- Cada partido se dice ganador y hacen bien; rompen pavimentos nuevos y Asipona debe explicar; Guaymas pasó a ser menos desde 1991; Fuentes, el ausente; “Los faldilludos” fortalecen a Dagnino
Agustín Rodríguez L.
GUAYMAS, Son. – Me llegan encuestas mil y, para no enredarlos como a mí me enredan, solo les comparto el último envío con números colocados según el interés del enviador.
Comienzo con una del panista Rogelio Sánchez (PRI-PAN-PRD), quien da un salto descomunal elevándolo a 53 puntos en la preferencia del votante, contra el 40 de la morenista Karla Córdova, 7 de “Manuelito” Aguilar (MC) y ninguno para Francisco Villaflor, del debutante Partido Sonorense.
Con fechas similares se hizo la de Movimiento Ciudadano, con este resultado sobre preferencias para diputado local y alcalde:
Local: 48% no contestó su preferencia; 19.5% se manifestó por MC; 18% por la alianza Morena-PT-PVEM; 14.5% por la alianza PRI-PAN-PRD.
Municipal: 46% no sabe o no contestó; Morena y aliados el 22% y PRI-PAN-PRD obtienen 15%.
El Partido Sonorense no parece tener encuestas a su alcance, para saber si ellos, desde tal óptica, liderarían números en el acucioso análisis sobre el pensamiento del elector, a pocos días de saber de qué color pinta el verde, el azul o el amarillo y si estos superarían o no al blanco o guinda.
Me temo que este tipo de números ya no se toman en cuenta por el grueso del electorado, por el antecedente de manoseo, o por los números en el día de la elección, lejanos en la mayor parte de los casos, a los propuestos por las empresas que exponen o pierden su prestigio en aras de la recompensa ofrecida, si no es que por incapacidad o falta de percepción real.
Sobre lo que piensa Morena, sus partidarios se miran exultantes a partir de lo que ocurre en el país, donde los promedios de muestras hechas por casas consultoras serias, le dan ventaja por encima de los 20 puntos a la candidata oficialista Claudia Sheinbaum.
En lo municipal, creen que el porcentaje de ventaja de la aspirante a repetir en la alcaldía es aún mayor, sobre su más cercano perseguidor, el panista Rogelio Sánchez, dejando en un dígito la preferencia hacia el “naranja” Manuel Aguilar, lo cual rechaza tajante el MC, pues está convencido de su avance y difiere por mucho del triunfalismo guinda.
Revelan una muestra del 60% de las secciones electorales y están parejos. Sí, eso dicen. Que no hay nada para nadie y, si fuese distinto, “los que tienen estructura, poder y más ventajas” ya lo habrían dicho, pero “no han dicho nada” cuando debieran estarse declarando triunfadores.
Y deslizan la sentencia de que “en el Morenismo, Guaymas pasó a ser un municipio en riesgo, en lo local y lo municipal”, por la falta de reconocimiento a la obra de quien intenta reelegirse.
Enseguida promueve, MC, crítica sobre obras en marcha y resalta la que moderniza la avenida Serdán, donde levantaron–otra vez—el pavimento y “será el Waterloo de la doctora”.
Bien lanzado el envenenado dardo. Ahora, a esperar los números. A solo unos días sabremos cuan acertados fueron.
De paso, se miran nerviosos los candidatos de la alianza xochilista Otto Claussen –sigue solo en su camino– y Rogelio Sánchez, quien levanta un muro contra aquellos que insisten en que “no se deja ayudar”, al grado de reñir en redes por la autoría de tal o cual actividad.
No traen buena cara ambos, de veras, y este jueves, Claussen lamentaba carecer de recursos y andar pidiendo fiado, lo cual está en chino, pues quién le fiaría a un político.
ASIPONA DEBE EXPLICAR
Respecto a la obra de la avenida Serdán y su repetida reparación que implica romper el pavimento recién terminado, la Administración del Sistema Portuario Nacional del contralmirante en retiro Rogelio Bello Aguilar, y el Gobierno de Sonora de Alfonso Durazo, deben explicar qué ocurre en esos trabajos.
