Por Jesús Donaldo Guirado
La política, ese inabarcable campo de batalla donde la ambición y la intriga se entretejen con la administración pública, ha encontrado en Etchojoa un teatro colosal de descomposición y voracidad. Luis Arturo Robles Higuera, el edil de este municipio, se encuentra atrapado en una vorágine de oportunismos y traiciones, donde la lealtad es una falacia y la honorabilidad, un mero artificio retórico.
En los pasillos del poder, hay personajes que recuerdan a Gollum, esa criatura deforme y obsesionada con su “tesoro” en El Señor de los Anillos. Solo que, en este caso, el “precioso” no es un anillo mágico, sino el erario público. Y al igual que en la historia de Tolkien, estos seres no descansan hasta poseerlo, aunque en el camino se arrastren, traicionen o se humillen ante su presa.
Como si de una saga épica se tratara, el alcalde se halla rodeado por una caterva de personajes. No son meros espectadores; son artífices de un juego pernicioso donde la estrategia es el doble discurso y la insidia, su modus operandi.
Pero la voracidad de estos Gollum políticos no se circunscribe a Etchojoa. Con la codicia que los define, tienen planeado extender sus tentáculos hasta los municipios de Álamos y Huatabampo, creyendo muy erróneamente que en aquellos la impunidad será su aliada. No advierten que la ignominia que hoy cultivan puede devenir en su propia defenestración. La historia enseña que quien siembra encono y maledicencia cosecha su propia debacle.
Lo que no saben estos personajes, es que tarde o temprano el alcalde Luis Arturo Robles Higuera se dará cuenta de esta alimañas e implementará una fumigación exhaustiva y al mismo tiempo, no permitirá que manchen el excelente trabajo que ha hecho, menos el de sus compañeros alcaldes.
Estos grupos han hecho de la política un circo de intereses espurios. Lejos de procurar el bienestar común, priorizan sus vendettas personales y aspiran a entronizarse como los nuevos caciques de la región. En los pasillos del poder, la traición se ha vuelto moneda de curso legal. Juran lealtad al alcalde mientras, a sus espaldas, se confabulan para debilitarlo. En su afán de acceder al control absoluto, desestabilizan el municipio y lo sumen en una penumbra de incertidumbre administrativa.
Jesús Tadeo.- Cacique pretérito
A ello se suma la torpe creencia de que en otros municipios podrán hallar la permisividad que Etchojoa les ha negado. No obstante, olvidan que la historia no perdona a los oportunistas. Álamos y Huatabampo, lejos de ser tierra fértil para su impúdico proselitismo, podrían convertirse en el escenario de su ruina. Suponen que podrán operar con la misma impunidad, pero no han previsto que la política es una rueda que no deja de girar y, tarde o temprano, aquello que sube, invariablemente cae.
Entretanto, el alcalde Robles Higuera se halla en una encrucijada inexorable. O permite que estas alimañas dilapiden el esfuerzo de su administración o se erige como un mandatario magnánimo, que finque una política de férrea pulcritud y contención. No es tiempo de disensiones ni de posturas timoratas. Es momento de instaurar un liderazgo inquebrantable, de erradicar la abyección grotesca que, de no ser contenida, terminará por arrastrarlo a un abismo político del cual pocos regresan con dignidad.
La estrategia de estos personajes es clara: victimizarse para luego resurgir. Dejarse ver como los leales servidores que son “traicionados” para, en un segundo acto, aparecer como redentores del caos que ellos mismos ayudaron a generar. Mientras tanto, siguen aferrados a su única obsesión: el erario, el presupuesto, la nómina, el contrato inflado… su precioso.
Bajo la apariencia de leales contertulios, estos personajes exudan hipocresía y permearon con sus artimañas los cimientos de la administración. Unos responden a la injerencia del exalcalde Jesús Tadeo Mendívil, operando como una suerte de recua de vasallos que aún rinden cuentas al cacique pretérito. Otros, como José Félix Gómez Anduro, rector de la UTE, han aprovechado la coyuntura para inflar su nombre y posicionarse en la sucesión política, mientras que figuras de menor perfil como Ana Lilia Córdova y Plácido Castro maniobran en las sombras con la esperanza de emerger como adalides en los comicios venideros.
José Félix Gómez Anduro.- Inflado
Además de los grupos que buscan desestabilizar su gobierno desde la sombra, persisten otros actores políticos que, sin contar con una estructura sólida, aspiran a detentar el poder. Figuras como Ana Lilia Córdova y Plácido Castro buscan con vehemencia un posicionamiento, aunque sus adeptos sean escasos. No obstante, estos personajes, al igual que los demás, han olvidado que gobernar implica responsabilidad y que la política no puede reducirse a un mero juego de intrigas y codicia.
El mencionar a los otros grupos no es suficiente en una columna, Etchojoa merece un gobierno que trascienda la vendetta y el proselitismo personalista. La grey política tiene una deuda con el pueblo y con la historia. La pregunta es si Robles Higuera tendrá la entereza de tomar las riendas y encaminar su administración hacia la cúspide de la transformación o si, como tantas veces ha ocurrido, se convertirá en otro nombre olvidado en los anales del despotismo municipal.
COMMENTS