- No se trata solo de entregar comida: adaptamos los menús a las condiciones reales de cada familia.
- El Banco de Alimentos de Hermosillo atiende a más de 40 colonias y municipios del estado con programas de apoyo alimentario.
- El rol de las fundaciones debe entenderse como un complemento a las políticas públicas, no como un reemplazo
- El hambre cero al 2030 es nuestra meta, y seguiremos luchando para alcanzarla.
Por Alan Castro y Emmanuel Quintana
“El hambre no tiene ni día ni horario”, afirma Manuel Robles Linares Vélez, director del Banco de Alimentos de Hermosillo, al recordar la misión que desde hace 30 años mueve a esta fundación: llevar comida a quienes más lo necesitan.
En entrevista para Nuevo Sonora, en el marco del 20 aniversario de su fundación, explicó que la historia del Banco comenzó en el mercado de abastos, cuando un grupo de empresarios hermosillenses rentaron una pequeña bodega para atender primero a niños y después a familias en situación vulnerable. Para ahora convertirse en un centro de distribución con capacidad para almacenar hasta 700 toneladas de alimentos y operar con una flotilla de 14 camiones que rescatan comida los siete días de la semana.
Comentó que actualmente, el Banco de Alimentos atiende a familias que enfrentan carencia alimentaria, especialmente a aquellas que batallan para comprar alimento. Puntualizó que el foco está en los niños de 0 a 7 años, etapa en la que una nutrición adecuada resulta determinante para el desarrollo neurológico y físico.
Compartió que a lo largo de 30 años la asociación ha buscado reinventarse para cada vez más llegar a más familias que necesitan apoyo. De ahí nacen programas como “Alimento Compartido”, que funciona como un supermercado comunitario en colonias de atención prioritaria.
Robles Linares subrayó que la institución cuenta con un sistema nacional de registro, en el que cada beneficiario debe pasar por un estudio socio-nutricional que considera sus condiciones de vivienda, empleo y carencias reales. Además, el Banco opera como donataria autorizada, estando regulado por la Junta de Asistencia Privada del Gobierno del Estado y se somete periódicamente a auditorías externas de las grandes cadenas que lo apoyan con donativos.
Desarrollando un poco más la operación del Banco de Alimentos, Robles Linares Velez, detalló que la organización que dirige forma parte de una red nacional de 59 bancos de alimentos, y en Hermosillo mantiene presencia en 40 colonias, además de extender su apoyo a municipios como Empalme, Guaymas, Bahía de Kino, Santa Ana, Magdalena y Ures. Donde el equipo de trabajo social se coordina con las comunidades para instalar módulos de distribución y atender sus necesidades más urgentes.
Por otra parte, mencionó que la relación con los gobiernos ha sido clave, aunque insuficiente. Robles Linares Vélez reconoce que tanto el estado como el municipio han mantenido un acompañamiento constante, con recursos y convenios, pero insiste en que “la chequera no alcanza” y que el rol de las fundaciones debe entenderse como un complemento a las políticas públicas, no como un reemplazo.
Mirando al futuro, el Banco de Alimentos se plantea la paradoja de trabajar para crecer y, al mismo tiempo, para dejar de ser necesario. Sus metas están ligadas a los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU, en particular al “Hambre Cero 2030”.
¿Cómo nace el Banco de Alimentos de Hermosillo?
En la historia el Banco de Alimentos de Hermosillo comenzó un grupo de amigos empresarios de Hermosillo, empezaron a ver la preocupación de la carencia de alimento que había en esas épocas. Carlos Bon, que en paz descanse, el ingeniero Alan Aguirre, Jorge Aguilar, que en paz descanse, Federico González, los pioneros de este movimiento hace 30 años empezaron a ver esas carencias. ¿Y qué es lo que hicieron ellos en el mercado de abastos? Rentaron una bodega chiquita y se pusieron ayudar primero a los niños y luego a las señoras y empezaron poquito a poquito a subir esa ayuda y hacer este gran movimiento que tenemos hoy en día. La verdad que mis respetos para ellos como consejeros presidentes, que han tenido varias en las tres décadas que han pasado en el consejo del Banco Alimentos de Hermosillo. Un gran aplauso recibir a estos seres humanos que han hecho posible llevar a cabo una fundación a este tamaño.
¿Cómo ha ido evolucionando desde que comenzó en un mercado de abastos? ¿Cómo ha ido creciendo y a qué se dedica ahora el Banco de Alimentos?
