En el seno del Congreso de México, un debate crucial se está desarrollando en torno a la propuesta de reducir la jornada laboral de 48 a 40 horas semanales. La iniciativa, presentada por la Diputada federal Susana Prieto Terrazas (MORENA), busca reformar el artículo 123 de la Constitución para establecer dos días de descanso obligatorio a la semana.
Este movimiento ha sido respaldado por los trabajadores, pero también ha generado inquietudes entre los empleadores. Aunque la propuesta aún no ha sido aprobada y su fecha de implementación sigue siendo incierta, su impacto potencial en la vida laboral de los mexicanos es innegable.
México no es pionero en esta tendencia global de reducir la jornada laboral. Países latinoamericanos como Colombia y Chile han implementado reducciones a 42 y 40 horas semanales, respectivamente, en respuesta a los cambios observados en el mundo laboral. La Organización Internacional del Trabajo (OIT), no como autoridad, sino como consejero, recomienda una jornada ideal de 40 horas por semana, pero enfatiza que cualquier cambio debe ser gradual y no implicar una disminución salarial. En otras naciones, se han llevado a cabo reducciones progresivas, con plazos de implementación a mediano plazo.
No obstante, no todos comparten esta visión. El presidente de la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex), José Medina Mora, ha afirmado que no existen las condiciones para reducir la jornada laboral en México. Esto se ha expresado en medio del proceso de “parlamento abierto”, donde legisladores debaten con la sociedad civil y empresarios la iniciativa de recortar la jornada laboral.
Según la World Population Review, los mexicanos trabajan más horas que cualquier otro país del mundo. Mientras que la tendencia en países desarrollados es reducir la semana laboral de 40 a 32 horas, la propuesta en México aún no ha avanzado y ha enfrentado el rechazo de los empresarios.
En este contexto, el magnate mexicano Carlos Slim ha presentado una propuesta que difiere notablemente. Propone una jornada laboral de 36 horas a la semana, distribuida en tres días de trabajo con jornadas de 12 horas cada uno. La justificación de Slim se basa en la capacidad de la tecnología moderna para aumentar la productividad, gracias a la inteligencia artificial y otras innovaciones.
Carlos Slim, que actualmente ocupa el lugar 13 en el ranking de las personas más ricas del mundo de Bloomberg y posee una fortuna valuada en 82.9 mil millones de dólares, detalló en un evento en España su enfoque que se centra en una distribución más eficiente del trabajo. Argumenta que, al concentrar las horas laborales en menos días, se logra “trabajar menos días, tres en lugar de cuatro o cinco, con más horas y durante más años”. Además, esto generaría una nueva demanda de actividades como el entretenimiento y el deporte.
Slim también hace hincapié en la importancia de mejorar la capacitación de los empleados, especialmente enfocándose en la educación de los grupos en riesgo de exclusión social, permitiendo que más personas marginadas se integren a la economía con una sólida educación, capacitación y empleo.
Otro aspecto fundamental de la propuesta de Carlos Slim es la idea de retrasar la edad de jubilación a los 75 años. Argumenta que, debido al aumento de la esperanza de vida, es importante que la jubilación no ocurra tan temprano. Esta propuesta está en línea con las políticas de muchos países europeos y del mundo que retrasan progresivamente la edad de jubilación.
Sin embargo, es importante abordar los desafíos que plantea esta propuesta. La concentración de horas laborales en jornadas más largas puede afectar la productividad, ya que estudios han demostrado una relación directa entre la duración de la jornada y la disminución de la productividad debido al estrés, la fatiga y la falta de motivación.
Además, la relación entre la edad y la productividad es un tema crucial. A medida que las personas envejecen, la productividad tiende a disminuir, según datos del INEGI. Retrasar la edad de jubilación en exceso podría prolongar una situación de baja productividad, sin cumplir con los objetivos de las empresas. También se debe tener en cuenta que ciertos trabajos requieren condiciones físicas adecuadas, algo que las personas de edad avanzada pueden no ofrecer.
Lejos de considerar la propuesta de Carlos Slim como una utopía, es interesante que abone al debate sobre la jornada laboral desafiando la norma, con una perspectiva realista sobre cómo las nuevas tecnologías y los nuevos desafíos demográficos.
La discusión en el Congreso de México sigue en curso, y será emocionante ver cómo evoluciona este debate y si las propuestas de Carlos Slim influyen en la legislación laboral del país. La moneda sigue en el aire y esta reforma podría implicar un pequeño gran paso en la búsqueda de un equilibrio entre una calidad de vida digna de los trabajadores y las necesidades de un sistema económico voraz e insaciable.
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