Por Alan Castro Parra
Prácticamente ha pasado un año desde la última elección, sin embargo no ha sido tiempo suficiente para limar asperezas generadas durante la última campaña de Movimiento Ciudadano en Sonora, la división persiste entre grupos y ha ido subiendo de nivel al grado que pueden desbordarse las pasiones.
Los resultados electorales de MC en el 2024 permitieron la obtención de dos diputaciones locales y pareciera que eso pudo subsanar momentáneamente las heridas generadas en batalla, sin embargo al parecer no ha habido la capacidad o el oficio político para hacer una verdadera operación cicatriz de la naranja.
Ya no se trata de posiciones sino de posibles imposiciones, al menos así lo ve un grupo de fundadores de Movimiento Ciudadano en Sonora, quienes se sienten desplazados por políticos que han llegado de otros partidos a tratar de aportar su granito de arena en aras de convertir al movimiento en un opción viable.
Pero lo que se cuestiona no son las buenas intenciones, sino como poco a poco se han ido metiendo en el partido y muy probablemente en breve puedan apoderarse de la dirigencia estatal de MC, pues para nadie es un secreto que hay sintonía y simpatía de la hoy coordinadora nacional con un grupo en especial.
Es decir, el dirigente nacional Jorge Álvarez Máynez ve con buenos ojos el grupo liderado por Ernesto De Lucas y Natalia Rivera, tanto que fue uno de los principales operadores para su llegada al movimiento naranja y su posterior postulación como candidatos a las principales posiciones en las elecciones del 2024.
Se comenta que la convocatoria para la renovación de Movimiento Ciudadano está en puerta, sin embargo aún no hay nada planchado y esto pudiera ocasionar una ruptura de proporciones mayúsculas como los puede ser una desbandada de este grupo y la desintegración de la bancada naranja en el Congreso.
En política no hay enemigo pequeño y si están queriendo minimizar el impacto que pudiera tener la salida de este grupo posiblemente se estén equivocando, lo mejor sería sentarse a negociar y llegar a acuerdos, aunque esto signifique ceder en algunas cuestiones y hasta generar compromisos para el futuro electoral.
Veremos si ya esta semana publica la tan esperada convocatoria y si se inscriben más de dos planillas para la dirigencia, sin lugar a dudas son días y horas cruciales para saber que es lo que pasará con Movimiento Ciudadano en Sonora, si los grupos cierran filas o de plano se desgrana la mazorca. Tic, tac.
“La naranja está dividida a la mitad, pero no se sabe en qué mitad se quedarán todas las semillas, y aunque la naranja tiene muchos gajos hay personas que quieren la naranja entera, aunque eso signifique exprimirle todo el jugo y terminar por mayugar toda la fruta, o de plano quedarse solo con media naranja”.
Gaby Félix, Rosa E. Trujillo y Charly León.- Resistencia
¿Y ahora qué? El día después de la elección judicial
Pasó el día de la elección judicial, por primera vez en la historia reciente del país, miles de personas tuvieron en sus manos la decisión de votar por quienes integrarán el nuevo poder judicial. Una elección inédita, sí, pero que también dejó muchas preguntas en el aire, la más inmediata: ¿qué sigue?
Primero, el proceso no termina con el voto. Aunque los nombres de las personas electas se conocerán poco después, su toma de posesión está sujeta a ciertos plazos, pues a nivel constitucional, el poder judicial tiene un calendario específico para la renovación de sus integrantes, lo que significa que no se sientan de inmediato en la silla.
Se estima que la toma de protesta ocurra entre octubre y diciembre, dependiendo de cómo se formalicen los resultados y los tiempos de entrega-recepción, pero más allá del calendario, lo verdaderamente complejo está en lo que viene después, porque elegir a integrantes de un poder autónomo, en sí mismo, es un acto lleno de tensiones.
Queda por ver si estas nuevas figuras llegan con una visión técnica del derecho o con un compromiso político más evidente, en todo caso, tendrán que demostrar independencia en un entorno donde la presión mediática y gubernamental no es menor, sobre todo por la forma democratica con la que llegan, tendrían que debersela a la ciudadanía.
El primer gran reto será precisamente ese: legitimarse. Porque una elección popular no equivale automáticamente a legitimidad, si bien es un mandato ciudadano, el nuevo modelo pone a prueba la capacidad de estos perfiles para resolver casos sin sesgos. Aunque reitero, aunque haya poca participación, la llegada es más legítima que como antes.
Otro reto enorme será reconstruir la confianza, pues el poder judicial no atraviesa su mejor momento en términos de percepción ciudadana, esto debido a escándalos de corrupción, decisiones polémicas y un distanciamiento real con la ciudadanía han dañado su imagen, por lo cual las personas juzgadas tendrán que seguir cercanos a la gente.
Y, finalmente, está la incertidumbre institucional. Porque esta elección no sólo definió nombres, sino que abrió una grieta en el modelo de división de poderes. ¿Qué tan autónomo será un poder electo por voto directo? ¿Hasta dónde llegará la influencia del oficialismo? ¿Podremos hablar aún de un contrapeso real? Veremos.
Elección Judicial.- ¿Y luego?
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