En el 2010 comenzaron los planes, el ingeniero Federico González en aquel momento él era presidente y comenzaron los planes para un terreno, para un Cedis, es los los famosos almacenes de almacenamiento de comida. Comenzaron y se lograron esos frutos ahora hoy en día donde está establecidos en la colonia Floresta, que invitamos a todos a que pasen, que conozcan, que vean que somos una fundación de puertas abiertas. Después hubo un cambio de presidente, llega el ingeniero Delfín Ruival, también termina el proyecto, nos convertimos en un Cedis con cuartos fríos, podemos almacenar hasta 700 toneladas de comida. Tenemos cuartos fríos de casi 250 toneladas. Actualmente tenemos 14 camiones que nos dedicamos al rescate de alimento diario de lunes a domingo. Nos gusta mucho decirlo en el Banco de Alimentos, que el hambre no tiene ni día ni horario.
¿Se ha ido avanzando, vemos algunos datos del INEGI y CONEVAL, en donde se va reduciendo la pobreza, pero todavía falta mucho…
Sí, falta, sigue faltando, como les digo, si vas a ayudar que sea en una fundación o en la fundación que sea, pero no podemos pasar por la sociedad en alto, el voy a voltear y no voy a ayudar. Este llamado que le hacemos a las personas en lo particular, a los empresarios locales, estatales, que no dejen de voltear a ver que en Sonora existe una carencia de 580,000 personas. Está ahí, es un número real. En Hermosillo existen 170,000 personas que comieron hoy y mañana no saben si van a comer. Entonces, cada vez que nos acercamos con empresas, con personas en lo particular, con escuelas, con restaurantes que nos vamos en las pláticas que damos, con universidades, con todos los rubros a los que vamos tocando puertas el día a día, se van haciendo empáticos, se van sumando y nos hemos dado cuenta en los últimos años que la verdad que las personas que donan algo, y te lo voy a poner por decir algo, pueden donar su tiempo con sus manos, pueden donar algo económicamente, pueden donar alguna especie, el donador se ha vuelto más exigente. Quiero ver dónde termina el alimento que doné. Quiero ver qué le enseñaste a la persona que estamos ayudando con ese alimento. Y por eso pusimos varios programas en el Banco de Alimentos para poder cubrir esa área que el donante está exigiendo.
¿Quiénes son los principales beneficiarios, hacia quién van dirigido?
Por supuesto, mira, el Banco de Alimentos atiende a personas que viven en carencia alimentaria. Muchas veces me van diciendo por ahí, “Oye, Manuel, esa palabra inseguridad alimentaria, carencia alimentaria, muchas veces nos perdemos el término y muchas veces dicen, “Oye, yo caigo en esa categoría o no o sí.”
Es el que le batalla para comprar alimento. Así tal cual con palabras no te lo puedo describir más tranquilamente. Es el batallo para alimentar a mis cuatro o cinco hijos. Soy mamá y viuda. Me quedé de papá viudo. Hay alguna situación en la familia que no nos ayuda o no nos permite tener más economías para poder ir por alimento. La carencia alimentaria es algo que no debería pasar nadie por ello. La vida de los niños de cero a 7 años es la más importante, que es todo el desarrollo del niño neurológico con hueso, el crecimiento del ser humano. Y muchas veces cuando vamos a las colonias y vemos a niños que no están nutridos correctamente, es donde nosotros entramos en esta misión de ayudarlos con el alimento, ser un brazo extenso en sus cocinas para que tengan el alimento.
¿Qué otro tipo de programas manejas?
