PILAR POLÍTICO | Navojoa, entre el orden y la reconstrucción

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PILAR POLÍTICO | Navojoa, entre el orden y la reconstrucción

Por Jésus Donaldo Guirado

Hay decisiones en política que no necesitan grandes discursos para sentirse: no aumentar el impuesto predial en 2026 es una de ellas.

En un contexto donde todo encarece —la canasta básica, los servicios, hasta la esperanza— el anuncio del alcalde Jorge Alberto Elías Retes de mantener el incremento en 0% es, más que una medida fiscal, un gesto de empatía con las familias navojoenses.

El mensaje es claro: cuidar la economía local no es solo una promesa, sino una instrucción de gobierno.

A ello se suma el compromiso de ofrecer beneficios y descuentos a quienes más lo necesitan: adultos mayores, personas con discapacidad, madres solteras, viudas, viudos y ciudadanos en condición de vulnerabilidad económica.

No se trata de caridad, sino de justicia social aplicada desde lo municipal, desde donde realmente se siente el impacto de las decisiones públicas. Sin embargo, la visión del alcalde no se limita a los números.

El plan emergente de bacheo y pavimentación avanza con la fuerza de quien sabe que hay demasiado por corregir.

Después de años de abandono, las vialidades de Navojoa son testigos de una década de rezago acumulado. Durante mucho tiempo fueron intransitables, y hoy empiezan a ver maquinaria, brigadas y concreto hidráulico, un material que ofrece mayor durabilidad y mejor inversión a largo plazo.

El reto no es menor: la calle Jiménez, en estado deplorable, se convirtió en la muestra visible de la magnitud del rezago. La rehabilitación inició, pero se detuvo para atender otros sectores; un error táctico, si se considera que esa arteria conecta comunidades y representa una vía esencial para el comercio y la movilidad rural.

Otro punto crítico es la calle del ITSON, donde estudiantes y trabajadores padecen diariamente la odisea del traslado. Ya pasaron las lluvias, los caminos se secaron, y el momento de actuar sin pretextos ha llegado.

El alcalde ha pedido paciencia, y no lo hace por excusarse, sino porque sabe que la reconstrucción real no se improvisa.

Rehabilitar una ciudad que por años fue ignorada no es tarea de semanas; es una labor que exige planeación, recursos y, sobre todo, voluntad. Y esa voluntad, hoy, se percibe.

No se puede negar que hay sectores donde el trabajo avanza más lento, pero también es innegable que por primera vez en mucho tiempo se trabaja con método, priorizando las rutas más dañadas y los puntos estratégicos de movilidad.

Las cuadrillas municipales, el personal de Obras Públicas y la Tesorería están operando bajo una lógica de eficiencia y rendición de cuentas, algo que los navojoenses pedían desde hace años.

En este sentido, mantener el predial congelado y, al mismo tiempo, mantener la obra pública activa, habla de una administración que busca equilibrio entre la estabilidad económica y el progreso tangible. Y eso, en tiempos de incertidumbre, vale mucho.

Elías Retes no promete milagros, promete trabajo, y lo está cumpliendo. Los resultados aún se están gestando, pero el rumbo es claro: orden, reconstrucción y responsabilidad social.

Navojoa comienza a levantarse no solo con concreto y maquinaria, sino con una nueva manera de gobernar: cercana, firme y consciente de que el bienestar colectivo empieza desde lo más simple, una calle transitable y un impuesto justo.

Porque al final, gobernar no es solo administrar… es reconstruir la confianza.

Samuel Borbón y el Comité Ciudadano de Pueblos Mágicos

Álamos: la magia que vuelve a florecer

Hay municipios que se distinguen por su historia, y otros, como Álamos, por la manera en que logran revivirla.

El pasado fin de semana, el corazón del Pueblo Mágico volvió a latir con fuerza gracias al Festival Cultural Álamos 2025, una celebración que transformó sus calles, su aire y hasta su ritmo cotidiano.

Durante tres días —17, 18 y 19 de octubre— Álamos se vistió de gala. Se respiró arte, música y convivencia en cada rincón. Los visitantes pudieron recorrer la Ruta del Arte, donde artistas locales mostraron su talento en pintura y escultura; talleres como el de repostería de Teresita’s, el de mixología a cargo de Le Bleu, y los bordados tradicionales del Mayo, recordaron que la cultura no solo se observa, también se aprende y se comparte.

El ambiente fue familiar y auténtico, una muestra de que cuando la comunidad se une, la identidad florece.

Las noches fueron un festín musical: la energía de Neckxus y Los Apson llenó la Plaza de Armas el viernes; el sábado la fiesta continuó con The Charlie’s, Grupo Morbo, Los Parranderos de la Sierra y Los Hijos de Barrón; mientras que el domingo, el cierre con Su Majestad La Brissa fue simplemente apoteósico. Música para todos los gustos, generaciones y memorias.

Pero más allá de la programación, el festival dejó entrever algo más profundo: la voluntad de un gobierno por recuperar la esencia cultural de Álamos.

El alcalde Samuel Borbón Lara ha entendido que la cultura no es un lujo, sino un lazo invisible que une a la comunidad, fortalece la identidad y reactiva la economía local. Su cercanía con la gente, su presencia constante en los eventos y su interés por escuchar, le han dado un rostro humano a la administración pública.

No se trató solo de escenarios y luces, sino de reencuentros: familias completas, jóvenes, artistas y visitantes compartiendo un mismo espacio, devolviéndole vida a los portales y plazas que por años han sido testigos del paso del tiempo.

Álamos volvió a ser lo que siempre ha sido: un punto de encuentro entre tradición y modernidad, entre el arte y la esperanza. Y en ese equilibrio, el municipio reafirma su vocación de Pueblo Mágico, no por decreto, sino por mérito propio.

En tiempos donde muchos pueblos pierden su esencia en la prisa del progreso, Álamos apuesta por la cultura como motor de desarrollo. Esa apuesta, cuando se acompaña de liderazgo y sensibilidad, no solo embellece las calles… también dignifica a su gente.

Porque al final, los festivales no son solo eventos: son declaraciones de amor a lo que somos y a lo que no queremos dejar de ser.

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