Por Alan Castro
La derrota electoral fue un gran golpe para Dolores del Rio, El perder una elección que ya pensabas ganada realmente genera una gran frustración. En ese sentido podemos ver un evidente duelo político por esta gran pérdida electoral.
Y como todo duelo tiene sus fases; la primera de ellas es la negación, el no reconocer que se perdió. El no tener la capacidad de aceptar la derrota. Y sobre todo, el no reconocer que cierto sector de los hermosillense no votó por ella.
La segunda fase del duelo, es la ira, el enojo. El repartir las culpas, el sentirse traicionada antes de ser derrotada. El exigir respuestas y acusar hasta de fraude a las autoridades electorales y los ciudadanos que organizaron la elección.
La tercera fase es la negociación. Finalmente, empezar a aceptar que no logrará revertir una elección. Palo dado ni dios lo quita, y aunque lleguen hasta las últimas instancias, difícilmente se tenga una resolución distinta a la que se tiene ahora.
La cuarta fase, la depresión. El sentirse sola, decepcionada de todo el esfuerzo que hizo en campaña. El empezar a hacer un examen de conciencia si quiere seguir en la política o simplemente culmina su vida pública en el estado.
Y por último la quinta fase, la aceptación. Esto solo puede significar, el darle la vuelta a la página e incorporarse al servicio público. Administrar las emociones y ser resiliente como muchas otras veces lo ha demostrado en su carrera.
Dolores se está llevando al baile a Morena y partido aliados
Más allá de las fases del duelo, considero que Dolores por una cuestión personal que tiene que ver más con ego que con un tema de proyecto, se está llevando al baile a Morena y partidos aliados, mandando un muy mal mensaje a la ciudadanía.
Primero el no reconoce que los hermosillenses tienen la capacidad de emitir un voto pensado, un voto cruzado, el poder valorar entre perfiles y no partidos. El pensar que la gente no es inteligente y votará masivamente por un solo proyecto sin evaluar realmente quiénes son los candidatos.
Segundo, acusar de fraude electoral es decirle a la ciudadanía corruptos y tramposos, porque son los mismos ciudadanos quienes organizan esta elección. Los mismo ciudadanos que cuidaron y contabilizaron los votos dónde Morena arrasó en las mayoría de las posiciones de elección popular.
Y Tercero, estas deslegitimado al órgano electoral y la misma elección donde el proyecto de la cuarta transformación ganó contundentemente. Que irresponsabilidad acusar fraude en la elección, pero solo en la de alcaldía, como si la gente no tuviera las cinco boletas en la misma urna.
Pero ¿qué sigue después del recuento?
Terminó el recuento de 378 casillas de la elección de Hermosillo que realizó el TEE, donde según un boletín de los mismos morenistas existen irregularidades en 365 de ellas. Por lo cual buscarían la anulación de más de 300 casillas.
Según la declaración de los morenistas el recuento de votos confirma su “hipótesis” de supuestos actos ilícitos e irregulares, o bien, como cabecearon su comunicado, según los colaboradores de Dolores se confirma un supuesto fraude electoral.
Morena señala que se esperará puntual respuesta a estos hechos que ponen en duda la certeza y la legalidad de la elección, por lo que seguirá la lucha para hacer valer la voluntad popular de las y los hermosillenses. Aunque hagan todo lo contrario.
Aquí solo quisiera concluir que la voluntad popular de las y los hermosillenses se hizo valer. Si eliminan las casillas donde dice que hubo irregularidades, pierde de nuevo. Si cuentan voto por voto y casilla por casilla, pierde de nuevo. Si vuelven a hacer la elección, Dolores del Río vuelve a perder.
Yo me pregunto, ¿Cuántas humillaciones más tienen que pasar para que les caiga el veinte en Morena?. Y en cuanto a Dolores del Rio lo único que puede sugerir es una pronta capacidad de recuperación y seguir haciendo política.
Se está calentando la renovación del PAN en Sonora
En estas fechas ya se habrá realizado la reunión del Consejo Estatal del PAN en Sonora donde seguramente se hizo un buen análisis de los resultados obtenidos en estas elecciones, donde dicho sea de paso hay muy poco que presumir, pero lo hay.
Sin embargo en el marco de esta reunión se dio los primeros avistamientos de quienes pudieran buscar sustituir a Gildardo Real Ramirez al frente de la dirigencia estatal de Acción Nacional, como lo es Lizeth Lopez y el joven Bruno Chazaro.
Hay que recordar que Gildardo todavía tiene derecho de buscar un refrendo o una reelección en la dirigencia del PAN Sonora, sin embargo las cosas en ese partido no están en este momento como para llegar a un consenso o acuerdo político.
Y es que la semana pasada hubo dos noticias para Gildardo Real, una buena y una mala. La buena es que Alejandra Lopez Noriega finalmente al lograr la diputación plurinominal del PAN, no tendrá ya en la mira la dirigencia estatal del partido.
La mala es que Lopez Noriega se frego a Los Serratos, quienes ya tenían un acuerdo previo para apoyar a Real Ramírez para reelegirse como presidente del CDE del PAN, siempre y cuando los lograra mantener en la primera plurinominal.
Con este reciente movimiento no solamente se tambalea su apoyo a Gildardo, sino que debido al historial de complicidad entre Alejandra y el propio dirigente panista, Los Serrato no buscan quien se las hizo, sino quien se las pague.
Una persona que ha levantado la mano en algunos pasillos panistas ha sido Lizeth Lopez Godinez, con amplia experiencia en el servicio público y en el partido, además se presume podría ser apoyada por una ala importante del ayuntamiento.
Otro personaje que empieza a levantar polvo rumbo a la dirigencia estatal es Bruno Chazaro quien está de regreso en Sonora y ha decir verdad su sola presencia a algunos los incomoda, sobre todo por el gran potencial político que puede generar.
Si bien Gildardo Real tiene el control interno del partido para una potencial elección de consejeros o incluso un consenso entre los diferentes grupos panistas del estado, la pugna será el abrir el proceso a una elección de la militancia.
Sin lugar a dudas no existen las condiciones para ir a una proceso interno y mucho menos recurrir a la vocación democrática del PAN y abrir el proceso a toda la sociedad, sin embargo es la única forma de recuperar el partido para los panistas.
Y no me refiero quitárselo a un grupo para dárselo a otro, o tampoco insinúo que Gildardo Real no sea panista, sin embargo hay que reconocer que el PAN ha perdido identidad y sobre todo esencia que lo diferenciaba de otros partidos. Es cuanto.
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