SONORA STAR | El gusano barrenador es un auténtico peligro para la economía de Sonora…

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SONORA STAR | El gusano barrenador es un auténtico peligro para la economía de Sonora…

Por Luis Fernando Heras Portillo

Desarrollador de Negocios

 

Cuando no es una, es otra. Ahora, de nueva cuenta, es el ganado mexicano el que no se puede exportar por culpa de la corrupción. Y no quiero que esto suene trillado. Simple y llanamente, hace más de un mes, mes y medio, ya nos habían cerrado la frontera porque habían aparecido algunos de esos gusanitos barrenadores allá en el sur del país, en Chiapas o Tabasco, alguna parte por allá.

Hoy se está planteando que se frene el trasiego —trasiego se refiere al paso, al movimiento— de ganado de Centroamérica hacia México. Pero lo patético, y es a lo que me refiero, es que ese ganado proveniente de Honduras, Guatemala y El Salvador entra a México de manera ilegal, es decir, lo meten de contrabando. Por supuesto, ese tipo de bichos y enfermedades se transmiten de un animal a otro, y después se dispersan por otros estados hasta llegar al CAS de Sonora.

Es decir, las medidas fitosanitarias que implementan los gobiernos estatales, y también el gobierno federal, salen sobrando ante el huachicol de ganado. Es patético. ¿En qué país estamos viviendo que se permite el paso de miles y miles de reses desde Centroamérica solo para que una bola de ganaderos —criminales organizados de cuello blanco, si usted lo quiere ver así— ganen un poquito más de dinero, afectando al resto de los ganaderos del país, como es el caso de Sonora?

Ahí estamos otra vez, alegando si fue primero el huevo o la gallina. Que si México no permitió que se liberara una mosca esterilizadora que mata a los famosos gusanos, o algo así. Y estamos atorados en una discusión inútil, estéril. Pero la frontera está cerrada.

Escuchaba, por ejemplo, al presidente de la Unión Ganadera de Sonora, Juan Ochoa, que decía que es impresionante cómo la medida para combatir este problema se inició por iniciativa del gobernador Manlio Fabio Beltrones, hace un mundo de años, por allá entre 1991 y 1997. Imagínese usted. Y cómo ahora la corrupción corroe la ambición de las personas con tal de hacer más dinero, trayendo ganado más barato de Centroamérica a México, echando a perder la sanidad, la buena salud del ganado mexicano.

Y yo estoy hablando particularmente del ganado sonorense, porque me da coraje escuchar ese tipo de expresiones, que tengamos que estar reconociendo a alguien que sí lo hizo bien hace treinta y tantos años, y que ahora, en los últimos seis años, se le hayan abierto las puertas al contrabando, al huachicol de ganado. Y aquí estamos, metidos en un problemón, entre dimes y diretes, entre el secretario de Agricultura y Ganadería de México y la secretaría de Ganadería de Estados Unidos.

Pero es muy sencillo: nomás se cierra la frontera. Y eso de que Sonora ya estaba exportando, que los ganaderos ya habían respirado después de la tremenda sequía que seguimos padeciendo —como otros estados también—, y que ya tenían becerros y becerras listos para exportar, prácticamente en las fronteras, y les vuelven a cerrar el paso. Y todo por la corrupción. Hay que decirlo con toda claridad.

Y ahora veo una nota en El Universal que dice que el ejército tiene control del trasiego de ganado. Ya no es el trasiego de personas ni de migrantes, ahora es de ganado. Hágame usted el favor. Imagínese: en Sonora —creo que dijo el líder ganadero Juan Ochoa— cruzaban como 2,300 o 2,400 vacas diarias por Nogales y, creo, por Agua Prieta hacia Estados Unidos. Híjole, es un mundo de dinero el que se está dejando de recibir.