Voy a empezar con un programa que es uno de los más grandes que tenemos. Todos son muy importantes, pero se llama “Alimento compartido”. Lo que hacemos es un súper comunitario en las colonias. ¿Qué es lo que hacemos nosotros? Nos ponemos de 8 a 10 de la mañana, establecemos un súper en las colonias, bajo un tejabán, en una cancha de deporte, en una escuela que nos presta alguna esquina. Vamos y hacemos un rol. Cada semana volvemos a esa ubicación. Actualmente tenemos presencia en 40 colonias en Hermosillo. Solamente operamos en colonias ZAP, zonas de atención prioritaria que marca el INEGI. Primeramente entra el equipo de trabajo social, hace un sondeo en la colonia, ve las familias y ¿qué es lo que hacemos nosotros? Hacemos un reconocimiento de cómo está la colonia, cuántas familias se ven ahí presentes, qué necesidades tienen. Muchas veces me dicen, “Oye, Manuel, es muy fácil, pues nomás mándale alimento”. No sabemos si tienen estufa, refrigerador, si tienen las condiciones, si tienen agua potable o no. Entonces, todo eso es lo que el equipo de trabajo social arma. Una vez que ya lo establecemos, armamos un rol con los vecinos y nos vamos metiendo a la colonia. Y vamos de 8 a 10:30, llevamos el alimento y nos vamos moviendo para que una familia titular de familia se de alta en el programa y vas, te das de alta ahí mismo. No tienes que moverte a otro lugar o ir al CIS del Banco Alimentos. Ahí mismo las trabajadoras sociales traen computadora, se da de alta, se pide una INE, un comprobante de domicilio, que seas mexicano, se pone un estudio socio nutricio y con base a eso entran al programa. El paquete que les entregamos nosotros ronda de 12 kg de fruta y verdura de seis variedades y de 8 kg de no perecedero, frijol, arroz, lenteja, lata de atún, litro de aceite, kilo de tortilla. Y ese paquete está diseñado por el área de nutrición del Banco de Alimentos para alimentar a 3.5 personas. Entonces, dices tú, “Oye, Manuel, yo la verdad que soy de una familia de seis personas, te puedes llevar dos paquetes.” Así lo hacemos.
Tienen dos tipos de paquetes nutricionales, ¿Cuál es la diferencia?
Fíjate que la diferencia se va a oír muy así la palabra, pero encuestamos a los beneficiados, o sea, platicamos con ellos y les decíamos, “Oye, ¿qué le quitarías tú al paquete? ¿Qué le pondrías? ¿Qué necesidad tienes tú como familia, como mamá de casa, como papá, hijos?” Hicimos dos paquetes, porque el paquete muchas veces 12 kg de fruta y verdura es mucho. Y las mismas familias decían, “Oye, se me está quedando la fruta”. Y también los 8 kg de no perecedero pasó lo mismo. “Oye, el kilo de frijol no me lo acabo porque soy yo y un hijo o mi esposo y mi esposa y no tenemos hijos”. Entonces ahí empezamos a modificar los paquetes para que hubiera uno de 8 a 10 kg en vez de 12 y uno de 6 kg en vez de 8 y los modificamos para que no haya también desperdicio. La verdad que siempre, verás que me llama la atención eso, que la persona que ha sufrido algo en su vida es la que más cuida. Esa enseñanza la he aprendido en los dos años que tengo como director. Es, oye, verás, me estás dando mucho, dáselo a alguien más. Oye, este, no, no me lo consumo todo. Entonces es esa parte muy bonita verla en la comunidad como los beneficiados hoy en día cuidan también el alimento.
Siempre como que cuando se manejan apoyos sociales o algún tipo de asistencia tienen como que la sospecha o el cuestionamiento de que se haga correctamente a las personas que le tiene que llegar. En ese caso, ¿cómo trabaja el Banco de Alimentos? ¿Tiene alguna regla de operación? ¿Cómo trabaja?
Sí, mira, para dar de alta a la persona tenemos un sistema a nivel nacional de los 59 bancos que estamos en el país, tenemos una red de personas que damos en una plataforma, se hace un estudio socio-nutricio a la persona, no nomás te doy de alta por darte de alta, tiene que tener ciertas características y carencias, la vivienda en que está la persona, si tiene trabajo o no tiene trabajo. Y nos han tocado muchos casos donde ya nos vamos con detenimiento a ver el caso de personas de que se quedaron sin trabajo, con sueldos, la verdad que pues buenos sueldos y van y tocan las puertas del Banco de Alimento, dicen, “En este momento no tengo trabajo” y lo comprobamos, muchas veces muchos aliados que tenemos de empresas nos ayudan a averiguar si es cierto que no tiene el trabajo y sí parece que se quedó sin trabajo, lo ayudamos y muchas veces esa persona se da de baja, dice, “Yo ya volví a conseguir trabajo, me levanto de la ayuda que me estabas dando de alimento.” Y por la otra parte tenemos pues todo lo que viene siendo una donataria autorizada que las fundaciones cuando están dadas de alta ante el SAT somos rigurosamente vigiladas con el tema de los dineros, transparencia, todo. También estamos regulados por la JAP, la Junta de Asistencia Privada del gobierno del estado que regula todas las IAPs, asociaciones civiles, tenemos que entregar reportes y aparte tenemos los grandes donadores a nivel nacional, grandes empresas transnacionales, por no mencionarte todas, pero o sea supermercados, cadenas de supermercados muy grandes que nos mandan auditorías, una, dos veces al año, alimentos en grandes volúmenes que recibimos, donativos económicos que recibimos, nos tienen auditados, muy vigilados. Y el consejo que está actualmente en el Banco de Alimentos se basa con un despacho que nos apoya contablemente Fernando de Silva, el contador del OITEC, el cual pues el equipo de él nos ayuda a tener las cuentas claras y precisas para esos donativos que tenemos.
