Por Luis Fernando Heras Portillo
Desarrollador de negocios internacionales
No cabe la menor duda de que el siglo XXI es el siglo de la revolución digital. Estamos viviendo una transformación profunda en todos los aspectos de la vida humana, impulsada por una explosión tecnológica que redefine la manera en que nos comunicamos, trabajamos, nos educamos y nos cuidamos. En los últimos 25 años, el desarrollo tecnológico ha marcado severamente nuestro comportamiento y nuestras interacciones, modificando nuestra realidad de formas antes inimaginables.
Uno de los avances más impresionantes es el Internet de las Cosas (IoT), que permite la interconexión de dispositivos a través de la red, automatizando procesos y facilitando el monitoreo en tiempo real. Su impacto es espeluznante y espectacular, al igual que el de la inteligencia artificial (IA), que ha revolucionado industrias enteras al optimizar la toma de decisiones mediante el análisis masivo de datos. Ya no es una herramienta futurista, sino una realidad que está supliendo, en muchos casos, el papel del ser humano.
En este contexto, surge el Big Data, el pilar fundamental de la inteligencia artificial, basado en la acumulación masiva de información que permite a los sistemas aprender, predecir y tomar decisiones con una precisión cada vez mayor. Plataformas como Google, Meta, ChatGPT, OpenAI y el más reciente DeepSeek, una tecnología de inteligencia artificial desarrollada en China que ha irrumpido con fuerza en el mercado global, su nombre, que hace referencia a la exploración profunda y a la sincronización avanzada de datos, marca su enfoque en soluciones accesibles e innovadoras.
La aparición de estas herramientas demuestran el poder de esta era digital en la que estamos inmersos, nos guste o no.
En ese tenor, a medida que DeepSeek gana terreno en este ecosistema altamente competitivo, se espera una mayor incursión de empresas emergentes que ofrezcan productos y servicios basados en IA a precios más bajos. Esto representa un cambio disruptivo, con implicaciones significativas para diversas industrias.
La seguridad en este mundo hiperconectado también ha evolucionado. El Blockchain se ha convertido en la tecnología clave para garantizar la confiabilidad de las transacciones digitales, dando lugar a las criptomonedas como el Bitcoin, la neobanca digital y los nuevos modelos financieros. Hoy en día, prácticamente todas las transacciones en el mundo se realizan de manera digital, marcando un cambio irreversible en la economía global.
Uno de los sectores que sin duda será transformado por esta nueva tecnología es el financiero. La banca tradicional enfrenta una transformación radical con la llegada de los neobancos, plataformas 100% digitales que redefinirán la manera en que manejamos el dinero. Con estos avances, abrir una cuenta bancaria en Estados Unidos y transferir dinero a México será tan sencillo como presionar un botón en una aplicación móvil, eliminando muchas de las barreras del sistema financiero convencional.
Este cambio no es un pronóstico lejano: en cuestión de días, un banco mexicano—cuyo nombre por el momento se mantiene en reserva—lanzará una aplicación revolucionaria que permitirá a sus clientes transferir dinero de manera inmediata y con una interfaz tan intuitiva que incluso quienes no tengan conocimientos avanzados podrán utilizarla sin dificultad.
Las ventajas son evidentes:
– Envío de remesas de México-Estados Unidos a menor costo.
– Reducción de comisiones por uso de cajeros automáticos.
– Disponibilidad de fondos 24/7, eliminando las restricciones de horario de los bancos tradicionales.
– Procesos más ágiles, sin necesidad de esperar a que terminen los días festivos o los fines de semana.
Además, la neobanca digital promete simplificar aún más nuestras transacciones financieras. Con solo presionar un botón en el celular, será posible enviar dinero, pagar servicios o realizar remesas internacionales de forma inmediata y con menores costos.
En el campo del entretenimiento y el arte, la realidad virtual (VR) y la realidad aumentada (AR) han transformado industrias como el cine, la música y la literatura. Ahora, las producciones artísticas pueden ser completamente digitales, prescindiendo en muchos casos de la intervención humana.
La tecnología también ha impactado el sector salud, con avances como la telemedicina y los dispositivos portátiles que monitorean signos vitales en tiempo real. Actualmente, con solo colocar un dedo en la pantalla de un teléfono inteligente, es posible medir la presión arterial, los niveles de azúcar en la sangre y muchas otras variables, simplificando el diagnóstico y el tratamiento de diversas enfermedades.
Por otro lado, el e-commerce ha revolucionado nuestra vida cotidiana. Más allá de la fortuna que han acumulado los gigantes del comercio digital, la transformación más significativa ha sido para los consumidores, quienes ahora pueden adquirir cualquier producto o servicio desde la comodidad de su hogar. Desde comida y transporte hasta ropa, boletos de avión, motocicletas y automóviles, todo está a un clic de distancia.
Pero, ¿qué más nos depara el futuro? En los próximos cinco años, el panorama tecnológico es impredecible. Según me comentaba un amigo, ya se está preparando el lanzamiento de una velocidad de conexión aún más revolucionaria: si el 5G nos pareció sorprendente, el 6G será 100 veces más veloz, lo que cambiará radicalmente la conectividad a nivel global.
Pero lo que más intriga es la inminente transformación en la forma en que nos comunicamos. Se dice que los teléfonos móviles pronto serán reemplazados por lentes digitales o incluso por relojes inteligentes con capacidad de aumentar la realidad y facilitar la interacción mediante hologramas. ¿Será posible que en el futuro nos comuniquemos solo con la mirada, a través de dispositivos implantados o con proyecciones holográficas?
La rapidez y accesibilidad de estos servicios marcarán un antes y un después en la manera en que las personas administran su dinero. Sin embargo, el sector financiero no será el único en verse impactado. La llegada de DeepSeek abre la puerta a una competencia feroz en la inteligencia artificial, donde gigantes como OpenAI y ChatGPT se enfrentarán a una nueva generación de desarrollos tecnológicos con enfoques más accesibles y disruptivos.
Estamos ante el inicio de una nueva era digital, una en la que la inteligencia artificial no solo estará presente en nuestras interacciones cotidianas, sino que también moldeará sectores clave de la economía mexicana y mundial. Lo que viene es una revolución tecnológica sin precedentes, y el desafío será adaptarse o quedarse atrás.
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