Apuntes Sobre las Elecciones del 2 de junio | Columna Monitor

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Apuntes Sobre las Elecciones del 2 de junio | Columna Monitor

Me equivoqué y lo reconozco. No tuve la capacidad de predecir un tsunami electoral de las mismas proporciones, e incluso mayores, que lo que significaron las elecciones del 2018. 

Mi lógica era clara: en aquel entonces se combinó el hartazgo a los partidos políticos tradicionales y, finalmente, conectó la narrativa de cambio, pero sobre todo el mensaje de esperanza de Andrés Manuel López Obrador. Un ingrediente final para la tormenta perfecta fue que la clase media se volcó a las urnas para apoyar a AMLO cuando siempre había existido cierta resistencia a su proyecto.

En esta ocasión pensaba que, ante la evidente decepción de miles de mexicanos que creyeron en el proyecto de la Cuarta Transformación y hoy habían cambiado de opinión, retirarían su confianza a López Obrador. Qué equivocado estaba.

Y es que me dejé llevar sin duda por la percepción que se generó. No me refiero al tema de la presidencia de la república, donde siempre tuve clara una ventaja amplia de Claudia Sheinbaum sobre Xóchitl Gálvez, sino a la idea de que la oposición iba a recuperar los espacios perdidos y desde el legislativo se iba a convertir en un contrapeso natural del ejecutivo. Pero, percepción no es realidad.

Hoy se combinaron varios factores para tener los resultados que tenemos. Primero que nada, compromisos morales y hasta un agradecimiento a las políticas públicas del presidente. No solamente se puede medir en los índices de popularidad y aprobación del presidente, sino también en las urnas electorales.

Otro factor que considero influyó en tener a la presidenta de la república más votada en la historia del país, incluso más que el presidente Andrés Manuel, fue el tener una buena candidata, que ante los ojos de la ciudadanía se fue consolidando como un perfil profesional y preparado para continuar con la transformación de México.

Y el último factor que agregaría es la ineptitud y la inoperancia de los partidos de oposición, que después del 2018 dejaron pasar la oportunidad de reinventarse y reformarse profundamente para presentar otra cara a la ciudadanía. Es decir, siguieron haciendo las mismas cosas de siempre: decisiones centralizadas, cupulares y en beneficio de sus propios intereses de grupo. Dirigentes nacionales que materializan los vicios del pasado de la política mexicana.

Pero, ¿qué sigue para México? Yo sí considero que más allá de la narrativa del segundo piso de la transformación y todo lo que implica ese proyecto político, estoy convencido de que al tener a la primera mujer presidente de México vendrá una verdadera etapa transformadora del país y de la idiosincrasia del mexicano.

Lo único que puede preocupar en el horizonte político del país, y creo que ha sido evidente estos días después de la elección, es el concentrar el poder en un solo proyecto político. Dicho en otras palabras, la mayoría calificada en la Cámara de Diputados y la mayoría simple en la Cámara de Senadores puede generar dudas y, por ende, cierta incertidumbre en los mercados.

La estabilidad política y económica está en manos de Claudia Sheinbaum, quien no necesariamente genera dudas, sino es lo que puede hacer teniendo el control casi absoluto de las cámaras legislativas. Ante una oposición reducida, un legislativo controlado y un poder judicial a punto de reformarse, pero sobre todo ante el vacío de liderazgos y la falta de contrapesos, esperemos que surja un nuevo movimiento para vigilar al poder.

Pues como dice la máxima: “Todo poder tiende a corromper y el poder absoluto corrompe absolutamente”.

En cuanto al Senado de la República en Sonora, he de confesar que el triunfo de la fórmula de Morena integrada por Lorenia Valle y Heriberto Aguilar se veía venir. Dos perfiles serios que profundizaron perfectamente el proyecto de la Cuarta Transformación, respaldado por una marca fuerte que incluso no le costó el prescindir de votos con el famoso Plan C.

Hay dos lecturas al respecto. Si el objetivo del Plan C y del PT era lograr la primera minoría y con ello evitar la llegada del PRIAN al Senado, fracasaron. Sin embargo, si la meta era generar votos por sí solos y garantizar mayor representatividad y mayoría calificada en la Cámara de Senadores, pues casi lo logran.

Y si bien podemos reconocer que la fórmula de la coalición Fuerza y Corazón por México, integrada por Manlio Fabio Beltrones y Lilly Téllez, tuvo un papel protagónico en la campaña al Senado, hay que decir que se quedaron muy abajo de lo esperado. Es verdad que vinieron a poner agenda política e incluso generaron incomodidad al jefe político de la entidad, sin embargo, no necesariamente eso se vio reflejado en sus resultados electorales.

