Judith Armenta apuesta por un cambio de régimen desde Sonora. Y precisa: “Vamos por nueve años”

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Judith Armenta apuesta por un cambio de régimen desde Sonora. Y precisa: “Vamos por nueve años”

En una oficina modesta pero estratégicamente ubicada en Hermosillo, Judith Armenta Cota recibe con la serenidad de quien no necesita imponerse con discursos altisonantes. Es la presidenta estatal de Morena en Sonora, pero también es una figura en ascenso que ha sabido tejer influencia desde abajo, con los pies en el territorio y la mirada puesta en el horizonte largo de la Cuarta Transformación.

El contexto es crucial: el cuarto informe de gobierno de Alfonso Durazo ha marcado una pauta política en el estado, y las fichas del ajedrez morenista comienzan a moverse con miras al 2027. Mientras algunos ven en este momento una pausa administrativa, Armenta lo interpreta como una aceleración estratégica. “Vamos por nueve años”, sentencia, dejando claro que la gubernatura de tres años que se avecina no es el final del camino, sino un puente hacia la consolidación del proyecto en 2030.

Con una trayectoria discreta pero consistente, Armenta forma parte del núcleo fundacional del movimiento lopezobradorista. No llegó a la política por oportunismo ni por coyuntura; la anteceden años de militancia, activismo, radios improvisadas y volantes repartidos casa por casa. En sus palabras, Morena no es una maquinaria electoral: es una convicción arraigada en el territorio y en la gente que antes fue olvidada.

La entrevista no esquiva los temas espinosos: la tensión entre reelección y nepotismo, el riesgo de abrir la puerta a personajes reciclados de otros partidos, las decisiones que deberán tomarse entre perfiles como Lorenia Valles o Javier Lamarque. Armenta responde con claridad y sin rodeos, defendiendo una refundación del partido que vuelva a poner en el centro los principios éticos y la base social.

Pero no todo es cálculo político. En varios pasajes, se permite momentos de humanidad: celebra la inversión en becas como un acto de justicia, recuerda el dolor de los fraudes del 2006 y 2012, y reconoce el rostro social del gobierno de Durazo. Más allá de cargos o candidaturas, lo que la mueve —dice— es ver a la gente salir de la pobreza. Esa, afirma, es la verdadera victoria.

¿Cómo vio Morena el cuarto informe de Alfonso Durazo? 

Mira, de entrada te diría que el formato me pareció muy innovador, muy puntual. El gobernador ha mantenido una rendición de cuentas constante, y eso se reflejó en un informe que no necesitó ser exhaustivo. Fue directo al rostro social de este gobierno. Como dirigenta de Morena, me parece muy plausible que ese sea el distintivo de la Cuarta Transformación: que los resultados se traduzcan en bienestar real.

Hay temas que me gustaron mucho: becas, vivienda, salud, el estado de bienestar… Y sobre todo, lo que considero fundamental como partido de izquierda: sacar a la gente de la pobreza. Claudia Sheinbaum hablaba de 13.5 millones a nivel nacional; aquí en Sonora, 500 mil personas salieron de esa condición. Eso es un cambio de paradigma económico. Subir el salario mínimo, convertir programas sociales en derechos, eso es transformar.

Independientemente del mensaje, pareciera que ya hay movimiento de cara al 2027. ¿Están en modo electoral?

Sin duda. Pero no solo para el 27, estamos trabajando para el 30 y para el futuro. La Cuarta Transformación tiene que consolidarse a largo plazo, y para eso el partido debe hacer su parte. Lo nuestro es el trabajo territorial. Humanismo mexicano no es un eslogan, es metodología.

Este año iniciamos dos proyectos muy importantes: el programa “Súmate” y la conformación de comités seccionales. En 2022 teníamos 42 mil afiliados; hoy rozamos los 190 mil. Y en comités, vamos por 1,613 en todo el estado. En tres semanas ya llevamos 500 conformados y más de 13 mil nuevos afiliados solo en esas asambleas.

Tú vienes del movimiento desde sus inicios. ¿Crees que en 2027 veremos un regreso a esos cuadros originales?

Yo estoy en el movimiento desde 2005. Creo que 2027 va a adelantarse mucho más de lo previsto. Ya hay expresiones claras de quiénes podrían perfilarse para la gubernatura, y es importante entender que esa gubernatura, aunque será de solo tres años, tiene que ser un puente hacia el 2030. Para nosotros, es fundamental.

Entonces, ¿van por nueve años?

Vamos. Porque lo que estamos apostando es a un cambio de régimen. No es llegar al poder por el poder. Es una nueva forma de hacer política, de pensar, de gobernar. Una nueva mentalidad. Por eso ves a figuras como yo, que no estábamos en el escaparate antes. Se están perfilando compañeros y compañeras muy ligados al proyecto.

Hay nombres que suenan fuerte: Javier Lamarque, Lorenia Valles… ¿Hablar de ellos no va a desbordar pasiones?

Hay unidad y disciplina. Tenemos un liderazgo muy fuerte, que es el del gobernador Durazo, presidente del Consejo Nacional. Ya demostró que pudo conducir un proceso complicado como el de las “corcholatas”. Y creo que vamos a dar muy buenas cuentas para el 27.

