¡¿Un Nuevo Milagro Mexicano?!: Luis Fernando Heras

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¡¿Un Nuevo Milagro Mexicano?!: Luis Fernando Heras

Por: Luis Fernando Heras

No deja de ser siempre inquietante lo que ocurre en un país como el nuestro, con tantos altibajos. ¿Izquierda? ¿Derecha? ¿Crecimiento? ¿Estabilidad?

Básicamente, las principales noticias de los medios del país siguen siendo sobre los migrantes y el viacrucis que vivirán en todas las fronteras del país, y esta oleada que se avecina, y forma parte de un movimiento migrante a nivel internacional, son cosas inevitables, dolorosas realidades de la vida que no debemos pasar por alto. Ojalá se encuentren fórmulas apropiadas para atender y resolver esta situación. Las notas de narcotráfico, asesinatos y violencia llenan los medios nacionales diariamente.

Sin embargo, los problemas que enfrentamos en México son múltiples. Una de las preguntas que sigue flotando en el ambiente es: ¿qué está sucediendo en nuestro país? pasamos de tener un partido único que estuvo en el poder durante muchos años  (PRI) a un partido que prometía honestidad y un cambio verdadero, pero que fue rechazado en las urnas por el pueblo mexicano después de gobernar durante 12 años (PAN).

Luego, regresa el partido anterior (PRI) y, finalmente, en la actualidad llega un partido que promete llevar a cabo una transformación total del país, llevándonos a niveles superlativos de justicia social y apoyo a los más desprotegidos, entre muchas otras cosas. Sin embargo, con los resultados obtenidos en estos casi cinco años, nos damos cuenta de que no es lo mismo ser borracho que ser cantinero, o sea, acusador que acusado, juzgar o que te juzguen, criticar tú o que te critiquen a ti.

Es decir, no es lo mismo estar del otro lado de la barra, atacando y criticando, que estar en el lado de la responsabilidad, atendiendo los problemas e intentando encontrar soluciones. Desde luego, funcionó muy bien durante los primeros tres años al culpar de todo al pasado, pero hay tantas cosas de la vida real que requieren atención por parte del gobierno.

Entonces, una de las cosas que siempre me ha llamado la atención al verlo desde el punto de vista de los sistemas políticos comparados en el mundo, le comento un antecedente, en los años 50’s, después de la Segunda Guerra Mundial, México se involucró en una impresionante actividad que muchos países y analistas internacionales llamaron el “milagro mexicano”. ¿En qué consistía este milagro? En lograr estabilidad política, crecimiento económico y paz social, es decir, seguridad pública. Imagínese que maravilla sería para los mexicanos de este siglo, ya sean jóvenes, niños, adultos o personas de la tercera edad, tener la posibilidad de regresar a vivir un nuevo “milagro mexicano” equivalente a tener Crecimiento Económico con Estabilidad Política y Paz Social.

Y hay algunas cosas que tendríamos que cambiar, porque también está permitido soñar.

En primer lugar, el tema de la seguridad pública es algo que debemos abordar. Es necesario fortalecer las instituciones encargadas de garantizar la seguridad, brindarles certeza y fortaleza, y actuar en cumplimiento de la ley.

Además, es evidente que en términos económicos vamos a tener un sexenio perdido. Por lo tanto, se requiere una profunda reforma económica, una reforma estructural, porque lo que estamos haciendo como país en la actualidad está afectando negativamente nuestra estructura económica. No estamos avanzando, sino retrocediendo en términos numéricos, y al final del sexenio, económicamente hablando, será un período perdido. Es decir, no vamos a crecer en absoluto. Literalmente, si sumamos los seis años, el crecimiento será cero, eso ya no es aceptable, incluso si encontráramos todo el petróleo del mundo, litio y diamantes cayeran del cielo, México no podría lograr un crecimiento significativo antes de que el presidente López Obrador deje el cargo.

