Por Alan Castro Parra
En política todo se ve, menos lo que realmente pesa. Detrás de los discursos, los acuerdos, las giras interminables y los reflectores encendidos, hay algo que rara vez se habla: la salud mental de quienes están al frente de las decisiones. Y aunque el tema suena casi tabú en el círculo del poder, cada vez es más evidente que urge ponerlo sobre la mesa.
En nuestra cultura política, no solo en Sonora sino en todo el país, se espera que los líderes sean firmes, incansables, blindados emocionalmente. Un político que muestra vulnerabilidad es fácilmente tachado de débil, pero, ¿quién aguanta tantos años de presión, ataques, desgaste, traiciones y responsabilidades sin que eso tenga un impacto en la salud?
Lo interesante es que ese velo de silencio parece estar empezando a romperse, un caso que vale la pena destacar y que sorprendió por su franqueza, fue el de Ernesto De Lucas Hopkins, quien recientemente en un evento público compartió que estuvo más de dos meses internado en una clínica de rehabilitación para tratar un trastorno emocional.
La confesión del “Pato” De Lucas no solo sacudió a muchos, sino que también sugirió abrir un debate que es necesario: el de la salud mental en la política. Pero Ernesto De Lucas no habló desde la debilidad, sino desde el valor de enfrentarse a uno mismo, su gesto puede marcar un antes y un después, no solo en su vida, sino en el ámbito local de la política.
Desde la campaña al Senado de la República, Ernesto De Lucas al sumar como suplente a Eva Aldecoa, experta en salud mental, no solamente daba visibilidad a un problema real de la sociedad actual y de las nuevas generaciones, pues más allá de verse como una bandera de campaña, era una oportunidad de acercarse al tema y un grito desesperado de ayuda.
Porque sí, los políticos también se quiebran, y cuando lo hacen en silencio las consecuencias no solo son personales: afectan decisiones, relaciones y, en algunos casos, el rumbo de comunidades enteras. Lo hemos escuchado antes, la salud mental no es un lujo ni una moda, es una necesidad, sobre todo cuando se está al frente de lo público.
¿Nos hemos preguntado cómo están emocionalmente quienes hoy están al frente de los municipios, congresos o partidos?, ¿Qué tan claro toman decisiones alguien que vive con ansiedad crónica o agotamiento extremo?. En muchos casos, lo emocionalmente no resuelto termina convirtiéndose en violencia, o peor aún, desconexión con la realidad social.
Por eso es urgente hablar del tema y no desde el escándalo o la burla, sino desde la empatía y la responsabilidad. Que los partidos ofrezcan apoyo psicológico a sus cuadros, que se fomente el autocuidado sin leerlo como debilidad. Que quienes ocupan cargos tengan la posibilidad de tratar su salud emocional sin ser linchados mediáticamente.
Necesitamos líderes con carácter, por supuesto, pero también con equilibrio y madurez emocional, personas que entiendan que gobernar no es solo resistir, sino también cuidarse para cuidar a los demás, necesitamos políticos capaces de reconocer sus límites, de buscar ayuda y de construir desde la verdad, no desde la negación y la depresión.
Porque al final, como sociedad, también nos toca entender algo básico: una mente agotada no puede tomar buenas decisiones y si queremos una política más humana, más empática y más sensata, empecemos por permitir que quienes la ejercen también puedan ser humanos, puedan tener problemas como nosotros y atenderlos para seguir creciendo.
Otra voz que ha tomado con seriedad el tema es Paloma Terán, quien como diputada local presentó una iniciativa enfocada directamente en la prevención del suicidio. Desde el Congreso del Estado, propuso medidas urgentes y estructurales para enfrentar esta problemática que ha alcanzado cifras alarmantes, especialmente entre jóvenes y adolescentes.
La iniciativa contempla la creación de un programa estatal permanente de salud mental, campañas de prevención con enfoque comunitario y atención prioritaria a poblaciones en riesgo. Pero sobre todo, propone que el tema deje de tratarse solo como una emergencia médica y se aborde como un fenómeno social de fondo, con recursos, coordinación y voluntad política.
Paloma Terán ha dicho que hablar de suicidio no es fácil, pero que callarlo es aún peor, y tiene razón, su propuesta llega en un momento en que el dolor emocional ya no puede seguirse escondiendo y propone que desde el poder legislativo se planteen soluciones concretas y, sobre todo, que se reconozca que la salud mental sí es un tema de agenda pública.
Sonora-Arizona, la ruta de la consolidación
La reciente edición de la Comisión Sonora-Estados Unidos, Arizona-México, sirvió para esclarecer muchos aspectos políticos que nublaron momentáneamente el ambiente público en la entidad, pero también consolidar el trabajo y liderazgo de un par de servidoras públicas.
Si bien es cierto que estas reuniones siempre son de suma importancia por los acuerdos que se llevan a cabo, las estrategias claves de los comités binacionales, la renovación de alianzas para el desarrollo y bienestar, así como los avances hacia una megaregion sólida y próspera.
Hoy más que nunca las formas o los simbolismos representaban un mensaje importante en medio de las políticas antimigrantes del gobierno federal de Estados Unidos, donde se involucran temas de redadas masivas, manifestaciones y disturbios en varias ciudades fronterizas.
Pero no solamente eso, sino declaraciones de autoridades estadounidenses que ponen en entredicho la relación binacional con México y Estados Unidos, además de acusaciones sin sustento y la promoción de fake news para afectar la imagen del gobernador Alfonso Durazo Montaño.
En medio de toda esa bruma la reunión de la comisión bilateral aclara dichas situaciones y termina por consolidar un buen trabajo primeramente de Paulina Ocaña Encinas como Jefa de la Oficina del Ejecutivo, quien prácticamente fue la encargada de coordinar los esfuerzos para este encuentro.
Asimismo, la titular del Sistema Estatal de Comunicación Social, Paloma Terán Villalobos, con esta reunión culmina un manejo pulcro de comunicación e imagen del gobernador Alfonso Durazo, en lo que significó uno de los primeros retos en la agenda pública como coordinadora estatal. Bien.
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