Y luego, aparte, no tenemos agua ni alimento suficiente por la sequía. Nos va a llevar la tiznada. Qué grave, en serio. Qué gacho que el crimen le gane al gobierno en todas las jugadas: en las extorsiones, en todo. Porque también veía lo de los camioneros. ¿Cómo es posible? Se me pararon los pelos cuando vi que todavía hay alrededor de mil —así, mil— secuestros exprés de camiones para robarles la carga en México.

Quiero pensar que es una cifra anual, porque es muchísimo. Y todo eso ocurre cerca de la zona metropolitana del Estado de México, de Michoacán, de Querétaro, de la Ciudad de México y de Puebla. Es decir, toda la mercancía que se mueve en el país es vigilada por una bola de delincuentes que están pendientes de los camiones con carga. Asaltan al transportista con dos vehículos —uno enfrente, uno atrás—, lo detienen, o cuando se detiene le roban toda la carga con todo y tráiler.

Eso sí, son muy decentes: regresan el tráiler, la mayoría de las veces. Pero la carga ya fue. Y esa carga es la que se vende en la economía informal —vaya la redundancia— por toda la República Mexicana, sobre todo allá en la Ciudad de México, donde todo se pierde. Y como se vende en tianguis y por ambulantes, pues ¿quién te va a pedir un pedimento de importación? ¿Qué contrabando? ¡Si se la roban directamente a los productores mexicanos!

A esos que llevan su carga a los centros de distribución de las cadenas comerciales. Pero bueno, no les queda otra más que el seguro les pague el robo. Pero no se vale. ¿Dónde está el poder de nuestras autoridades? ¿Y la inteligencia que sí han demostrado tener para contener ahora los laboratorios de fentanilo, para detener cabecillas, para hacer negociaciones? ¿Dónde está esa inteligencia para la vida común y corriente? Por lo menos en el caso del ganado y de los transportistas, pues…

Hasta ahí la dejo en este comentario para no alargarme más, pero es impresionante cómo el crimen, una vez más, nos lleva así, mire… diez pasos adelante. Por eso estamos tan jodidos.

En mi opinión el enfoque específico de Julio Berdegué, Secretario de Agricultura y Ganadería de México, cumple acciones, culpa a EE.UU., confía en reabrir la frontera, pero refleja una no aceptación de la obligada a cooperación internacional en un asunto que evidentemente es internacional.

Por su parte, Manlio Fabio Beltrones, Senador sonorense, urge acción, cerrar la frontera sur, combatir “huachicoleo”, y supervisión del Congreso. Critica la inacción, y exige acuerdos transparentes. 

Lamentablemente y a pesar de qué tienen aspiraciones políticas para gobernar Sonora, los senadores, Heriberto Aguilar y Lorenia Valles, no realizan acciones ni propuestas con alternativa de solución al montarse cómodamente en lo que diga el secretario de agricultura mexicano, o el gobierno federal.

Por su parte, Juan Carlos Ochoa Valenzuela, presidente UGRS, Sonora confía en  una solución, estima pérdidas económicas, y sus propuestas están más enfocadas a pedir la acción del gobierno federal, para detener la entrada ilegal de ganado de Centroamérica con gusano barrenador.

En Conclusión, el Gusano Barrenador representa una amenaza multifacética para México, afectando la economía ganadera y las relaciones comerciales con EE.UU. Las medidas propuestas, como controles sanitarios, TME, educación y apoyo económico, buscan mitigar el impacto, mientras las opiniones de Berdegué, Beltrones y Ochoa reflejan la urgencia y la necesidad de acciones coordinadas. 

La ausencia casi imperceptible del gobernador de Sonora, en este tema, probablemente obedezca a que no conoce el problema a fondo y no desea involucrarse en algo que evidentemente es un problema de corrupción por parte del gobierno federal, que permite la entrada de ganado, ilegal y de contrabando de Centroamérica a México, y como buen político Espera que otros actúen.

 Y en efecto la controversia radica en la responsabilidad compartida con EE.UU. y la efectividad de las medidas actuales, destacando la importancia de la cooperación internacional y la diversificación de estrategias.

Saludos, y gracias por leerme en este su Semanario Nuevo Sonora.

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