MONITOR | Los Claudilleros de la Cuarta Transformación

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MONITOR | Los Claudilleros de la Cuarta Transformación

Por Alan Castro Parra

Desde su origen el Movimiento de Regeneración Nacional ciertamente se integró de diferentes corrientes y liderazgos provenientes de varias fuerzas políticas, sumando en distintas etapas a personas que venían a aportar su granito de arena al proyecto.

El punto más evidente fue el llamado a la unidad que hizo Andrés Manuel López Obrador previo a la elección presidencial del 2018, donde prácticamente abrió las puertas y ventanas del movimiento para la llegada de priistas y panistas incluso a las candidaturas.

El tsunami electoral suscitado en ese proceso electoral trajo consigo una serie de triunfos electorales que justificó de alguna forma la postulación de esos perfiles recién llegados al movimiento, acompañando el éxito del proyecto de cierto pragmatismo político. 

Lo cierto es que indistintamente a quien hubieran postulado, habría ganado sin problemas.

Ya en el poder el líder del movimiento y presidente de la república, Andres Manuel López Obrador continuó con esa misma estrategia, neutralizando y sumando liderazgos de la oposición, entre ellos varios gobernadores y gobernadoras, como lo fue Claudia Pavlovich.

La inercia de crecimiento del movimiento a nivel nacional y estatal era evidentemente muy favorable para Morena, por lo cual a la mandataria estatal no le quedó otra opción que negociar su salida, las condiciones del acuerdo es algo que tal vez nunca sabremos. 

Si bien no operó en contra de su entonces partido el PRI y la candidatura de la alianza en 2021, se dice que uno de los acuerdos fue no meter las manos en la elección. Que en fines prácticos, que un gobierno estatal no opere en una sucesión estatal, equivale a lo mismo.

Pero la deslealtad no se sintió en la elección, sino cuando se dio a conocer el nombramiento de Pavlovich como cónsul del gobierno de México en Barcelona, y la traición no fue solamente al priismo sonorense, sino a Morena de su propio presidente López Obrador.

No quedó más que aguantar y respetar el acuerdo del presidente, que se traducía en Sonora como un evidente pacto de impunidad, aun cuando la bandera de la campaña estatal había sido el combate a la corrupción y el recibimiento de un estado en quiebra total.

Cuatro años han transcurrido desde entonces y justo este último trimestre del presente 2025 han regresado viejos fantasmas del pasado a evidenciar el pragmatismo de la política nacional, golpeando la narrativa estatal y generando inconformidad en la clase gobernante.

Primeramente con el nombramiento de la ex gobernadora Claudia Pavlovich Arellano como embajadora plenipotenciaria de México en Panamá, siendo la propia presidenta Claudia Sheinbaum la principal promovente de este reconocimiento a la ex mandataria sonorense.

Pues mientras que muchos pensaban que una vez que Andres Manuel López Obrador dejara la presidencia iban a concluir sus compromisos políticos, acuerdos y negociaciones, pues lo que hubo en muchos de los casos fue una ratificación de aquellos pactos. 

Si bien el nombramiento de Claudia Pavlovich causa un impacto mediático en Sonora, definitivamente en lo político no se siente tanto y esto es por la distancia de la mandataria, ya que su campo de acción la mantiene lejos del estado, y entre más lejos mejor. 

No obstante, en este mismo tiempo se da el nombramiento de Manuel Ignacio Maloro Acosta como coordinador de la primera circunscripción del Partido Verde Ecologista de México, entrando a nivel nacional y por la puerta grande a la Cuarta Transformación. 

El ex alcalde de Hermosillo no solamente fue el adversario electoral del actual gobernador Alfonso Durazo en la contienda al Senado en el proceso del 2018, sino que fue el principal enemigo público de la primera administración municipal de Morena en la capital.

La otrora alcaldesa Celida López evidenció los malos manejos en la administración municipal de Maloro Acosta y principalmente el contrato leonino del alumbrado público durante su trienio, revocando la concesión y presentándolo como un logro político.

Siendo Maloro Acosta hoy delegado regional del Verde y muy probable candidato a diputado federal plurinominal, la incongruencia es evidente pero sobre todo la afrenta al movimiento en Sonora, donde muy seguramente no se consultó esta decisión.

La semana pasada en el Senado se aprobó el nombramiento de los nuevos integrantes del Tribunal Federal de Justicia Administrativa, incluido al ex Secretario de Gobierno de Sonora durante el sexenio de Claudia Pavlovich, su nombre Miguel Ernesto Pompa Corella.

El nuevo magistrado Miguel Pompa fue acusado en su momento por el hoy gobernador Alfonso Durazo de haber intimidado a personas que querían participar en Morena, pero no fue hasta este gobierno donde se empezó a mostrar cada uno de los excesos del Potrillo.

Un tema toral en la actual administración estatal fue la nueva Ley del Notariado de Sonora, que prácticamente es una respuesta a la abusiva auto asignación de notarías públicas hechas durante los últimos meses del sexenio de la ex gobernadora Claudia Pavlovich.

Pero no solamente quedó en eso, sino que se presentó una demanda ante el Tribunal de Justicia Administrativa para revocar su patente, pues se argumentaba que fue ilegalmente otorgada durante la administración anterior, lo cual terminó en la suspensión de la notaría.

Pero se preguntará qué tiene que ver con Morena, pues el principal promotor de Miguel Pompa Corella como magistrado fue el senador Adán Agusto López, con quien mantiene una amistad y compromiso de equipo, visible en diferentes posiciones los últimos años.

La pregunta sería, ¿no estaba enterado Adán Augusto de los antecedentes del Potrillo en Sonora?, y lo que es peor, ¿sí estaba enterado aún así no le importó?, pues sin duda el senador no es un novato, y sabe que esas decisiones pueden llegar a ser errores políticos.

Lo cierto es que al margen de la embajadora Claudia Pavlovich que es un acuerdo presidencial ratificado en la actual administración, el nombramiento de Manuel Ignacio Acosta y de Miguel Ernesto Pompa, son una afrenta política al gobernador Alfonso Durazo.

Y más allá de minar la narrativa del combate a la corrupción de la cuarta transformación, lo verdaderamente delicado es la falta de deferencia hacia el jefe político de Sonora, alguien que no solo gobierna el estado, sino que preside el Consejo Político Nacional de Morena.

Al final, más que afrentas aisladas, estos nombramientos revelan algo más profundo: que en la 4T la lealtad local es negociable cuando la política nacional decide mover sus fichas. Y en esa lógica, Sonora quedó fuera del tablero… aunque el costo político todavía está por verse.

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