Por Luis Fernando Heras Portillo, Desarrollador de negocios
Cuando una empresa extranjera decide cerrar operaciones o reducir su presencia en México, no es solo una noticia económica: es una señal de alerta, un foco amarillo —o incluso rojo— que nos obliga a reflexionar seriamente como país.
Más allá del titular, cada salida corporativa refleja un entorno que necesita ajustes urgentes. Competimos directamente con potencias como Estados Unidos, que con políticas agresivas de atracción buscan acaparar la inversión global. Y en ese tablero, México debe moverse con inteligencia, estrategia y sensibilidad.
El caso de Lowe’s, Best Buy e Iberdrola
Recordemos a Lowe’s, esa cadena internacional de mejoras para el hogar que llegó con fuerza a nuestro país, incluso instalando una tienda en Hermosillo frente a un ya consolidado The Home Depot. Sin embargo, en 2019 tomaron la decisión de retirarse del mercado mexicano y enfocar sus esfuerzos en EE.UU. y Canadá. Lo mismo ocurrió con Best Buy, que cerró sus tiendas físicas en 2020, manteniéndose únicamente en línea. ¿Y qué decir del reciente anuncio de Iberdrola y su salida del país?
Cada uno de estos casos tiene contextos distintos, pero todos comparten una raíz común: la falta de certidumbre jurídica, operativa y política que las empresas necesitan para quedarse.
No basta con atraer: hay que retener
Las políticas públicas suelen enfocarse en la atracción de nuevas inversiones. Pero tan importante como atraer es consolidar lo que ya tenemos.
Hay que hablar con los empresarios. Ponernos a la orden desde los gobiernos municipal, estatal y federal. Preguntar:
“¿Qué necesitas para crecer aquí? ¿Qué te hace sentir inseguro? ¿Cómo te ayudamos a no pensar en irte?”
Esa es la conversación que urge. Porque una inversión retenida es una inversión multiplicada: en empleos, en desarrollo local, en confianza internacional.
¿Y si seguimos sin reaccionar?
Ya lo vimos con Nissan en Morelos, que se relocalizó en Aguascalientes, aunque con rumores de buscar mudarse a EE.UU. Lo mismo con General Motors o Honda. Otros casos, como Cinemark o Sears, han reducido significativamente su operación en México en los últimos años.
Lo preocupante no es solo la salida, sino que como país no tenemos una estrategia real de contención y respuesta. No hay un plan sólido, profesional y continuo que dé seguimiento y acompañamiento a las empresas que ya están aquí.
Seguridad jurídica: la clave olvidada
Podemos tener planes ambiciosos como los polos de desarrollo o el tan sonado nearshoring. Pero sin seguridad jurídica, no hay confianza.
Blindar la independencia judicial, evitar que los intereses partidistas interfieran en las decisiones económicas y detener los cambios arbitrarios a las leyes secundarias son tareas urgentes.
Cuando las reglas cambian sin aviso, cuando se ignoran acuerdos, cuando el fantasma del autoritarismo aparece… las empresas simplemente se van. Y con ellas, miles de empleos, inversiones y sueños de muchas familias mexicanas.
¿Tú qué opinas?
¿Has notado estos cierres en tu ciudad? ¿Crees que el gobierno está haciendo lo suficiente para mantener las inversiones en México?
Muchas gracias por su atención. Que tenga una excelente semana.
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