El silencio en el sepelio de la periodista mexicana Lourdes Maldonado en Tijuana, era solo mitigado por el sonido de las cámaras de quienes acudieron a darle un último adiós, y a su vez, cubrir la noticia como colegas de profesión.
Con una impunidad casi total, la violencia contra los periodistas se perpetúa en un México con ineficaces medidas de protección y ataques diarios a los medios por parte del presidente Andrés Manuel López Obrador.
Estas escalofriantes cifras han llevado a organizaciones en la pro de los derechos del gremio periodístico como Reporteros Sin Fronteras (RSF) a calificar a nuestro país como el “más mortífero” para la prensa en el mundo.
Según la organización Artículo 19, México suma 148 periodistas asesinados por su labor desde 2000 a la fecha y 28 de estos casos, se han dado durante el mandato de AMLO, es decir desde diciembre de 2018 a la fecha.
Entre tanto, el mandatario ejecutivo está tan obsesionado con el intercambio de reclamos y agravios diarios con la prensa “conservadora”, “los medios afines a la mafia del poder”, que ha perdido sensibilidad para entender la magnitud de la violencia que se ejerce contra los periodistas y las implicaciones que ello acarrea.
El asesinato de un periodista es la versión extrema de la censura en una sociedad.
Sonora no ha sido la excepción. Hace apenas unos meses, en el estado fue asesinado Ricardo López, propietario de InfoGuaymas a las afueras de un supermercado del municipio.
Los grupos que lanzan esta amenaza saben que pueden hacerlo por la impunidad que gozan, pues durante años han intimidado a periodistas y medios de comunicación sin que ninguna autoridad del pasado o del presente, los haya frenado o sancionado.
Tampoco podemos dejar pasar el señalar las agresiones a través de redes sociales que ha recibido nuestro compañero David Guirado por parte de troles anónimos ligados a gente al interior del Ayuntamiento de Navojoa, consecuencia de hacer su trabajo y denunciar lo que está pasando en la Perla del Mayo.
Tristemente el peor ejemplo viene del ejecutivo federal, no hay día sin ataques a medios, sin descalificaciones a periodistas, sin que una nota o un comentario que se considere crítico no sufra una coordinada y nada espontánea ola de ataques en redes sociales, casi siempre recurriendo sólo a la descalificación y el agravio, ignorando el debate, ajenos a cualquier idea.
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