El tercer informe de ensueño de AMLO
“Tengan, para que aprendan”, les dijo en su mensaje Andrés Manuel López Obrador a los “neoliberales” el pasado miércoles después de enumerar los siete récords económicos logrados en su gestión durante la lectura de su tercer informe de Gobierno.
Los informes de gobierno nunca han sido un espacio para la reflexión o la autocrítica precisamente. Tampoco se replantean cambios de dirección o se reconocen errores de políticas públicas. Son más bien plataformas que los mandatarios aprovechan cada año para autoelogiarse.
Su mensaje fue estratégico, una amalgama compuesta por tres ejes rectores: los avances de su sexenio, algunos retrocesos disfrazados de avances y muchas buenas intenciones, que en este caso vienen sobrando, cuando la realidad dista del ideal.
Cada quién recibió el mensaje desde una trinchera ideológica distinta. Sus críticos acérrimos se perdieron de la oportunidad de ver un México que ha cambiado significativamente para la clase trabajadora, para el empresario y los contribuyentes. Sus defensores más entusiastas se perdieron de más aún. No pudieron observar al mandatario que subió a tribuna confundiendo sus anhelos con la realidad del país.
De entre tantas cosas, habló del “récord histórico en no incremento de deuda”. De acuerdo con la información de finanzas públicas de la Secretaría de Hacienda, la deuda pública a julio del año presente se ubicaba en más de 12,4 billones de pesos, mientras que, en noviembre de 2018, fue 10,7 billones. El incremento nominal en la deuda ha sido en este periodo de 15,8%, incluso por encima de la inflación.
Las cifras de Inversión Extranjera Directa volvieron a aparecer en la discusión. El presidente lo describió como un logro histórico, pero las cifras completas de la Balanza de Pagos de Banco de México cuentan una historia distinta. Cuando el Presidente habló de este rubro utilizó las cifras preliminares y únicamente las referentes a las entradas de recursos. No tomó en cuenta las salidas de inversión que, si se considerasen, mostrarían una disminución de más del 16% entre los primeros semestres de 2020 y 2021 en inversión extranjera directa neta.
Destacó la cancelación del aeropuerto de Texcoco y quiso hacernos creer que el nuevo aeropuerto que construye con ayuda del Ejército será más barato y se terminará más rápido. En realidad, una vez que se han considerado los costos de la cancelación del proyecto original, lo que él construye es un gran elefante blanco.
Y otra vez aparecieron las remesas como logro histórico. Es cierto que las remesas se han incrementado al punto de alcanzar máximos históricos durante lo que va del año incluso considerando el aumento que tuvieron durante 2020. El dinero que envían los mexicanos en el extranjero, son una fuente importante de ingreso para miles de familias en el país, pero no son logro de ninguna administración. Son producto del fracaso de no lograr un mayor crecimiento económico en el país y que miles de coterráneos tengan que emigrar para buscar las condiciones de una vida digna fuera de México.
El Presidente ha decidido dormir el dulce sueño de la ignorancia autoinducida. De quien decide no ver sus retos, sino inventarse éxitos. Esta mitad del sexenio nos deja muy lejos del país que López Obrador nos pidió que soñáramos.
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