Por: David Guirado
En el umbral del año electoral, el resurgir del caso Colosio adquiere matices intrigantes, tejiendo una narrativa que va más allá de lo puramente judicial. Por un lado, los dos Colosio, dos caminos entrelazados por un apellido que evoca la ilusión presidencial. Por otro, el Presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, desviando la atención de la agenda pública con el resurgimiento del caso del asesinato de Luis Donaldo Colosio Murrieta.
Luis Donaldo Colosio Riojas, al borde de su ingreso al Senado a la edad de 39 años, enfrenta el desafío de su linaje, ese apellido que, si bien le abre puertas, también lo sumerge en la complejidad de cargar con la historia de su padre, un candidato presidencial truncado por la tragedia.
La comparación entre padre e hijo revela divergencias notables en sus trayectorias políticas. Mientras el patriarca se sumergía en las filas del poderoso PRI, con experiencia legislativa y una rápida ascensión, el hijo optó por un camino más mesurado, resistiendo a presiones para un ascenso prematuro. Con apenas una diputación local y unos años como alcalde de Monterrey, Colosio Riojas elige un recorrido más pausado antes de coquetear con la idea de ser candidato presidencial.
En medio de estos frentes encendidos, el desafío principal para Colosio será impedir que el gobierno utilice su apellido como leña electoral. Este se presenta como su primer reto, reclamar lo que es suyo mientras desenmascara a aquellos que buscan lucrarse con la tragedia ocurrida hace tres décadas.
En paralelo, la resurrección del caso Colosio antes de las elecciones añade una dimensión intrigante a la narrativa política. La quinta fiscalía, encargada de la reapertura de la investigación, revive la teoría del segundo tirador, pero sin presentar evidencias convincentes. La información fragmentada y la ausencia de informes claros generan más incertidumbre que respuestas.
La historia judicial del caso Colosio, marcada por fiscalías especiales y archivos desclasificados, revela una danza entre información incompleta y líneas de investigación cambiantes con los mismos testimonios contradictorios de Mario Aburto Martínez. La reciente reactivación del caso, en un contexto meramente electoral, plantea interrogantes sobre las motivaciones detrás de esta movida estratégica, especialmente después de que los hijos de AMLO y el propio financiamiento de la campaña del ahora presidente de México acapararan los reflectores.
En el cruce entre dos Colosio y un año electoral crispado, la ciudadanía se ve desafiada a discernir entre la verdad y las cortinas de humo que buscan desviar la atención de asuntos más apremiantes. El caso Colosio, en su resurgir, se convierte no solo en un reflejo del pasado, sino en un espejo que nos invita a reflexionar sobre las complejidades y estrategias ocultas que enmarcan el escenario político actual. En este juego político, la vigilancia crítica se torna esencial para desentrañar los entramados detrás de las cortinas de la historia.
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