Y más allá de la gubernatura, hay otras joyas: Hermosillo y el Congreso del Estado. ¿Van por todo?

Vamos por el Plan C, de nuevo. Hermosillo tiene que recuperarse. Ya iniciamos ese trabajo, desde comités hasta proyectos más profundos. También queremos mantener el liderazgo en municipios clave. Pero sí: recuperar la capital es fundamental.

Durazo apostó a la juventud. ¿Han entendido los jóvenes los ideales de Morena?

Se están acercando. Muchos venían de la orfandad política, y han encontrado proyecto en Morena. Pero también estamos regresando a los principios. El 20 de julio, en el Consejo Nacional, aprobamos los “Principios éticos para el buen morenista”. No reelección, no nepotismo. Aunque finalmente se acordó que la reelección se mantiene para 2027, pero el nepotismo no.

¿Van a evitar que entre gente cuestionada de otros partidos?

Hay una comisión de evaluación. La preside Luisa María Alcalde, Carolina Rangel, el gobernador Durazo, y dos notables: Epigmenio Ibarra y Armando Bartra. Se trata de cuidar el proyecto. En territorio seguimos siendo de puertas abiertas, pero a nivel institucional hay filtros.

¿Qué le dirías a quien quiere entrar a Morena solo porque ahora es fácil?

Que entienda que tenemos una ideología, un proyecto, estatutos. Que están bienvenidos, pero que deben conocer y aceptar lo que somos.

En 2027 entra en vigor la no reelección?

Todavía no. La reelección se mantiene para 2027. La no reelección aplica a partir del 2030. En el 27, lo que sí se prohíbe es el nepotismo. Los partidos aliados tendrán que tomar su propia decisión sobre este punto, pero Morena ya lo definió.

¿Crees que Durazo ha sido un referente real de la Cuarta Transformación?

Sin duda. Me tocó estar en el proceso de transición y sé lo complicado que fue. Encontró un estado con finanzas colapsadas. Ahora hay inversión pública, hay dinamismo, hay relación con la presidenta Sheinbaum, hay proyectos estratégicos en todo el estado.

Pero lo que más celebramos son los resultados con rostro social: becas, salud, mejoramiento de ingresos. Medio millón de personas salieron de la pobreza. Eso es transformar.

¿Ese reconocimiento en la calle al gobernador se traduce en facilitación para Morena?

Totalmente. Nos ayuda a convocar, a sumar, a fortalecer los comités. Hay entusiasmo, hay pasión. La gente llega con convicción.

David Mendoza se suma a la dirigencia. ¿Qué papel jugará?

Muchísimo. David tiene liderazgo, experiencia, conoce el territorio. Su tarea será activar y hacer funcionar los comités. No sólo crearlos, sino darles vida, contenido y utilidad.

¿Ya se adelantaron los tiempos? ¿Cómo definirá Morena las candidaturas para el 2027?

Aún está pendiente. Hay mecanismos definidos: la tómbola para definir género, la encuesta para saber quién está mejor posicionado, y también el análisis político. De 17 gubernaturas, mínimo 9 serán para mujeres. Eso influirá en la decisión.

¿Cómo evitan el exceso de confianza si todas las encuestas favorecen a Morena?

Con memoria. Venimos de dos fraudes: 2006 y 2012. Eso nos enseóó a tener los pies en la tierra. Analizamos, diagnosticamos, tocamos puerta por puerta. No hay lugar para el triunfalismo.

¿Crees que los fundadores deben ser considerados prioritarios en las candidaturas?

Hay una deuda con ellos. La refundación de Morena también implica integrar a quienes vienen desde el origen. La militancia necesita verse reflejada en sus representantes.

¿Cómo está la relación con el Comité Nacional?

Muy bien. Hay ataques, sí, pero son intentos desesperados de la oposición. La gente está informada, las redes sociales nos han ayudado, y tenemos una gran comunicadora nacional que está al frente del esfuerzo de defensa.

Judith, ¿dónde te ves en 2027? ¿En el Congreso?

Yo me veo trabajando desde la trinchera que me toque. Vengo de las redes, del territorio, de volantear y hacer radio sobre las rodillas. No estoy buscando escaparates.

Pero como dirigente, estarías en la lista plurinominal. ¿Te sientes lista?

Vamos a ver qué pasa con la reforma electoral. La presidenta ha dicho no a las plurinominales. Si eso se cumple, veremos. Yo estoy en el carril de fortalecer el partido, hacerlo brillar.

¿Y a quienes quieren sumarse a Morena, qué les dices?

Que vayan al partido. Que se afilien, que participen. Que entiendan que esto es trabajo territorial. Todos venimos de abajo. Aquí no se llega por caída libre desde arriba.

¿Y qué es lo que más te emociona de este proyecto?

Ver que 9 mil personas al día salieron de la pobreza con el presidente López Obrador. Que en Sonora, medio millón mejoraron sus condiciones de vida. Que ahora pueden estudiar, comer, vivir mejor. Eso es lo que vale la pena.

¿Y el grito del 15 de septiembre?

Fue emocionante. Nos recordó por qué luchamos, por qué estamos aquí. No pedimos tanto: solo ver la transformación de este país.

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