Por Jesús Donaldo Guirado
En ocasiones, los grandes acontecimientos no se definen solo por la magnitud de su convocatoria, sino por la nobleza de su propósito. Bajo esa premisa, Navojoa se prepara para ser una de las sedes del Maratón Internacional de Hermosillo 2025, que en su etapa local se vivirá como un trote amistoso de carácter internacional, con una intención clara: convertir la energía del deporte en un símbolo de lucha contra el cáncer.
Lo curioso es que, entre los corredores y organizadores, algunos lo llaman de manera jocosa el “maratoño”, en alusión al presidente municipal de Hermosillo, Antonio “Toño” Astiazarán, quien ha asumido el liderazgo de esta caminata social. Y es que, más que un simple evento deportivo, la jornada se ha instaurado como una causa solidaria que busca trascender el regionalismo y convocar a familias, jóvenes y adultos en torno a la esperanza compartida.
no pretende soslayar su naturaleza deportiva para convertirse en tribuna. Por el contrario, los aglutina bajo una causa intrínseca: apoyar a quienes enfrentan la laceración del cáncer y necesitan del auxilio colectivo.
Este evento, que llega ya a su novena edición, demuestra que el deporte puede permear en la sociedad como un vector de unidad. La llegada de atletas internacionales, como el oriundo José Luis Cozari, quien alcanzará en Navojoa su maratón número cien, dota a la jornada de un cariz colosal. No se trata solo de correr; es, en buena medida, un gesto magnánimo que permite saciar la esperanza de quienes ven en el esfuerzo físico una metáfora de resistencia.
Cabe destacar que el gobierno municipal, de Navojoa, brindó el beneplácito para que este encuentro se desarrollara el 19 de octubre en la Plaza 5 de Mayo. Con ello, Navojoa no solo se convierte en sede, sino en anfitriona de una causa que se expande hacia Álamos, Huatabampo, Etchojoa y Villa Juárez, demostrando que las fronteras municipales resultan, en este caso, irrestrictamente simbólicas.
La inscripción es gratuita y, en un gesto de practicidad solidaria, solo se pide una aportación voluntaria de un kilo de ayuda para el Banco de Alimentos. Un acto sencillo que, sin estridencia, revela cómo la suma de esfuerzos modestos puede convertirse en profusión de alivio para los más necesitados.
No es menor el detalle de que los organizadores han dispuesto módulos de hidratación y atención médica: se sopesan los riesgos con la misma pulcritud con la que se impulsa la causa. El recorrido concluirá con música de DJ, recordándonos que correr, trotar o caminar puede ser también un acto de celebración.
En conclusión, este evento –multitudinario en expectativas y halagüeño en espíritu– confirma una verdad indubitable: Navojoa se mueve no solo por deporte, sino por vida, salud y solidaridad. Y en tiempos de desencanto político, vale la pena subrayar cuando la comunidad se une en torno a un fin noble, sin más artificio que la esperanza compartida.
En suma, lo que se avecina en Navojoa con el Maratón Internacional de Hermosillo 2025 no es únicamente un recorrido por las rúas de la ciudad, sino un recordatorio de que cuando la sociedad se une bajo una causa noble, el color de los partidos políticos se vuelve irrelevante. El cáncer no distingue ideologías, ni respeta fronteras; ataca con la misma crudeza a todos, sin preguntar credenciales ni filiaciones. Por eso, en eventos como este, el ánimo magnánimo debe prevalecer por encima de cualquier animadversión partidista.
La política, con frecuencia, queda entrampada en la porfía estéril y en la maledicencia de corrillos que poco aportan a la vida pública. Sin embargo, instancias como esta demuestran que existe una veta distinta: la de sumar esfuerzos irrestrictamente, con pulcritud y sentido humano, para enfrentar una de las laceraciones más dolorosas de nuestra época. El deporte, en este caso, se convierte en una plataforma que exuda esperanza y que aglutina a la comunidad en un mismo propósito.
Es halagüeño ver que municipios como Navojoa, Álamos, Huatabampo, Etchojoa y Villa Juárez se inscriban en esta dinámica colectiva, dejando en claro que la solidaridad es un valor insoslayable. Porque si bien los comicios y la disputa política suelen exacerbar diferencias, causas como la lucha contra el cáncer revelan que la auténtica cúspide del servicio público es acompañar, apoyar y tender la mano a quienes más lo necesitan.
En definitiva, más allá de la coyuntura política, lo que quedará inscrito en la memoria ciudadana será la capacidad de la comunidad para unirse en torno a una causa justa. Y allí, en esa suma de voluntades, en ese gesto de generosidad compartida, se encuentra el verdadero triunfo: demostrar que, cuando se trata de salvar vidas y de sembrar esperanza, la política puede –y debe– quedarse al margen.

Vivienda para el Bienestar: un derecho que comienza en Álamos
Mientras en Navojoa se respira la efervescencia del deporte solidario, en Álamos se abre paso otra iniciativa que toca las fibras más sensibles de la justicia social: el Programa de Vivienda para el Bienestar. Desde este 25 de septiembre y hasta el 2 de octubre, los habitantes de este Pueblo Mágico tendrán la oportunidad de registrarse en el Centro de Usos Múltiples, en un horario amplio de 9:00 de la mañana a 7:00 de la tarde.
La estrategia, impulsada por el Gobierno de México a través de la Comisión Nacional de Vivienda (Conavi), busca garantizar el derecho humano a una vivienda digna, con énfasis en quienes se encuentran en condiciones de alta marginación, comunidades indígenas o familias que padecen carencias sociales lacerantes. Se trata de un esfuerzo que, si bien puede parecer administrativo en su forma, encierra un trasfondo intrínseco: combatir la desigualdad habitacional que históricamente ha marginado a miles de familias.
Durante el registro, se aplicará una Cédula de Diagnóstico que exige a los solicitantes proporcionar información veraz y comprobable. Es un requisito insoslayable, pues la fiabilidad de los datos será determinante para verificar el cumplimiento de los criterios establecidos. En este punto, la Conavi ha sido categórica: el trámite debe realizarse personalmente, sin apoderados ni representantes, para evitar prácticas espurias que en otrora truncaron programas similares.
Los lineamientos son claros: tener 18 años cumplidos, salvo excepciones para menores con dependientes económicos en primer grado; contar con ingresos familiares no mayores a dos salarios mínimos —es decir, hasta 17 mil pesos mensuales—; no ser derechohabiente de Infonavit, Fovissste, Pemex, ISSFAM ni de ningún instituto estatal o municipal de vivienda; no haber recibido apoyo previo de Conavi; residir en un polígono prioritario de atención y, por último, no poseer vivienda propia.
Es importante destacar que este registro no garantiza de inmediato la asignación del apoyo, pero sí representa la cúspide de un proceso justo y transparente en el que cada solicitud será analizada con rigor. Si el solicitante no se encuentra disponible en la visita programada, la oportunidad se perderá sin contemplaciones. La seriedad del trámite refleja la intención de que los recursos lleguen efectivamente a quienes más los necesitan, sin desvíos ni privilegios.
En perspectiva, este programa se erige como una acción toral que puede permear de manera directa en la vida de cientos de familias alamenses. Porque más allá de los discursos y del trajín político, garantizar un techo digno no es un favor gubernamental: es un derecho incontrovertible. Y en tiempos en los que la confianza ciudadana suele menguar frente a la burocracia, iniciativas como esta tienen la capacidad de restañar la relación entre el Estado y la sociedad, demostrando que la política social, cuando se ejerce con pulcritud, puede ser sinónimo de esperanza.
COMMENTS