Que siempre sí: a última hora, México dio el ‘sí’ a entrar al tema de la deforestación: el país se unió al acuerdo anunciado la semana pasada en la COP26 celebrada en Glasgow, Escocia cuya finalidad es comprometerse a tomar medidas para frenar el calentamiento global.
México fue uno de los últimos países en sumarse a las estrategias y compromisos donde participan más de 100 países que representan 85% del territorio forestal del planeta. Habrá 19,200 millones de dólares para apoyar a los países en vías de desarrollo en tareas de conservación de bosques y restauración de los suelos.
Los efectos del cambio climático ya los hemos visto este 2021 en México y en el mundo. Fueron muchos los desastres naturales que van desde tormentas poderosas, inundaciones hasta incendios forestales, olas de calor y sequía. Aun así, siguen las resistencias o desinterés por parte de nuestra nación y de muchas otras a lo largo y ancho de la geografía mundial.
La semana pasada, los líderes del mundo se reunieron en Glasgow en la edición 26 de la COP. Con un “basta ya de cavar nuestra propia tumba” y de “tratar a la naturaleza como un retrete” de Antonio Guterres, Secretario General de las Naciones Unidas, celebró esta cumbre del clima que buscaba poner en la mesa compromisos, la ambición global y el financiamiento para limitar el calentamiento global 1,5 ºC. Un objetivo que cada vez parece más difícil.
A pesar de los esfuerzos de organización por parte del Gobierno del Reino Unido, el inicio de la COP26 ha dejado un sabor agridulce entre las y los participantes. Primero porque durante meses hubo grandes dudas sobre si los países que se encontraban en la lista roja del país anfitrión por la pandemia de Covid-19, podrían ingresar con o sin cuarentena obligatoria.
Segundo por la ausencia de China. El gigante del oriente es indispensable para poder avanzar en estrategias que conduzcan a alcanzar el objetivo de mitigar el calentamiento global pues es el país con mayores emisiones de carbono en el mundo (anualmente, emite más del doble que Estados Unidos) con alrededor del 28 por ciento de las emisiones totales en el mundo.
Finalmente, el 2 de noviembre se anunció que 105 países, entre ellos México, se adherían a la Declaración sobre bosques y uso de la tierra, con la cual se reafirman compromisos sobre el uso sostenible de la tierra, la conservación y la protección sostenible de los bosques y la reforestación con miras al 2030. Un tema delicado para el gobierno en turno ¿alguien dijo ecocidio por el tren maya?
Pues ahora México entregó como un componente de su Contribución Nacionalmente Determinada (NDC por sus siglas en inglés), que se comprometía a una tasa de 0% de deforestación y esperemos que se cumpla.
Dicha declaración parece ambiciosa en primera instancia, sin embargo, ya hemos escuchado este tipo de compromisos y de promesas en diversos foros y cumbres internacionales, como el acuerdo de París.
El verdadero reto es que las naciones no solo cumplan con sus metas de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), sino que también incrementen estos compromisos de reforestación si queremos evitar que la temperatura se eleve por más de dos grados centígrados.
¿Qué cambiará para México con la firma del acuerdo mundial para proteger los bosques?, nuestro país es número 12 del mundo en patrimonio forestal, pero ocupa el quinto lugar en materia de deforestación.
En 2020, en México se perdieron 127,770 hectáreas de bosques, aunque la Semarnat autorizó el cambio de uso de suelo de 13,000 hectáreas. Esto quiere decir que 95% de la deforestación en nuestro territorio está relacionada con debilidad del Estado de Derecho. Además de que existe un gran índice de tala ilegal en las zonas de la sierra controlada por el crimen organizado.
¿Por qué México se tardó en firmar este acuerdo? Entre muchas versiones que circularon, una de las más creíbles es que la delegación mexicana insistió en que hubiera referencias directas al programa Sembrando Vida, impulsado por el presidente Andrés Manuel López Obrador y no tuvo éxito. Aunque no quiere decir que esta iniciativa carezca de posibilidades de competir por una parte de los cuantiosos recursos que se destinarán.
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