Por David Omar Guirado
El peso mexicano, ha demostrado una fortaleza sorprendente en los últimos meses, alcanzando cotizaciones que no se veían desde diciembre del 2015. Esta situación, ha despertado el interés de analistas y expertos, quienes intentan comprender las razones detrás de este fenómeno y cómo se relaciona con la dinámica comercial con nuestras contrapartes en el T-MEC y con la política monetaria que seguirá el país a futuro en miras de atacar la inflación.
Aunque la inflación ha experimentado una disminución en estas últimas semanas, los precios de los productos terminados y servicios se han mantenido elevados, generando interrogantes sobre la verdadera situación económica del país, es decir, si el peso mexicano está sobrevaluado y sea una burbuja que inminentemente estallará.
Diversos factores han contribuido al rendimiento positivo del peso mexicano. En primer lugar, el flujo de dólares por la llegada de remesas ha impulsado la disponibilidad de divisas en el país. Además, la creciente inversión extranjera, impulsada por el fenómeno del nearshoring, ha generado confianza en la economía mexicana y ha atraído capital. Por último, el diferencial de tasas entre México y Estados Unidos ha incentivado la inversión en instrumentos denominados en pesos mexicanos.
Los analistas pronostican que esta tendencia alcista del peso mexicano continuará, aunque con menor fuerza. Se espera que la Reserva Federal de Estados Unidos alcance un “aterrizaje suave” en su política monetaria, lo que apoyaría la apreciación del peso. Sin embargo, existen posibles obstáculos en el horizonte que podrían frenar esta fortaleza, como el resurgimiento de la recesión en Estados Unidos y los efectos de los próximos procesos políticos tanto en México como en su vecino del norte.
En primer lugar, se mencionan las bases de comparación elevadas, que distorsionan las lecturas de inflación y suelen arrojar cifras más bajas. En segundo lugar, el costo de la vivienda, especialmente las rentas, ha tenido un impacto significativo en la inflación subyacente.
Por último, los precios de los carros también han tenido un impacto en la inflación, ya que durante la pandemia hubo una interrupción en la producción de vehículos como consecuencia de una escasez de chips en China, lo que generó un aumento significativo en los precios de la industria automotriz, incluidos los usados.
En definitiva, a pesar de que el peso mexicano ha mostrado una fortaleza notable y que la inflación ha cedido, los precios de los productos y servicios en México se mantienen elevados y persisten riesgos que podrían afectar tanto al tipo de cambio como a la estabilidad de precios. Entre tanto, solo nos queda esperar lo mejor y estar atentos a las decisiones que tome nuestro Banco Central Mexicano.
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