
Por Luis Fernando Heras Portillo
En pocos años, medicamentos como Ozempic, Wegovy y Mounjaro pasaron de ser nombres desconocidos a tendencia global. El 1 de diciembre de 2025 ocurrió un hecho clave: la Organización Mundial de la Salud (OMS) publicó su primera guía global sobre terapias GLP-1 para tratar la obesidad en adultos y actualizó su Lista de Medicamentos Esenciales, donde ya incluía agonistas GLP-1 y duales GLP-1/GIP para diabetes tipo 2 y obesidad en grupos de alto riesgo. Esta lista orienta decisiones gubernamentales de compra y subsidio.
La obesidad causó 3.7 millones de muertes por enfermedades no transmisibles en 2024 y afecta a más de 1.000 millones de personas, cifra que podría duplicarse hacia 2030. Para la OMS, los GLP-1 son un avance, pero no una solución aislada: la obesidad es crónica y requiere manejo continuo.
- Qué decidió la OMS y por qué importa
Los agonistas GLP-1 y duales GLP-1/GIP reducen apetito, controlan glucosa y favorecen pérdida de peso. En ensayos han logrado reducciones de 15–25% del peso corporal en 1–1.5 años. En 2025 la OMS ya había incluido varios de ellos en su lista esencial para diabetes y obesidad en adultos con comorbilidades.
La nueva guía respalda su uso a largo plazo para adultos con obesidad (IMC ≥30), siempre combinados con dieta, actividad física y apoyo conductual. La OMS enfatiza que la obesidad es una enfermedad recidivante y que el tratamiento suele ser de por vida.
La decisión se sostiene en evidencia que vincula la obesidad con enfermedades cardiovasculares, diabetes tipo 2, ciertos cánceres y daño renal. Los modelos económicos estiman costos globales que podrían alcanzar 3 billones de dólares anuales para 2030. Aunque eficaces, los GLP-1 provocan efectos adversos gastrointestinales frecuentes y riesgos poco comunes pero serios, lo que exige seguimiento clínico.
- El furor global: salud pública o moda peligrosa
El uso de estos medicamentos ha crecido con rapidez. En Estados Unidos, la proporción de adultos que los usan para bajar de peso pasó de 5.8% a 12.4% entre 2024 y 2025. Esto ha modificado patrones de consumo de alimentos, alcohol y ropa. Sin embargo, su uso se concentra en países ricos y en grupos con mayor poder adquisitivo.
La OMS alerta sobre la demanda impulsada por motivos estéticos y sobre problemas como:
– Uso sin supervisión o mediante compras en línea.
– Abandono temprano por costo, efectos secundarios o expectativas irreales, con recuperación del peso.
– Uso temporal para eventos sociales, contrario a la recomendación de manejo crónico.
Un medicamento potente sin control puede profundizar desigualdades y generar frustración.
- Brecha de acceso: la desigualdad central
La OMS reconoce que menos del 10% de quienes necesitan GLP-1 podrá acceder a ellos para 2030 debido al alto precio y la limitada producción. La capacidad mundial alcanzaría para unos 100 millones de usuarios, muy por debajo de la demanda potencial.
El precio anual es elevado y varios gobiernos debaten su financiamiento. Países como España han rechazado cubrirlos para obesidad sin comorbilidades por costos e incertidumbre. Esto abre el dilema entre priorizar fármacos caros para pocos o invertir en prevención para muchos.
- Más allá de la inyección: terapias complementarias
La base del tratamiento sigue siendo alimentación saludable, actividad física y apoyo psicológico. Existen terapias complementarias con evidencia variable:
4.1. Crioestimulación corporal total
Breve exposición a –110°C dentro de programas con dieta y ejercicio. Un estudio mostró mejoras en triglicéridos, colesterol, glucosa y circunferencia de cintura, pero los ensayos son pequeños y cortos.
4.2. Acupuntura
Puede generar reducciones modestas de peso y circunferencia de cintura como complemento, aunque la calidad de muchos estudios es limitada y los resultados heterogéneos.
4.3. Intervenciones psicológicas
TCC y ACT logran pérdidas ≥5% del peso corporal cuando hay seguimiento continuo. Mejoran relación con la comida y previenen recaídas.
4.4. Suplementos y fitoterapia
Extractos como té verde muestran reducciones modestas y variables. Son accesibles, pero su efecto es pequeño y pueden tener interacciones.
4.5. Medicina de precisión
Busca personalizar el tratamiento según fenotipos, genética y comorbilidades. Aún en etapas tempranas, pero podría mejorar la respuesta a fármacos o cirugía.
Estas terapias no sustituyen tratamientos probados, pero pueden ayudar como complemento.
- Comparación general
La evidencia muestra que los GLP-1 son los más eficaces para pérdida de peso, mientras que las terapias alternativas tienen efectos más modestos. La obesidad requiere manejo crónico y multidisciplinario.
- Conclusiones para SonoraStar
La decisión de la OMS consolida a los GLP-1 como herramientas esenciales contra la obesidad y presiona para ampliar el acceso. El riesgo es que solo países y personas con mayor poder adquisitivo se beneficien, ampliando la brecha de salud.
La base del tratamiento continúa siendo alimentación saludable, actividad física, apoyo psicológico y entornos que favorezcan hábitos sanos. Las terapias complementarias pueden apoyar, pero no igualan la eficacia de los GLP-1.
En síntesis, la clave no es adelgazar rápido, sino construir salud sostenible y equitativa.



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