Andrés Manuel López Obrador, el presidente de México, ha marcado el inicio simbólico del último año de su mandato. El líder izquierdista, quien obtuvo la presidencia en 2018 con el mayor número de votos en la historia de México, ha realizado una evaluación de sus cinco años de gobierno, que para algunos deja muchas interrogantes.
Además, ha insinuado sus planes para la fase final de su mandato, en la cual se compromete a cumplir con sus promesas de campaña de manera decidida. López Obrador, quien ha promovido su propia filosofía denominada “Humanismo mexicano”, ha adelantado que los 13 meses que le quedan en su administración, estarán enfocados en poner a los más desfavorecidos en el centro de su agenda política, aunque los últimos meses se ha dedicado atacar y criticar a la candidata de la oposición, Xóchitl Gálvez.
AMLO, a diferencia de sus anteriores informes, ha optado por presentar este quinto en el Estado de Campeche, donde inauguró simbólicamente el último tramo de su administración y habló sobre una visita al proyecto del Tren Maya, la magna obra de su gobierno, para supervisar detalles antes de su inauguración.
Así mismo, aprovechó para anunciar el inicio de operaciones de la refinería de Dos Bocas en Tabasco, la entrega de diversas plantas coquizadoras y de ciclo combinado en diferentes regiones del país, además de su intención de presentar una iniciativa de reforma al Poder Judicial, con el que ha tenido bastantes diferencias en los últimos tiempos.
Haciendo una revisión de su interpretación de la teoría marxista, argumentó que la corrupción gubernamental, más que la explotación de la clase trabajadora, es la raíz de la desigualdad económica. Destacó que, durante su mandato, a pesar de la pandemia, se logró reducir la pobreza y la desigualdad de ingresos, especialmente en los estados más rezagados económicamente, gracias a fuertes inversiones públicas.
Sin embargo, estas promesas de un México más igualitario y justo contrastan con la cruda realidad. Según el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), sólo en los dos primeros años de gobierno de AMLO, la población en situación de pobreza creció en 3.8 millones de personas y en 2.1 millones las personas en pobreza extrema. El sistema de salud dista mucho de parecerse a Dinamarca, y la corrupción no ha desaparecido, sino que persiste; la misma práctica con nuevos actores.
El país enfrenta uno de los periodos más violentos de su historia, con niveles históricos de inseguridad. Según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), este sexenio ha lleva más de 164 mil homicidios, superando al sexenio anterior, a cargo de Enrique Peña Nieto.
PEMEX, sigue perdiendo millones, el número de desaparecidos continúa aumentando, y la transparencia sigue siendo un desafío. La construcción del Tren Maya ha provocado la devastación de una gran parte del territorio de la selva, generando preocupaciones ambientales. En definitiva, López Obrador se adentra en su último tramo de liderazgo con una serie de retos pendientes contrastados con duras realidades, que determinarán no solo el rumbo que tomará la contienda este 2024 con su corcholata abanderada, sino también su legado en la historia del país.
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