El Infonavit Cambia las Reglas del Juego: ¿Quién Gana y Quién Pierde?

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El Infonavit Cambia las Reglas del Juego: ¿Quién Gana y Quién Pierde?

El Senado de la República aprobó recientemente una reforma a la Ley del Instituto del Fondo Nacional de la Vivienda para los Trabajadores (Infonavit) y a la Ley Federal del Trabajo, introduciendo cambios de gran alcance en la operatividad del organismo. Entre las modificaciones más relevantes destaca la creación de una empresa filial constructora en un plazo de 30 días a partir de la publicación del decreto. Esta medida ha suscitado un amplio debate en los ámbitos político y económico, debido a sus posibles repercusiones en la administración de los recursos y el mercado inmobiliario.

Uno de los cambios más importantes radica en la nueva facultad del Consejo de Administración del Infonavit para aprobar anualmente el presupuesto de inversión en vivienda, además de la obligación de hacer públicos los contratos, proyectos y proveedores involucrados. Se mantiene el esquema tripartito en la representación del Consejo de Administración, con la participación de sectores gubernamentales, patronales y sindicales, lo que refuerza su carácter de organismo con múltiples intereses en juego.

Asimismo, la supervisión de la Secretaría de Hacienda y la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV) sobre las operaciones del instituto busca fortalecer la fiscalización, mientras que la Auditoría Superior de la Federación (ASF) conserva su papel en la revisión de cuentas. No obstante, un punto de controversia es la falta de una auditoría externa específica para la empresa filial constructora, lo que genera incertidumbre sobre el manejo de los recursos y la posible discrecionalidad en la toma de decisiones.

Desde la administración federal, se ha defendido la reforma como un paso hacia la garantía del derecho a la vivienda, reforzando la transparencia en el uso de los recursos y asegurando que estos sean destinados exclusivamente a la construcción de vivienda o al retiro de los trabajadores en caso de jubilación. La presidenta Claudia Sheinbaum ha reiterado que los fondos del Infonavit están protegidos y que la reforma optimizará su operatividad.

En contraste, la oposición, encabezada por el PAN y otras fuerzas políticas, ha expresado preocupaciones en torno a la posibilidad de que los fondos de los trabajadores sean redirigidos sin los controles adecuados. Se teme que la empresa filial opere bajo criterios discrecionales y sin los contrapesos necesarios para evitar corrupción o ineficiencias. El senador Ricardo Anaya ha recomendado a los ciudadanos evaluar la conveniencia de retirar sus fondos o utilizarlos en la adquisición de vivienda antes de que entren en vigor los cambios propuestos.

El sector inmobiliario en México enfrenta múltiples desafíos, incluyendo la dificultad de acceso al crédito para los sectores de bajos ingresos y la creciente demanda habitacional. La reforma propone la construcción de hasta 500 mil viviendas, lo que podría aliviar parte del déficit habitacional, pero también generar distorsiones en el mercado, dependiendo de la manera en que se implementen las medidas.

Desde una perspectiva macroeconómica, el sector de la construcción es fundamental para el crecimiento económico y la generación de empleo. Sin embargo, la incursión del Estado como constructor directo podría alterar el equilibrio del mercado, desplazando a desarrolladores privados y afectando la competencia. Además, la decisión de eximir a la filial del Infonavit del pago de impuestos representa un incentivo económico que podría interpretarse como una ventaja desleal en comparación con los actores privados.

La reforma al Infonavit tiene profundas implicaciones político-económicas, ya que redefine la relación entre el Estado, los trabajadores y el sector privado en el ámbito de la vivienda. Mientras que el gobierno defiende la medida como una vía para garantizar el acceso equitativo a la vivienda y combatir la corrupción, sus críticos advierten sobre los riesgos de opacidad y la posible afectación del equilibrio en el mercado inmobiliario. Su implementación y supervisión serán clave para determinar si realmente representa un beneficio para los trabajadores o si, por el contrario, introduce nuevos riesgos en la gestión de los recursos habitacionales del país.

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