Si no se han enterado, deben saber la preocupación existente por la fractura de pavimentos para reparar algo que nadie sabe, lo cual deja la impresión de equivocaciones o mala calidad; luego, se piensa en el efecto, principalmente la dificultad de uniformar el concreto repuesto con el tendido anterior, que se convierte en una espantosa costra y acelera el deterioro general.
Asipona es representante administrador del Contratante, la Secretaría de Marina, del almirante secretario Rafael Ojeda Durán; y el Gobierno del Estado es supervisor oficial de los trabajos para certificar la correcta aplicación del recurso federal destinado a rescatar a Guaymas del atraso donde permanecía por culpa de quienes olvidaron la función de un Ayuntamiento al presidirlo.
Y el Ayuntamiento, no lo olvide, lo integran un presidente electo y sus designados secretario y tesorero, así como muchos regidores y suplentes que autorizan cada paso propuesto por el titular.
Vale aclarar lo anterior porque siempre culpamos a los alcaldes de ladrones o léperos –lo cual seguido salta a simple vista–, pero olvidamos que los regidores con su aval al levantar el dedo y firmar un acta, se convierten en cómplices de presuntas leperadas en perjuicio de aquellos a quienes dicen representar, pero no, ellos no son electos, solo van en el paquete por algo.
COSAS QUE NO DEBEN OLVIDARSE
Hay en la ciudad algunos espectaculares con un texto que obliga a recordar el pasado, aunque la intención al colocarlos era otra, cuyo texto cuestiona ¿Cuándo Guaymas+ pasó a ser Guaymenos?
La respuesta es: cuando el neoliberalismo acusó de corrupción y mal organizados al sector social de la pesca –pese a elevar a envidiables alturas el nivel socioeconómico de 5 mil familias–, les puso trampas e hizo travesuras para despojarlos de sus bienes y entregarlos a empresarios afines a la naciente clase política formada por el priísmo salinista.
Se restauró la concentración de la riqueza y pronto, la pesca dejaba de ser ese equilibrio entre quienes tienen poco y quienes poseen todo, agrandando la cruel brecha.
Mire este ejemplo de lo que ocurrió desde 1991, cuando llegó el tsunami neoliberal y Guaymas se sumió en ese oscurantismo económico y político del que, al parecer, estamos saliendo:
Mientras la avenida Serdán estaba en penumbras porque cientos de negocios cerraron sus puertas, pues los nuevos dueños de los recursos naturales gastaban su dinero en California o Arizona, si no en Europa –donde hay millonadas ociosas, que jamás volveremos a ver–, los procesos electorales tenían este cambiante resultado:
En 1991 perdió el PRI ante el PAN; en 1994 el PRI recupera; en 1997 gana el PRD, cuya alcaldesa fue destituida por desorden administrativo y político; en 2000, el PAN triunfa; el PRI vuelve al poder municipal en 2003 y 2006; en 2009 el PAN se impone, para entregar de nuevo en 2012 al tricolor, que se lo devuelve en 2015; en 2018, el PT triunfa, amparado en la ola morenista; en 2021 Morena se hace del poder, como todo indica sería en 2024.
Así que, gracias a la jugada política de fracturar al sector que daba mucho a muchos, Guaymas que era más, pasó a menos. Nos lo han recordado y eso es bueno, para que no vuelva a ocurrirnos.
De paso, en Empalme reportan avance por la Presidencia Municipal, de José Luis Castillo, quien estimula al voto gracias primero a su popularidad, pero también a que el actual alcalde que busca reelegirse, no aparece por ningún lado. Su ausencia pone en riesgo el dominio guinda.
Y en Lomas de Cortez, el grupo “Los faldilludos”, nombre de origen obvio, nutrió la asistencia al encuentro del “Master” Javier Dagnino, candidato a diputado federal de la alianza PRI-PAN-PRD, y le elevan confianza en los resultados electorales del próximo 2 de junio. Bien hecho.
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