Son 59 bancos de alimentos en el país, aquí en Hermosillo, por ejemplo, estás en 40 colonias, pero también pues ayudas a diferentes partes del estado…
Sí, correcto. También ahorita que decías de los programas, tenemos un alimento foráneo, le llamamos alimentos compartidos aquí en lo local y vamos y salimos también a municipios donde el equipo de trabajo social hace los recorridos. Vamos a Empalme, Guaymas, Bahía de Kino, Santa Anna, Magdalena, vamos viendo en Ures, vamos viendo dónde la gente nos requiere, platicamos con ellos, vamos y les decimos, “Oye, nos vemos el miércoles.” Y ellos mismos dicen, “Oye, pues el miércoles no hay nadie en todo el municipio, está trabajando el miércoles por la mañana. Vénganse el sábado”, armamos un lugar, uno estratégico donde vernos, qué alimento ocupan, qué carencias tienen. Lo mismo que hacemos aquí en las colonias, salimos a hacerlos con alimentos foráneos.
Tienen todos esos programas, toda esta red de beneficiarios, pero aún estás planeando cómo ir abarcar más, crecer más.¿Qué retos tiene el Banco de Alimentos entonces ya pasando los 30 años de su fundación?
Yo creo que si me preguntas y al equipo del Banco de Alimentos y yo creo que hasta los mismos consejeros, el Banco de Alimentos no debería de existir. El por qué lo digo así. Deberíamos de ir acabando con el hambre, deberíamos de irlo cerrando, que existan mecanismos donde la gente no batalle para alimentarse con algo que les digo y que va a sonar a lo mejor muy cursi: El ser humano cuando nace lo primero que hace es respirar y lo segundo es comer. Es algo que es natural, y la verdad que no deberíamos de existir, pero bueno, vemos y sabemos que la problemática existe allí afuera. No podemos las fundaciones nosotros solos, no podemos los empresarios solos, no puede el gobierno solo. Unidos podemos hacer más.
De aquí viene la frase que utilizamos mucho en el banco, la unión hace la fuerza. Queremos seguir creciendo, claro, queremos seguir teniendo alcances más allá de Hermosillo. Por supuesto que lo seguiremos haciendo, seguiremos tocando puertas. Tuvimos un gran donativo ahora en enero de cuatro unidades, de cuatro empresarios. La verdad que mi respeto es para ellos que han donado 100% una unidad. También tuvimos el beneficio de varias fundaciones que nos donaron las cajas secas, los termos, que es el aire acondicionado del camión.
El hambre está allí afuera, como les digo, Échense una vuelta en una calle y ve a la gente que está hambrienta ahí. Vamos a los supermercados muchas veces y vemos gente allá afuera, no nos cuesta nada, a lo mejor muchas veces comprar una manzana y compartirla, dar ese gesto de alimento a alguien. Muchas veces tenemos todavía la mente con él “le voy a dar 10 pesos, 5 pesos”. Muchas veces compra el alimento. y entrégaselo. O sea, no sabemos que es lo que es estar 8 horas tirado a 52 grados allí afuera. Está totalmente deshidratado sin comer y se nos olvida muchas veces lo vemos tan natural a las personas tiradas y no debería de ser así.
¿Quién puede participar, quién puede sumarse a lo que hace Banco de Alimentos y sobre todo cómo puedes apadrinar a ciertas familias y ciertas personas?
