El abrumador éxito de la campaña presidencial de López Obrador, que se convertiría en tsunami electoral en 2018, fue producto de la combinación de múltiples factores como el hartazgo de los partidos tradicionales, una pésima imagen del gobierno de Peña Nieto y sobre todo, un proyecto que le dio causa a todas esos reclamos ciudadanos.
Un elemento importante, sin lugar a dudas, del entonces candidato Andrés Manuel, fue sacudirse el estigma de ser un peligro para México moderando su discurso otrora radical, buscando un entendimiento y reconciliación con diferentes sectores de la sociedad, principalmente los empresarios y por supuesto, las clases medias del país.
Dentro de esa estrategia, Andrés Manuel López Obrador abrió las puertas de su movimiento a todas las personas que quisieran sumarse a la incipiente cuarta transformación, esto, sin importar procedencia partidista ni mucho menos reputación e imagen pública, dando la bienvenida a perfiles sumamente cuestionados y señalados por corruptos.
En ese momento, no hubo un cedazo para ese tipo de perfiles, pero fue el propio presidente quien se encargó de purificar pasados turbios y hasta absolver viejos pecados, mientras que el tiempo fue el encargado de ir poniendo en su lugar a aquellos oportunistas que solamente llegaron al movimiento por conveniencia o simplemente por un hueso.
Hoy en día, de cara al próximo proceso electoral donde precisamente se dará la sucesión presidencial, pareciera que todos los aspirantes presidenciables han empleado la misma estrategia del presidente López Obrador, abrir puertas y ventanas para que todo aquel que quiera aportar unos pesos se meta hasta la cocina de los diferentes proyectos.
Entiendo que las “corcholatas” de Morena y sus aliados busquen ser una mala copia del presidente, pero deben de tener claro una cosa: no son Andrés Manuel y no tienen el manto protector que borra todos los pecados, por lo cual el que lleguen personas no gratas a los diferentes equipos presidenciales en vez de sumar, esta restando.
Pero esto no es privativo de la cuarta transformación, pues también lo vemos en los proyectos del enfrente y la oposición, tanto en los partidos que componen la alianza del PRI, PAN y PRD, como en Movimiento Ciudadano, donde han sumado elementos con muy mala reputación y un negro historial dentro de sus trayectorias políticas.
Uno de los más claros ejemplos, de personas no gratas es el equipo de Marcelo Ebrard en el estado, donde desde un principio ha habido una terrible desorganización, pues mientras que unos son nombrados enlaces, algunos se autonombran coordinadores y otros llegan con la chequera por delante prácticamente comprando la franquicia en Sonora.
No me gustaría entrar en el debate de quién es el más cercano a Marcelo, pero sí señalar que mientras el parásito legislativo de Arturo Bours Griffith esté dentro del equipo y lo usen como monigote, no va a aportar absolutamente nada, como nada ha hecho por los sonorenses en cinco años en su curul heredada en el Senado de la República.
Si bien se dice que ya cerraron filas todas las corrientes afines a Ebrard en Sonora, su actual coordinador estatal, Jesús Villalobos todavía deja algunas suspicacias y sospechas de que quién es realmente quien se encuentra detrás de esa coordinación, si bien no se dice nada todas las señales apuntan a un ex presidente municipal de Hermosillo.
Ya no hablamos de la chirusa como el ex director de comunicación social del Ayuntamiento de Navojoa, “Chapito” Sánchez, quien se logró meter como la humedad al movimiento de Marcelo, aun cuando ha confesado actos de corrupción en su función pública y además está evidenciado por amenazar de muerte a la periodista Connie Peraza.
Pero en todas partes se cuecen habas, si no pregúntenle a Adán Augusto López que tuvo que nombrar al ex secretario de gobierno de Sonora, Miguel Pompa Corella, como enlace en otro estado de la República; sin embargo, el tener al controvertido “Potrillo” dentro de un equipo de una “corcholata” no ha caído bien a la cuarta transformación.
Y ya que andamos hablando de “caudillos”, que me dice usted del resurgimiento de Iván Jaimes, como coordinador del Frente Amplio Opositor en Sonora, pues si bien su encargo obedece a intereses muy particulares de grupo, será interesante cómo reciben esta noticia sus otroras adversarios políticos, los “padrecistas” de Acción Nacional.
Pero ni el más cauto se escapa de esto, si bien todavía no podemos hablar de un equipo presidencial de Movimiento Ciudadano, ciertamente han recibido no solo una “persona non grata”, sino también ingrata, como lo es Humberto Souza quien ha mordido varias veces la mano que le da de comer, y el que traiciona una vez, traiciona dos veces.
Entiendo la estrategia de contemplar males necesarios en aras de seguir sumando en algunos equipos, pero como dicen por ahí: hay sumas que restan, además se debe tener en cuenta que no se tiene el don del mesías de absolver de pecado, pues ya no basta con arrepentirse y aunque Dios perdone todo, la ciudadanía no.
¿La reelección del Alcalde de Huatabampo?, Sí Chuy…
Resulta sumamente absurda, la intención de reelegirse de Jesús Flores como alcalde de Huatabampo, pero aún más ofensiva para la ciudadanía es la pretensión de heredar la presidencia municipal a su hijo, quien al igual que su padre no cuenta con la mejor reputación. No cabe duda que de tal palo, tal astilla.
Y es que los escándalos de “Chuy” Flores como munícipe han sido bastantes, pues al margen de su incapacidad para gobernar la “Tierra de Generales”, su administración se ha caracterizado por sus ocurrencias, su lenguaje florido y hasta su ludopatía, pero sobre todo el actuar de sus hijos como viles juniors de la política.
Está documentado los excesos y enriquecimiento inexplicable de los hijos del profe Flores, evidenciado con lo que se ha convertido en un monumento a la corrupción como lo es “La Casa Blanca de Huatabampo”, donde se organizan ostentosas fiestas al margen de la ley y a costillas de los recursos de los huatabampenses.
Pues solo hay de dos sopas, están robando y haciendo negocio con el Ayuntamiento de Huatabampo, o de plano lo otro, pues no se puede explicar como de la noche a la mañana, los Flores Mendívil pasaron de ser una familia de clase media a convertirse en unos magnates inmobiliarios, entre otros dudosos giros.
Es evidente que tan lucrativo negocio, como lo es el servicio público, pues no quieren soltar la ubre para seguir mamando, por lo cual el alcalde Jesús Flores consciente la mala imagen y desgaste de gobierno, busca impulsar a su hijo para que busque la alcaldía por su parte, aun sabiendo que también tiene pésima reputación.
Y como lo he dicho, en las próximas elecciones ya no habrá manto protector de Andrés Manuel López Obrador, por lo cual no ganará en automático cualquier pelafustán, menos si cuenta con tales antecedentes y por supuesto, si es el junior del peor presidente que ha pisado el ayuntamiento de esas tierras.
COMMENTS