Por Luis Fernando Heras Portillo
Desarrollador de Negocios
Los eventos internacionales como las ferias mundiales, foros económicos y exposiciones son plataformas clave en las que la comunidad internacional discute temas esenciales, presenta innovaciones tecnológicas y vislumbra nuevas oportunidades de mercado. Entre ellos, el Foro Económico Mundial en Davos, Suiza, se alza como uno de los eventos más relevantes en materia de comercio e inversión.
En este encuentro, gobiernos, empresas, académicos, organizaciones internacionales y periodistas reconocidos se reúnen para abordar los desafíos económicos globales y coordinar acciones que impulsen el crecimiento y desarrollo económico.
En mi opinión la importancia del Foro Económico Mundial para México radica en varios aspectos:
1. Atracción de inversión: Participar en el FEM permite a México mostrar su potencial como destino atractivo para la inversión extranjera, lo que puede fomentar el crecimiento económico y la creación de empleos.
2. Networking y colaboración: El foro ofrece oportunidades para establecer conexiones con líderes de diversas industrias y países, lo que puede facilitar alianzas estratégicas y la cooperación en proyectos de desarrollo.
3. Agenda global: México puede participar en la discusión de temas globales que afectan su economía, como el cambio climático, la digitalización y la desigualdad, lo que le permite influir en políticas y tendencias internacionales.
4. Innovación y mejores prácticas: Al interactuar con expertos y líderes de pensamiento, México puede adoptar nuevas ideas y mejores prácticas en áreas como tecnología, sostenibilidad y gobernanza.
5. Visibilidad internacional: La participación en el FEM ayuda a posicionar a México en el escenario global, mejorando su imagen y reputación en el ámbito internacional.
Sin embargo, la ausencia de Marcelo Ebrard, secretario de Economía, marcó una gran desventaja en este foro. Ebrard decidió quedarse en México para atender los cambios derivados de la toma de posesión de Donald Trump en Estados Unidos. En su lugar, Luis Rosendo Gutiérrez, subsecretario de Comercio Exterior, encabezó la delegación mexicana, generando críticas por lo que muchos consideran un debilitamiento en el nivel de representación.
El Plan México, coordinado por Altagracia Gómez y desarrollado desde la iniciativa privada, busca atraer inversiones y promover el desarrollo nacional con una visión comercial más que política.
Con metas como elevar la proporción de inversión respecto al PIB por encima del 25% y reducir los tiempos burocráticos para la instalación de empresas extranjeras, este plan ha sido bien recibido internacionalmente.
Sin embargo, enviar a representantes de segundo nivel a Davos podría haber limitado la capacidad de México para captar el interés de los grandes inversionistas presentes.
A pesar de estas críticas, Gutiérrez sostuvo reuniones clave con empresas de la talla de AstraZeneca, líder en la producción de medicamentos; Sempra Energy, un referente mundial en gasoductos y gas natural, que ya tiene inversiones importantes en México, como el gasoducto que abastece a la planta de la Comisión Federal de Electricidad en Puerto Libertad, Sonora; Uber, una compañía envuelta en debates sobre impuestos en México; y Visa, un gigante financiero global. Estas reuniones tuvieron el objetivo de promover el Plan México y posicionar al país como un líder en la producción de medicamentos, vacunas y otras industrias clave.
Sin embargo, la falta de una representación de alto nivel genera dudas sobre la capacidad de concretar acuerdos de peso en un foro donde la competencia por captar inversiones es feroz.
Además, la ausencia de figuras como el gobernador de Sonora, Alfonso Durazo, también fue notoria. Sonora tiene un papel estratégico en la agenda económica nacional, particularmente con el Plan Sonora de Energía, que incluye la planta solar de Puerto Peñasco y proyectos futuros relacionados con el litio, un recurso clave para la transición energética global.
Este tipo de iniciativas requerían un impulso más fuerte en Davos para atraer a los grandes inversionistas interesados en energías renovables y vehículos eléctricos.
El Foro Económico Mundial es una plataforma única que se celebra una vez al año, y es ahí donde los países tienen la oportunidad de presentar sus proyectos, convencer a los grandes empresarios y concretar compromisos que pueden transformar sus economías.
Enviar a representantes de segundo o tercer nivel a este evento puede ser percibido como una falta de seriedad por parte de México. Aunque las reuniones realizadas en Davos lograron promover el Plan México, las decisiones clave y los grandes acuerdos requieren la presencia de líderes con autoridad y capacidad para negociar directamente.
A nivel nacional, el desafío no solo radica en atraer inversión extranjera, sino también en fortalecer la confianza de los inversionistas en México. Esto implica reducir las importaciones desde Asia, incrementar el contenido nacional en las cadenas productivas y generar un valor agregado que se traduzca en empleos, nuevas industrias y desarrollo económico. Pero para lograrlo, es indispensable que México se posicione de manera contundente en foros como Davos, presentándose como un actor confiable y competitivo en el ámbito global.
En conclusión, aunque el Plan México es ambicioso y ha sido bien recibido en términos generales, la representación mexicana en Davos dejó mucho que desear. Este foro debía ser el escenario para consolidar a México como un destino atractivo para la inversión, pero la ausencia de líderes de alto nivel podría haber limitado el alcance de los logros. En un mundo donde los grandes acuerdos económicos se negocian en estos espacios, no estar a la altura puede significar perder oportunidades cruciales para el desarrollo del país.
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