Pato De Lucas, rara avis de la política
Por ALCAPARRA
El águila es una de las aves que vive más tiempo, pero cuenta la leyenda que en una etapa de su vida su pico se curva, sus alas envejecen, sus plumas engrosan, sus garras se debilitan y se enfrentan a la muerte. Pero el águila se niega a aceptar ese destino y vuela hacia un alto risco solitario, desprenden sus garras, arranca sus plumas y destrozan su pico contra las rocas, después de un tiempo, el ave totalmente renovada vuelve a emprender el vuelo.
He tenido la oportunidad de entrevistar a Ernesto De Lucas Hopkins en diferentes etapas, durante los últimos doce años, la primera ocasión que me senté en la misma mesa El Pato ya llevaba una década de carrera política, era diputado federal y el priismo sonorense se estaba reorganizado después de perder por primera vez la gubernatura en el 2009.
En estos tiempos de alternancia en el estado y confusos para el tricolor retornó al estado el ex gobernador Manlio Fabio Beltrones y en un octubre del 2010 declaró que era momento para que una mujer llegara a la presidencia del PRI en Sonora, meses después Claudia Pavlovich llegaba a la dirigencia y una vieja clase política se restauraba en el estado.
Fue así como el priismo regionalista y el rojo recalcitrante se diluía, y con ello aquella nueva camada de políticos impulsada por el ex gobernador Eduardo Bours encontraban cabida en otras expresiones en el estado y por supuesto a nivel nacional, donde después de doce años de Acción Nacional en la Presidencia de la República, el PRI preparaba su regreso.
El entonces diputado De Lucas Hopkins se enganchó con el grupo encabezado por la figura del nuevo PRI, Ernesto Peña Nieto, a quien le coordinó la campaña permanente en el 2012 consiguiendo la presidencia y no solo la restauración del viejo régimen, sino de los vicios de antaño que terminaron en pocos años significado un gran desgaste ante la ciudadanía.
Bastó poco tiempo para que ese gobierno federal desviara el camino y algunos personajes volaran y retornaran a viejos horizontes como Sonora, donde superadas tormentas pasadas Ernesto De Lucas en 2015 encontró cabida en la campaña permanente que llevaría al PRI de nuevo al Palacio de Gobierno, su próximo destino: la Secretaría de Educación y Cultura.
En medio del rechazo a los partidos políticos tradicionales y la ascendencia del proyecto político de Andrés Manuel López Obrador, el otrora priista Ernesto De Lucas Hopkins decidió asumir el reto de la presidencia municipal de Hermosillo, pese al tsunami morenista conseguiría buenos números, pero no los suficientes para llegar a la alcaldía de la capital.
Luego del estrepitoso descalabro se presentaron nuevas oportunidades en el gobierno estatal, pero la dirigencia del PRI en Sonora estaba escrita en su destino, donde empezó a revolucionar al tricolor, sin embargo, las inercias y resistencias naturales de los grupos al interior del priismo no dejaron madurar un buen proyecto que trataba de rescatar lo perdido.
En 2021, de nueva cuenta el destino le jugaba una mala pasada al Pato y no conseguiría la candidatura a la presidencia municipal de Hermosillo, sin embargo, fue factor determinante para la consecución de la misma, no obstante, tuvo que fajarse para lograr una posición de representación plurinominal al Congreso del Estado, misma que le valió la Diputación Local.
Sin lugar a dudas, estos doce años de conocer a Ernesto me han dejado claro la clase de político que es: una rara avis de la política, esas que no vuelan solas, esas que nadan contra corriente y que pueden resurgir de las cenizas, pero sobre todo, esas que tienen la capacidad de renovar su plumaje y emprender el vuelo, cuantas veces sea necesario.
Y es que cuando tienes la filosofía de que nada es imposible, no importa volver a iniciar de cero, pues sabes que el cielo es el límite… y aunque El Pato es modesto y no se considera de esas raras avis, ni tampoco tener de esos plumajes que cruzan el pantano sin mancharse, ha quedado claro que la resiliencia y la perseverancia son sus dos grandes alas.
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