Elecciones en México: Retos y Oportunidades en el Panorama Económico y Político | Editorial 1213

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Elecciones en México: Retos y Oportunidades en el Panorama Económico y Político | Editorial 1213

México enfrenta las elecciones más importantes de su historia en un entorno económico vibrante. Los cambios en la geopolítica comercial juegan a su favor, y las familias mexicanas disponen de más dinero. En 2023, la economía creció un 3,2%, superando a otros países de la región, mientras que el peso mexicano se fortaleció, alcanzando niveles no vistos desde 2015. Este año, la economía no figura entre las principales preocupaciones de los votantes.

Sin embargo, el panorama no es del todo prometedor. La próxima presidenta ya enfrenta retos. Recientes datos indican que el Producto Interno Bruto (PIB) lleva dos trimestres sin crecimiento. La inversión fija, fundamental para el desarrollo futuro, también se ha desacelerado. Además, los analistas señalan dos problemas importantes: una situación fiscal delicada y la falta de un plan para atraer inversiones que se están retirando de China.

El optimismo actual no fue inmediato. En 2019, antes de asumir la presidencia, Andrés Manuel López Obrador canceló la construcción de un nuevo aeropuerto para la Ciudad de México, cumpliendo una promesa de campaña. Esta decisión sorprendió a los mercados, provocando una venta masiva de activos en pesos y una caída en el tipo de cambio. La inversión fija, crucial para la construcción y adquisición de maquinaria, también disminuyó hasta 2022. La pandemia agravó la situación, con una contracción económica de más del 8% del PIB y el cierre definitivo de un millón de empresas, resultando en la recuperación más lenta de América Latina.

Después de superar los picos inflacionarios post pandemia, México aún no ha alcanzado el objetivo inflacionario del banco central del 3% (la inflación fue del 4,78% en mayo). Las autoridades monetarias ya han recortado la tasa de interés.

Desde la cancelación del aeropuerto, los inversores han vuelto a mirar a México, especialmente debido a la intensificación de la guerra comercial entre Estados Unidos y China bajo la administración de Joe Biden. Las políticas estadounidenses han restringido las inversiones en China, aumentado los aranceles y promovido incentivos para la producción de autos eléctricos y chips semiconductores.

Con el nuevo tratado de libre comercio de América del Norte, México se presenta como una opción natural para el nearshoring. La Secretaría de Economía lo llama el “momento mexicano”, con cifras récord de Inversión Extranjera Directa (IED) que alcanzaron 20.300 millones de dólares en el primer trimestre del año. Estos flujos, junto con el alto ingreso de remesas, han fortalecido el peso mexicano, que se ha apreciado un 17% desde la llegada de López Obrador al poder.

No obstante, las políticas nacionalistas de López Obrador han limitado el potencial de inversión. Su administración ha legislado para garantizar monopolios en los sectores de hidrocarburos y electricidad, y ha tenido enfrentamientos con empresas extranjeras, como una minera estadounidense en Quintana Roo.

El marco regulatorio no favorece la inversión y el país sigue destinando muchos recursos públicos a la Comisión Federal de Electricidad (CFE) y Petróleos Mexicanos (Pemex). Pemex, con una deuda de más de 100.000 millones de dólares, es la petrolera más endeudada del mundo, equivalente a más del 8% del PIB. Bajo López Obrador, se han inyectado miles de millones en recursos públicos sin ver mejoras significativas.

Durante la pandemia, López Obrador evitó endeudarse, pero en su último año de gobierno recurrió al endeudamiento para financiar proyectos prioritarios como el Tren Maya y una refinería en Tabasco. También adelantó transferencias directas a la población, llevando el consumo a un récord máximo. Para financiar esto, emitió miles de millones de dólares en bonos en el mercado internacional.

La próxima administración enfrenta un panorama fiscal más desafiante. La candidata oficialista, Claudia Sheinbaum, ha prometido reducir el déficit sin aumentar impuestos, aunque esto parece poco realista según los analistas. La candidata opositora, Xóchitl Gálvez, apuesta por el nearshoring para impulsar la economía sin necesidad de una reforma fiscal, aunque su plan carece de detalles concretos.

El enfoque de los economistas durante esta contienda se centra en Sheinbaum, cuya visión y pragmatismo aún son inciertos. A pesar de su educación superior y juventud en comparación con López Obrador, algunos temen que sea más dogmática e ideológica. A pocas semanas de las elecciones, su verdadero impacto en la economía mexicana sigue siendo una incógnita.

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