Las políticas fiscales también deben tener un enfoque práctico. No es posible que el 52% de los mexicanos estén en la informalidad y no paguen impuestos, mientras que el otro 48% sí lo hace. Así no funciona.

Ninguna sociedad, puede progresar si no contribuimos todos. Terminaremos con ciudades llenas de basura y desorden, corrupción generalizada, vendedores ambulantes y caos. Seguiremos siendo un país de tercer mundo.

También es importante abordar el tema de las políticas sociales, que personalmente considero un acierto su implementación, pero un error en el control de aquellos encargados de llevarlas a cabo. La corrupción y la impunidad en los niveles medios y bajos de las dependencias encargadas de los programas sociales, son alarmantes. El fracaso de estas políticas sociales es impresionante, no solo por el robo y la corrupción generalizada que se ha instaurado en muchas dependencias, sino también por el aumento en el número de personas en situación de pobreza.

El hecho de tener 4.5 millones más de pobres o nuevos pobres en los últimos cuatro años no es un buen indicador de nuestro progreso.

Y, por supuesto, no podemos olvidar el tema de la transparencia. Ha sido como si los cristales, los espejos o las porcelanas se hubieran quebrado, con asignaciones de contratos que han dejado todo el dinero en manos del ejército y mega proyectos con precios inflados. El fantasma de la corrupción apareció de repente y surge por todos lados, ¿que paso?

Todo esto nos deja un sabor amargo y nos conduce a una quiebra financiera que algún día tendremos que pagar en los próximos años.

Todo el afecto y la admiración que se tiene al presidente López Obrador, quien ganó en las urnas gracias a todas las promesas y compromisos que hizo, que aún cuenta con el respaldo de una parte importante del pueblo mexicano, está hoy en riesgo,  hay demasiadas dudas, confusiones y versiones preocupantes.

El tema de los derechos humanos, se ha contaminado, se ha desviado hacia otro rumbo. Estamos muy lejos de tener un diálogo real, el diálogo se ha convertido en un monólogo. No vemos al Presidente de la República dialogando con el Poder Judicial o el Poder Legislativo, solo lo hace con sus colaboradores y con un grupo reducido de periodistas a quienes les habla todas las mañanas en un monólogo, diciéndole a aquellos que no están de acuerdo que están equivocados, que son neoliberales, que los medios de comunicación tienen la culpa, y así sucesivamente.

No hay un diálogo nacional, no hay diálogo con los productores ni con los sectores que impulsan la economía, las empresas y aquellos que transforman a México todos los días con su trabajo, generando empleos y contribuyendo al país. El diálogo aquí se ha convertido en un monólogo. Además, el combate a la corrupción es una asignatura necesaria y pendiente, ya que ocurre en todos los países del mundo.

Sin embargo, en México parece que se otorgan certificados, diplomas, maestrías y doctorados a aquellos que están involucrados, ya que entre más están involucrados, más lejos llegan en la pirámide del poder y son recompensados con nuevos cargos.

Para concluir, es evidente que se necesita no solo una separación de poderes, equilibrio  y también respeto entre ellos: el poder ejecutivo, legislativo y judicial. Definitivamente, queda claro que hay un rechazo a la concentración de poder en una sola persona y un claro reclamo en contra de la militarización, que es un clamor mexicano.

Es fundamental construir más y destruir menos, tener un plan y cumplir con ese plan, involucrando a todos los mexicanos y exigiendo su cumplimiento. De lo contrario, el milagro mexicano no ocurrirá, a pesar de las condiciones globales favorables que sitúan a México en una posición privilegiada para aprovechar lo que sucede en el mundo en términos de tecnología e industria.

México tiene la posibilidad de ocupar un lugar destacado, pero si no pone orden en casa, o de lo contrario se deteriorará, y  podría caerse.

En fin, ese es el comentario que quería hacer y compartirlo con usted, porque siempre es importante reflexionar sobre lo global, lo general, lo que tenemos y lo que deberíamos tener. Saludos .

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