Por Alan Castro Parra
El pasado primero de junio las urnas hablaron y escribieron historia en Durango y Veracruz, pero hay que escucharlas y leerlas en Sonora. Aunque los contextos locales son distintos y cada estado tiene su propia realidad, los resultados electorales ofrecen lecturas sobre el comportamiento del electorado, las alianzas partidistas y sobre todo los posibles escenarios que podrían presentarse en Sonora en el 2027.
En Durango por ejemplo la alianza conformada por el PAN, PRI y PRD logró retener varios espacios clave, particularmente en distritos locales y algunas alcaldías, lo cual fue un triunfo parcial, más administrativo que popular. La estructura del PRI y la movilización territorial del PAN siguen funcionando, pero no entusiasman a la ciudadanía, permitiendo el crecimiento ligero de Morena y Movimiento Ciudadano.
Si bien la alianza se declaró ganadora en Durango, lo cierto es que retuvo posiciones y compitió al tú por tú contra la coalición encabezada por Morena, mientras que Movimiento Ciudadano fue el partido que más votos y municipios obtuvo por sí solo, sin embargo es un dato engañoso, ya que las alianzas tuvieron mucho más votos, pero tuvieron que dividir votos entre los partidos que las integran.
Durango nos deja tres lecciones importantes, primeramente que Morena y aliados no son invencibles; segundo que la alianza PAN, PRI y PRD sigue funcionando, sobre todo cuando se habla de estructuras; y finalmente, Movimiento Ciudadano esta elección demostró que no aliarse con otro partido le trae resultados, tal vez todavía insuficientes para ganar las principales posiciones, pero sigue creciendo.
¿Cómo podemos proyectar estos resultados con la elección de Sonora?, para comenzar diciendo que Morena no se debe de confiar en que ya la tiene ganada; el PAN debe de reconsiderar minimizar lo que le puede aportar el PRI y no descuidar el tema de estructuras de base; y por supuesto, Movimiento Ciudadano debe de irse haciendo a la idea que si tiene una alianza en los local no será de facto.
PT de Veracruz a Sonora.- Cuesta arriba
En Veracruz, el mapa se pintó mayoritariamente de guinda, Morena y el Verde arrasó en las presidencias municipales, consolidando su control territorial; aqui sí la alianza del PAN, PRI y PRD fue meramente testimonial, pero Movimiento Ciudadano si logro ganar 41 municipios convirtiéndose en la segunda fuerza del estado y el segundo partido más votado, incluso, sumando las elecciones de ambos estados.
Estos resultados evidencian una tendencia, las alianzas son útiles sólo si hay un liderazgo local sólido que las articule, no basta con unirse para vencer a Morena sino que hace falta construir una alternativa creíble. En Durango, la alianza sobrevivió porque tiene raíces institucionales, en Veracruz, fue devorada por su propia inercia, esto sin contemplar un tema muy interesantes, ¿como le fue al el Partido del Trabajo?.
Si bien en Veracruz Morena y el Verde no necesitaron al PT para arrasar estas elecciones, el Partido del Trabajo por sí solo logró un histórico 13% de la votación equivalente a más de 375 mil votos, ganando 28 municipios del estado de Veracruz de los 212 que se disputaban en la entidad, demostrando por si mismos que pueden ser una opción política rentable y obtener posiciones sin deberles nada a nadie.
No estoy diciendo con esto, que en Sonora el Partido del Trabajo no esté bien con la coalición o que haya una mala relación con Morena, pero el hecho de que el nuevo representante del PT en el OPLE de Veracruz sea Ramón Flores, diputado federal y comisionado nacional del PT en Sonora, claro que plantea nuevas rutas y posibles escenarios rumbo al proceso electoral en el estado.
Sin duda Durango y Veracruz ofrecieron una doble lección: las alianzas no son garantía, y Morena no es invulnerable. En el horizonte del 2027 en Sonora, la batalla será más de calle que de cúpula. Si la oposición quiere dejar de simular y empezar a disputar de verdad, deberá construir desde ya una oferta política fresca, una narrativa propia y sobre todo mantener los pies bien puestos en el suelo.
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