 se inició la construcción de infraestructura básica: carreteras, electricidad, agua potable. Se creó una franja de 27 km a lo largo de la isla de Cancún —prácticamente una isla, una especie de península—, eliminando 370 hectáreas de selva y manglares para dar paso a los primeros hoteles. El primer hotel fue el Oasis, inaugurado en 1970. Imagine: en medio de la nada, en la arena, así como arrancó Puerto Peñasco aquí en Sonora. Ese hotel marcó el inicio del desarrollo hotelero, atrayendo a los primeros turistas internacionales.
Después vinieron el Playa Blanca en 1974, el Hotel Aristos en 1975. El primer hotel internacional fue el Club Med en 1976 y luego llegó el Hotel Camino Real (mexicano, pero fifí) en 1978. Y de ahí a la fecha, a Cancún no lo para nada ni nadie. Es un polo turístico de relevancia mundial. Para dimensionar: en 1974 ya tenía 1,322 habitaciones; en 1981, 5,225; en 1984, 6,000; en 2015, 35,000; en 2019, 33,430 habitaciones. ¿Qué tal? Por eso Cancún es lo que es hoy en el turismo mexicano y mundial, gracias a haber sido un polo de desarrollo para el bienestar. Así lo vamos a llamar para que no se agüiten los que luego se pican. Iba a decir “los chairos”, pero no, voy a decir Sheinbaum —para que no se agüiten— porque estoy hablando bien de los polos de desarrollo. Esta es la importancia y trascendencia de Cancún.
Ya hablaremos de otros detalles, pero es vital entender que en 1974 Cancún recibió cerca de 100,000 visitantes. Usted dirá: “Luis Fernando, eso no es nada”. Sí, pero era el arranque. Ya para 2007 tenía 3 millones de visitantes. En 2017, 4.7 millones de visitantes. Y ahora, en 2024, Cancún consolidó prácticamente más de 10 millones de visitantes extranjeros y nacionales, con una derrama económica anual de 4,000 millones de dólares. Eso representa el 25% del turismo en México.. ¿Cómo le quedó el ojo? Ese es un polo de desarrollo turístico. Y espero seguir con muchos más. Probablemente haré cinco o seis videos para hablar de uno por uno. Esos son los polos de desarrollo.
Los que conocemos Cancún —y usted, si ha ido, lo sabrá— entendemos la importancia de los resorts, los todo incluido, los boutique, los caros, los baratos. Es clave entender que la conectividad también influye. Por eso el Aeropuerto Internacional de Cancún es uno de los más activos de América Latina. Tiene 200 vuelos diarios, lo que equivale a 6,000 al mes y casi 100,000 vuelos al año. ¿Qué tal? Llegar a Cancún es fácil desde EE.UU., Canadá, Europa, Sudamérica o cualquier ciudad de México.
Ya le dije que hay unos 200 hoteles. Y si tuviera que mencionar los 10 más importantes, serían:
- Gran Fiesta Americana Coral Beach Cancún: Playa privada, restaurante francés, spa, zona hotelera, entre 400 y 600 dólares por noche.
- Live Aqua Beach Resort Cancún: Sensorial, con albercas, moderno, solo para adultos, entre 400 y 700 dólares.
- Secrets The Vine Cancún: Exquisito e interesante.
- The Ritz-Carlton: Cadena internacional de lujo, modelo para otros resorts como Las Palomas en Puerto Peñasco.
- Hotel Xcaret México: Todo incluido, desde 500 dólares.
- Le Blanc Spa Resort Cancún: De 528 a casi 800 dólares por noche.
- Nizuc Resort: Lujo, cultura maya, privacidad, de 400 a 700 dólares.
- Hard Rock Hotel Cancún: Desde 350 dólares.
- Moon Palace Cancún: Actividades, golf, albercas, de 350 a 550 dólares.
- Paradisus Cancún: Diseño maya, playa privada (aunque no existen en México), de 300 a 500 dólares.
Como ve, Cancún es mucho más que hoteles y playas. Ya le platicaré más, pero es fundamental entender que Cancún es un polo de desarrollo porque en algún momento el gobierno de México decidió hacer la “marcha al mar”. Es decir, invertir desde el entonces Distrito Federal (hoy Ciudad de México), donde están todos los poderes, para desarrollar el mar, apostarle a un polo turístico estratégico. México no tenía experiencia en desarrollos turísticos de playa y fue todo un éxito gracias a Fonatur. En otras playas pasó algo similar, ya le contaré.
Hoy, todo esto cobra relevancia porque la presidenta de México, junto con empresarios, lanzó el Plan México, y uno de sus ejes es crear polos de desarrollo para el bienestar. Son polos de desarrollo económico para generar progreso, empleos, inversiones y captar el *nearshoring*. Por eso doy este antecedente de los polos turísticos: porque son una inversión probada. El gobierno federal y el de la presidenta Sheinbaum deberían apostarles ya, porque son seguros. Y se lo seguiré contando en próximos videos: Puerto Vallarta, Riviera Nayarit, Mar de Cortés, Los Cabos, La Paz, Puerto Peñasco, San Carlos, Guaymas, Mazatlán…
El turismo tiene un valor incalculable en el desarrollo económico de México. Estos son polos de desarrollo donde no hay pierde, porque la inversión privada llega después de que el gobierno toma la decisión. Y ya no hay quien los pare. Ahí está la prueba: la industria sin chimeneas, la más placentera, donde todos buscamos algún día descansar. Así de interesante.
Me parece atinada la decisión de invertirle a las ciudades, de apostarle a la economía. Porque si no, ¿de qué van a vivir todos esos que solo reciben becas? Y no me refiero a los adultos mayores, sino a quienes no las merecen o se las clavan y las usan para otros fines, como los partidos políticos.
En mi próxima colaboración voy a exponer los argumentos específicos del crecimiento que pudiera tener la Riviera del Mar de Cortés para intetnat todos los actores del sector turístico, privado y gubernamental, llegar a visualizar una zona de desarrollo turístico de mediano y largo plazo, similar a la Riviera Maya, donde se encuentra Cancún.
Gracias por leerme. Soy Luis Fernando Portillo, desarrollador turístico, enamorado del turismo —como se nota— y muy agradecido de que me lea, opine y comente.
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