Sheinbaum apuesta por el “Plan México” para blindar  la economía ante el nuevo proteccionismo de Trump

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Sheinbaum apuesta por el “Plan México” para blindar la economía ante el nuevo proteccionismo de Trump

En un contexto internacional marcado por el endurecimiento de las políticas comerciales de EE.UU., la presidenta Claudia Sheinbaum ha optado por fortalecer la estrategia económica nacional como respuesta al nuevo escenario arancelario impuesto por Donald Trump. Aunque México logró evitar su inclusión en la lista de países afectados por el nuevo paquete de tarifas “recíprocas”, sigue enfrentando importantes retos derivados de gravámenes previos y amenazas latentes en el comercio bilateral.

La exclusión de México y Canadá del reciente paquete arancelario anunciado por Trump —que impone un 10% generalizado a casi todas las importaciones y cargas aún mayores a países asiáticos como China, Vietnam o India— fue una noticia positiva para la región. Sin embargo, la permanencia de tarifas del 25% para productos como acero, aluminio y autopartes mexicanas, así como para bienes que no cumplen con los criterios del TMEC, mantiene a México en un terreno delicado. Más del 50% de las exportaciones mexicanas se ven impactadas por estas medidas, lo que obliga a redoblar esfuerzos para proteger la economía nacional.

La respuesta del Gobierno mexicano ha sido clara: profundizar en el “Plan México”, una hoja de ruta que busca incrementar la producción interna, sustituir importaciones, y reducir la dependencia de mercados asiáticos. Concebido originalmente como una visión de largo plazo para impulsar la autosuficiencia económica, este plan cobra ahora mayor relevancia como escudo frente al creciente proteccionismo estadounidense. Entre sus objetivos principales está el lograr que, en cinco años, al menos el 50% del consumo nacional de sectores como textiles, calzado y juguetes provenga de producción local. A su vez, se estima la generación de 1.5 millones de empleos vinculados a esta estrategia.

Sheinbaum ha optado por el silencio público frente al anuncio de Trump, pero convocó a una reunión clave en Palacio Nacional con parte de su gabinete y asesores estratégicos, como el canciller Juan Ramón de la Fuente y la coordinadora del Consejo Asesor Empresarial, Altagracia Gómez. En dicho encuentro se definieron los próximos pasos para acelerar la implementación del Plan México, cuyos detalles se espera que se revelen en los próximos días.

Uno de los sectores que tendrá mayor atención en esta nueva etapa es el automotriz. Ante la imposición de aranceles del 25% a vehículos no fabricados en EE. UU., Sheinbaum ha insistido en que la solución no pasa solamente por negociar, sino por impulsar la producción de autos dentro del país. “Queremos que la mayoría de los vehículos que se compran en México, se fabriquen en México”, señaló recientemente, defendiendo una visión de integración productiva regional que vaya más allá del tratado comercial.

El TMEC, aunque objeto de críticas constantes por parte de Trump —quien lo ha calificado como “el peor acuerdo de la historia” y amenaza con eliminarlo—, ha sido hasta ahora un salvavidas para México. Gracias a este tratado, el país se mantiene como principal exportador hacia Estados Unidos, con más de 505 mil millones de dólares en productos enviados anualmente. No obstante, solo el 49% de esas exportaciones cumple actualmente con los requisitos del TMEC, dejando a más de la mitad expuesta a los nuevos aranceles.

Mientras el entorno global se vuelve más incierto, analistas coinciden en que México tiene una oportunidad única: capitalizar su cercanía con EE. UU. y aumentar su participación en las cadenas de suministro regionales, especialmente ahora que otras potencias enfrentan sanciones más duras.

No obstante, la estabilidad no está garantizada. La administración de Sheinbaum ha tenido que ceder en varios frentes, desde el aumento en la cooperación en seguridad hasta el control migratorio, a fin de mantener un trato favorable. Como advierte el economista Ignacio Martínez, este equilibrio es frágil y México debe evitar caer en la complacencia, fortaleciendo su mercado interno y elevando el contenido regional de sus exportaciones.

La moneda sigue en el aire, pero el impulso al Plan México podría marcar la diferencia entre la resistencia o la vulnerabilidad económica en este nuevo orden global.

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