PILAR POLÍTICO | Etchojoa y el fantasma de Madero

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PILAR POLÍTICO | Etchojoa y el fantasma de Madero

Por Jesús Donaldo Guirado

En los pasillos del Ayuntamiento de Etchojoa ya no se habla en voz baja. El rumor se ha vuelto constante: se cree que el alcalde Arturo Robles tiene una extraña fascinación con la figura de Francisco I. Madero. No por sus ideales democráticos, sino —dicen algunos— por su manera de gobernar: rodeándose de familiares, repitiendo estructuras y confiando a ciegas en quienes terminaron traicionándolo.

Y es que, al parecer, Robles sigue al pie de la letra ese mismo libreto. Ha colocado a buena parte de su familia en el gobierno municipal, tal como en su momento lo hizo Madero. El primo de Arturo Robles Higuera ocupa el puesto de director de Recursos Humanos, Noé Higuera, y los cargos en el Ayuntamiento se han repartido como si se tratara de un pastel entre amigos y parientes, traicionando así los principios fundamentales de Morena. Curiosamente, uno de los pocos cargos que no pasó por sus manos fue el del OOMAPASE (el organismo operador del agua), cuya dirección fue asignada desde la Oficina de Egresos, controlada por Plácido Castro.

Ahí, en el OOMAPASE, comienza otro capítulo de esta historia. Ciudadanos del municipio han señalado que dicho organismo no solo sirve para administrar el agua, sino también —y sobre todo— para inflar bolsillos. Uno de los nombres más mencionados es el del tesorero Alfredo Bustamante, a quien acusan de beneficiarse económicamente a través de dicho organismo. Dicen que esto se debe a que, en el Ayuntamiento, ya tiene fuertes señalamientos por parte del ISAF.

Pero eso no es todo. Otro motivo por el que algunos comparan a Robles con Madero es que repitió casi todo su gabinete, como hizo el expresidente al mantener a muchos porfiristas en su equipo. En Etchojoa, la mayoría de quienes llegaron en la primera administración siguen ahí, con la diferencia de que ahora también están acompañados por varios familiares del alcalde. Y, según versiones internas, entre ellos se facilitan la liberación de facturas, muchas veces sin seguir los procesos adecuados.

La historia nos recuerda que Gustavo Madero le advertía a su hermano: “Francisco, esas personas te van a traicionar”. A lo que él respondía con ingenuidad: “Dios y la patria no lo van a permitir”. Todos sabemos cómo terminó esa historia.

En Etchojoa, por el bien del municipio, esperemos que no lleguemos a ese punto. Porque si bien aún no hay traiciones al estilo de la Revolución, sí hay señales claras de desorden, gasto sin control y favoritismos. Y si el alcalde no escucha a su gente, al menos que escuche al ISAF, que ya le está tocando la puerta.

Solo esperemos que no se repita el caso y empiece a alucinar que está escuchando a espíritus políticos, como dicen que pasó con Madero, quien aseguraba que el espíritu de Benito Juárez le hablaba. O, mínimo, si llega a pasar, que esos espíritus lo hagan entrar en razón y no siga perdonando el despilfarro que —dicen— está sucediendo en estos momentos.

Aunque, claro, hay quienes aseguran que ni siquiera Arturo Robles es quien manda. Dicen que el verdadero poder lo tiene el tesorero, y que el alcalde no es más que su títere. Si eso es verdad, la situación es aún más grave: porque mientras unos se enriquecen, el municipio se estanca, y la gente observa, entre la frustración y el desencanto, cómo el poder se convierte en botín.

 

Álamos: juventud, elegancia y rumbo claro

Cuando se gobierna con visión, hasta el turismo tiene matices de política pública. El pasado fin de semana, Álamos vivió el primer Festival Gastronómico de su historia, y lo hizo no sólo con éxito, sino con una señal clara de lo que está pasando en este Pueblo Mágico: la recuperación de su energía, su elegancia y su vocación cultural.

Como lo hemos mencionado en entregas anteriores, Álamos está tomando un rumbo alentador. La juventud del alcalde Samuel Borbón —una virtud que muchos subestiman— ha sido una pieza clave para inyectar dinamismo a un municipio que parecía adormecido en el protocolo. Pero hoy, el municipio se mueve. Y no solo en redes sociales, sino en hechos palpables.

El festival arrancó el viernes 27 de junio con un acto protocolario que se sintió menos acartonado y más cercano. Luego, una cena de gala con platos que reflejaron creatividad y arraigo: desde un aguachile de rib eye hasta una inusual pero celebrada pizza de tamal de elote. Mientras tanto, el grupo versátil “Sonora Time” ponía el ambiente, haciendo que lo elegante no se sintiera distante.

