China ha expresado un fuerte rechazo al reciente pacto entre Estados Unidos y Japón, considerando que este refuerzo de su alianza militar constituye una violación de las normas internacionales. La portavoz de Exteriores, Mao Ning, ha condenado la asociación como un intento de difamar a China y ha acusado a ambas naciones de interferir en los asuntos internos del país asiático.
El acuerdo, calificado como la mayor modernización de la alianza desde su establecimiento en 1960, tiene como objetivo hacer frente a los desafíos regionales, incluyendo, según Japón, los relacionados con China. Sin embargo, para Pekín, este pacto es solo uno más en una serie de movimientos hostiles dirigidos contra China, que incluyen sanciones, restricciones tecnológicas y comerciales, así como alianzas estratégicas como el Aukus.
China ha rechazado firmemente esta mentalidad de la Guerra Fría y ha instado a Estados Unidos y Japón a no perjudicar los intereses de otros países ni socavar la paz y la estabilidad regionales. El país asiático ha advertido contra la formación de “pequeños círculos” en la región de Asia-Pacífico y ha expresado su firme oposición a cualquier acción que intensifique los conflictos y perjudique los intereses de otras naciones.
Las tensiones entre China y Filipinas también han aumentado, especialmente en el mar del Sur de China, donde ambas naciones mantienen disputas territoriales. Incidentes recientes, como el disparo de un cañón de agua a un barco filipino por parte de buques chinos, han exacerbado las tensiones en la región. Mientras tanto, China ha impuesto sanciones a empresas estadounidenses por su supuesta participación en la venta de armamento a Taiwán, una isla que considera parte de su territorio.
Estos eventos reflejan el creciente enfrentamiento en la región y la preocupación de China por lo que percibe como una alianza hostil entre potencias extranjeras en su periferia.
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