Finalmente llegarán al Senado y, aunque usted pueda señalar que tendrán una bancada reducida, hay que recordar que a Morena solo le faltan cuatro senadores para la mayoría calificada. Es ahí donde el nombre de Manlio Fabio Beltrones cobra mucha relevancia. Pues si hay alguien que pueda dialogar con todas las fuerzas, conciliar y acordar, negociar, ese es Beltrones.

En la elección al Senado puedo resumir que los más de 50 mil votos nulos también fueron factor. Si bien no ponían en riesgo la primera y segunda posición, sí mandaron al PT al cuarto lugar, que, aunque le comió el mandado a Movimiento Ciudadano, finalmente tuvo más votos MC. Mientras que el Verde, solo puedo decir que hubo más votos nulos que votos para ese partido. Es decir, se equivocó más gente votando, que gente votando con una intención real por ese partido.

Respecto a las Diputaciones Federales, hay que mencionar que con esta elección son tres procesos electorales donde Morena gana 7 de 7 distritos. Se puede inferir que hubo un voto federalizado que favoreció mucho a Morena, incluso a candidatos que no necesariamente lo merecían, y me refiero a Manuel Baldenebro, Jesús Pujol y Alma Manuela Higuera, por poner un ejemplo.

En donde me llaman mucho la atención los resultados es en el 05 federal. Si bien Morena tenía una ventaja competitiva importante, entre los perfiles no había punto de comparación. Y me refiero a la simpatía y popularidad, no a la preparación. Agregue que en ese distrito el Borrego Gándara siempre había ganado. Curiosamente, analizando los datos, me constaté que en ese distrito federal sí ganó Toño Astiazarán y sí ganó Beltrones, entonces me surge la duda: ¿también ahí hubo voto diferenciado?

Respecto a las Diputaciones Locales, serán tres legislaturas consecutivas con mayoría calificada para Morena y aliados. Dos de facto y una por operación política. Asimismo, el Gobernador Durazo rompe con el estigma de perder la mayoría del congreso en su segunda parte del sexenio. Algo que no se lograba desde hace más de 20 años.

Siempre se había dicho que una cuestión prioritaria para el gobernador era conseguir la mayoría en el congreso, y se logró. Lo cual no solamente permitirá continuar con su vocación legislativa, sino que le traerá gobernabilidad en su segunda parte de gobierno y, sobre todo, una salida tranquila y un séptimo año muy cuidado. Con eso de que no tiene aspiraciones políticas, pero sí posibilidades.

Por cierto, como se está configurando la próxima legislatura con diputados electos y plurinominales, se vislumbra muy bien el nivel y, sobre todo, la combinación de experiencia y juventud.

Y bueno, para ir cerrando la libreta, he de decir lo que siempre he pensado: que Hermosillo se cuece aparte, para muestra el resultado en la alcaldía. Un electorado más maduro y consciente tuvo la capacidad de emitir un voto pensado, de premiar un buen gobierno y castigar a quienes consideran que no lo hicieron bien. Y no obstante que podemos reconocer que Dolores del Río hizo una buena campaña y logró generar en poco tiempo una percepción de triunfo, lo cierto es que finalmente la voluntad del pueblo se impuso.

Por eso hoy me parece absurdo no aceptar los resultados electorales y denunciar un posible fraude, cuando la ventaja son más de 20 mil votos. Para mí, es una estrategia equivocada que denota primero que nada la falta de madurez y humildad de reconocer que la gente no votó por ti. Con todo el respeto, pero echar culpas y justificar la derrota, es cuestión de egos.

Pero Morena todavía hace más mal al acusar fraude. Deslegitima la misma elección donde ganó la gran mayoría de las posiciones, pone en entredicho la actuación del árbitro electoral y, lo más insultante, no da crédito de que los hermosillenses pueden razonar su voto. Pareciera que su lógica es pensar que la gente es tonta y no tiene la capacidad de cruzar su voto.

Y es que cuando hablan de fraude y operación en contra de Dolores hay algo muy claro: la misma gente en Hermosillo que votó por Morena para la presidencia, para el senado, para las diputaciones federales y locales, votó por Toño.

Ahora, hay que precisar algo. Morena y Dolores no tuvieron una mala votación. De hecho, obtuvieron casi 30 mil votos más en comparación con el proceso electoral pasado. Simplemente, Toño Astiazarán tuvo 20 mil votos más. Veremos en qué termina este papelón. No cabe duda que en la victoria hay que ser humildes, pero sobre todo dignos en la derrota.

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