2021 será recordado como el año de la reactivación de los sectores productivos y el aparente inicio del fin de la pandemia, pero también como el año en el que la hiperinflación regresó a nuestras vidas después de dos décadas de ausencia.
2022 inicia con un alto nivel de incertidumbre en el tema económico pero también de esperanza con la llegada de nuevos medicamentos y vacunas para hacer frente al COVID 19. Aunque la economía global experimentó una recuperación, el desestancamiento se dio de una manera muy dispareja.
Esto porque variaron drásticamente por región los procesos de vacunación, las políticas de estímulo fiscal y económico a la pequeña y mediana empresa, la interrupción de las cadenas de suministros y las restricciones a la movilidad.
En el caso de nuestro país, en materia económica, el gobierno de Andrés Manuel López Obrador no parece dispuesto a modificar su narrativa sobre la importancia de la inversión privada como generadora de empleo, a pesar de que sus agresiones verbales hacia el sector empresarial no contribuyen a generar un ambiente de confianza que motive la inversión privada.
La fuga de capitales del país el año pasado fue la mayor desde 1991, de 265 mil millones de pesos al 10 de noviembre.
Por otra parte, la inversión pública, está concentrada en proyectos de dudosa rentabilidad económica como el Tren Maya, el aeropuerto Felipe Ángeles y la refinería de Dos Bocas. Eso sin contar los 20 mil millones de dólares solo para mitigar la deuda de PEMEX.
En cuanto a lo político, parece que el panorama nacional se volverá a teñir de color vino tinto con los pronósticos en las elecciones locales del 5 de junio. Las encuestas conceden el triunfo a Morena en cinco distintas gubernaturas: Durango, Hidalgo, Oaxaca, Quintana Roo y Tamaulipas, y sólo Aguascalientes al PAN.
Así mismo, viene la revocación de mandato en abril, donde el INE ha debido enfrentar la absurda maniobra de “te doy menos presupuesto para que digas que no se puede y luego te exhibo como un órgano antidemocrático por oponerse a una medida de democracia participativa”.
En lo local, veremos el despegue paulatino de los megaproyectos del Gobierno del Estado que lidera Alfonso Durazo: consolidar el centro logístico de carga en el aeropuerto de Cajeme, detonar el puerto marítimo de Guaymas, la creación de la mega carretera Chihuahua-Sonora, etc.
Aunque sin duda, el gran reto para este 2022 será el tema de seguridad. En nuestro Estado, año con año las víctimas de delitos han aumentado de la mano de la percepción de inseguridad.
Hoy, Sonora es uno de los estados más violentos del país y ciudades como Cajeme se encuentran entre las que registran mayor número de asesinatos en todo el mundo, de acuerdo a la encuesta nacional de victimización y percepción de seguridad pública del INEGI. ¿Será que ahora sí vienen tiempos mejores?.
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