El sábado 28 fue un despliegue: gastronomía, sí, pero también arte en hielo con Christian Salido, una obra de teatro que reafirmó el valor cultural de la ciudad, y música juvenil con el grupo “Venuz”. Cada evento, si se mira con detenimiento, representa una apuesta del gobierno municipal: elegancia (arte en hielo), cultura (teatro) y juventud (música). Tres pilares que parecen haber sido elegidos con intención, no por accidente.

Álamos, además de lucirse con sus calles engalanadas y stands gastronómicos, mostró algo más importante: hospitalidad. Porque de poco sirve tener talento y cultura si no se recibe al visitante con calidez, algo que el municipio hizo con generosidad hasta el cierre, el domingo, cuando “Grupo Morbo” le puso ritmo final al evento en el callejón del templo.

Este festival no fue solo un escaparate turístico. Fue una señal política. Álamos está cambiando, y lo está haciendo con formas distintas. Si Samuel Borbón logra mantener este equilibrio entre lo tradicional y lo innovador, entre lo joven y lo solemne, podría estar trazando una ruta de largo aliento. Porque gobernar, también es saber celebrar. Y Álamos, este fin de semana, lo hizo con estilo.

En Álamos no solo se están cocinando platillos; también se están cocinando ideas. Mientras el aroma del primer festival gastronómico aún se respira en las calles, el alcalde Samuel Borbón ya pone sobre la mesa una propuesta que, más allá del folclor, deja ver una visión distinta de gobernar: la creación del primer Centro de Rehabilitación Animal en el municipio.

El anuncio de la donación de una hectárea de terreno para que este proyecto comience a tomar forma no es menor. Habla de una administración que, al menos en el discurso y en los gestos, intenta romper con la política tradicional, esa que suele olvidar que los municipios también deben tener alma. Esta iniciativa le da a Álamos no solo un aire moderno, sino un matiz humanista, poco común en gobiernos municipales donde lo urgente suele comerse a lo importante.

Borbón, joven y en ascenso, parece entender que gobernar también es apostar por lo simbólico. Y en tiempos donde la política muchas veces carece de corazón, donar tierra para los que no tienen voz —los animales— puede parecer sencillo, pero encierra una señal: que la empatía también puede formar parte del poder. Veremos si esta corazonada se convierte en una obra concreta o si, como otros proyectos, se queda solo en buenos deseos y conferencias de prensa.

 

Agua, maquinaria y voluntad en Navojoa

En una ciudad donde por años la queja más común ha sido la escasez de agua y el rezago en los servicios de drenaje, la reciente inversión de 6.8 millones de pesos para equipar al OOMAPASN con maquinaria especializada no puede ser vista sino como un paso toral en el fortalecimiento de la infraestructura municipal. Navojoa, históricamente arrastrada por decisiones políticas erráticas y presupuestos menguantes, parece encontrar al fin un atisbo de dirección con esta acción concreta, más allá del proselitismo de ocasión.

Con la entrega de una excavadora, una retroexcavadora y un camión de desazolve, se atiende no solo una necesidad operativa, sino una deuda pretérita con la ciudadanía, que ha padecido las consecuencias de redes colapsadas, fugas interminables y un servicio que, por momentos, parecía propio de una distopía hídrica. La decisión de invertir en maquinaria —en lugar de seguir culpando a factores exógenos— refleja una voluntad administrativa poco común: fincar soluciones desde la raíz.

El alcalde ha sido enfático: esto es solo el principio. Y aunque toda declaración oficial debe leerse con la prudencia del análisis y no desde la ingenuidad del aplauso automático, sería mezquino no reconocer que esta acción concreta tiene implicaciones profundas. Equipar al organismo operador con herramientas modernas no solo permitirá una respuesta más ágil ante emergencias, también reduce la dependencia de terceros, genera ahorros a mediano plazo y —quizá lo más importante— permea una sensación de que el municipio empieza a sacudirse el letargo institucional que lo ha lastrado.

Desde una perspectiva técnica y política, esta inversión representa un viraje en la gestión pública local. El fortalecimiento de OOMAPASN responde a un modelo de gobernanza más orientado a la eficiencia que al clientelismo, y eso marca un contraste importante respecto a administraciones anteriores. A la luz de los desafíos hídricos que enfrenta el sur de Sonora, dotar de autonomía operativa al sistema de agua potable es una decisión estratégica. Permite no solo mejorar la prestación del servicio, sino también posicionar a la ciudad en un entorno más competitivo para futuras gestiones estatales o federales. Sin embargo, para que esta acción no quede como un ditirambo aislado, hará falta continuidad, mantenimiento, capacitación y, sobre todo, blindaje frente a la tentación de usar estos logros con fines espurios en coyunturas electorales venideras.

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