Voy a empezar de lo general. Cualquier empresa, agricultor, personal en lo particular se puede unir desde su trinchera. Yo quiero apadrinar, a una persona de tercera edad. Es otro programa de los que tenemos que se llama Ayuda de Corazón. Tenemos alrededor de 375 abuelitos, les llamamos nuestros abuelitos y malamente tienen dos características que ojalá que nadie las tenga. Que vivan en abandono total, que no haya ni un familiar que vele por ellos, eso es muy doloroso, ver a una persona que dio todo en su vida por su familia y por situaciones ajenas a él viven en abandono o que no se puedan valer por ellos mismos. Son dos características que buscamos para ayudar y nosotros volteamos con personas en lo particular o con empresas para que apadrinen. Hay muchas empresas que apadrinan de cinco en cinco, de 10 en 10, de dos en dos. Hay personas que se juntan tres amigos y apadrinan a una sola persona y ponen 375 pesos mensuales y se lo dividen con 120 pesos uno, 120 pesos el otro y esa persona come por un mes. El alimento lo llevamos nosotros. Y en un recorrido que estábamos al principio, cuando entré como director, nos dimos cuenta, iba la nutrióloga, iba el equipo de trabajo social, que la persona no tenía estufa ni refrigerador y nosotros llevando fruta y verdura fresca. Pues entonces cambiamos los menús, el equipo de nutrición del banco, que está muy completo, empezó a hacer menús de alimentos que no requieren cocinarlos, no requieren refrigeración. Por eso siempre vamos mejorando y yo creo que hay que decirlo así directo, necesitamos ayuda de todos, no tenemos una varita mágica para andar por todos lados resolviendo. Es que la sociedad se una a esto, ya sea con donación económica, de alimentos o con sus manos.
¿Cómo ha sido la colaboración con los gobiernos?
Yo veo a un gobierno en los últimos 30 años que siempre ha apoyado las instituciones, muchos gobernadores, gobernadoras, presidentes municipales, presidentas municipales, siempre han apoyado y la verdad que ese llamado, me gusta siempre decirlo, que no se nos olvide al gobierno lo que son las fundaciones, somos una ayuda en la sociedad que hacemos como extensa de la que hace el gobierno. Actualmente el gobierno municipal y del estado nos apoyan con ciertos recursos. Quisiéramos que fueran más para los directores que nos están escuchando allí afuera. Van a decir, “Sí, queremos más”, por supuesto, pero somos muchos y cualquier ayuda siempre ayuda. No hay que colgarnos todos del gobierno porque no se puede, la chequera no alcanza y la verdad que han sido muy de puertas abiertas, tenemos convenios con ellos, muchas veces ayudamos a ciertas direcciones que están de atención, en específico a personas que carecen de alimento. Les ayudamos porque nosotros tenemos todos los equipamientos para poder movilizar el alimento y muchas veces hay áreas del gobierno que no están tan equipadas. La verdad que yo veo un buen llamado de tanto de las fundaciones, en específico del Banco de Alimentos, a los gobiernos. Quisiéramos que fuera más, por supuesto, siempre hay que seguir luchando nosotros como fundaciones que nos den apoyen con más recurso, pero bien la ver que muy sano.
Son 30 años, pero ¿Cuántos años le auguras al Banco de Alimentos?
Yo creo que si te contesto esa esa pregunta, vamos a caer en un juego de oye, hace unos minutos decías que no debías de existir. Pero yo creo que seguiremos nuestra lucha, esta misión que tenemos de tratar de bajar, de tratar de reducir esa carencia de alimento que existe en las familias. Y más que todo tenemos los objetivos del hambre cero que están ligados al 2030, seguiremos luchando por ellos, son objetivos que tenemos a nivel nacional, pero también van creciendo nuevos objetivos y nuevas perspectivas desde las fundaciones como el de la enseñanza, que es otro programa que tenemos, es un programa muy bonito que se llama Cimientos para el futuro. Ese programa nace de una alianza que hicimos con otra fundación, Fundación Tichi Muñoz, nos unimos Banco de Alimentos, Fundación Tichi Muñoz y agarramos a la UNISON. Entonces lo que hacemos nosotros al principio, las primeras tres generaciones iban todos al banco. Son personas que viven bajo este término, carencia alimentaria y llevan 6 semanas de cursos. La Fundación Tichi Muñoz lo que hace es fondear el alimento de esas familias. Seis semanas, el Banco de Alimentos entrega el alimento y les damos cuatro materias. En esas cuatro materias nosotros agarramos aliados que se unan a esa generación para que al final cuando son graduados tengan una oportunidad de trabajo.
Hemos tenido 80 graduados y la verdad que me da muchísimo gusto luego que voy a cafeterías o supermercados que los veo que los emplearon. Les enseñamos a armar el currículum, a que coman correctamente. La verdad que está muy completo, muy padre.
COMMENTS