Como la gran mayoría de los mexicanos, estaba meditando sobre la importancia que tiene participar en las campañas políticas, cuando menos escuchando y poniendo atención a lo que proponen los distintos candidatos de los distintos partidos políticos que están contendiendo por un cargo de elección popular.
¿Qué presidenta o presidente de la república queremos en función de las cosas que han hecho en el pasado? ¿Qué tan preparada está esa persona? ¿Qué está proponiendo para cambiar el país? ¿Y si tiene las herramientas para hacerlo? Eso es una gran reflexión para quien piensa en el contexto nacional y se ubica en la realidad de qué tipo de México quiere para sus hijos, para su persona, para sus actividades cotidianas, para el futuro inmediato.
El futuro ya llegó. La elección es el 2 de junio, pero muchas veces es evidente que no hacemos una evaluación pormenorizada de las características que debería tener alguien para cumplir con su encomienda.
Es muy común y es aceptable porque así es la cultura en todo el mundo, no solo en México, de irnos por quien más nos simpatiza. Quién nos genera cierta confianza, quién nos cae bien en sus expresiones o quién refleja lo que sentimos, lo que pensamos o lo que vivimos. Y ahí es donde viene el choque entre la realidad y la ficción.
Es decir, si estoy en un entorno seguro, tranquilo, positivo, optimista, con importantes ingresos y sin ningún problema. Mi manera de pensar será de una manera en la que tomaré una decisión, en función de lo que yo hago, pero la gran mayoría de las personas tendrán que decidir.
Si les afecta la movilidad del transporte urbano, si les afectan los asaltos, la inseguridad pública, si realmente están preocupados por lo que están pasando en las escuelas de sus hijos, o peor aún, si están en el camino adecuado y satisfechos con los sistemas de salud que están recibiendo ahora en el IMSS-Bienestar. En los hospitales generales, en las casas de salud o sencillamente si están satisfechos con lo que está pasando con su economía familiar.
Porque se habla mucho y se hace mucho énfasis en que estamos haciendo historia, se subió el salario mínimo de una manera desproporcionada, como no se hacía en los últimos 30 años. Lo cual tiene algo de cierto, pero también es cierto que así como subieron los salarios, subieron los precios de todos los productos, de manera tal que si sacamos cuentas, salimos perdiendo. Son más caros los productos y es más dura la inflación contra lo que incrementaron los salarios.
Es cuestión de las ópticas y entonces es donde viene la decisión importante que hay que tomar en función de cómo vean las cosas, como las sientas, como las pienses. Y ahí es donde debes poner atención en votar por un partido político o por una persona en México.
Lo he reiterado muchas veces, el 95% de los que tienen credencial de elector no pertenecen a ningún partido político. Por eso he dicho y seguiré diciendo que esta elección la van a ganar “los sin partido”. Los que se decidan por una persona, los que digan me conviene más este hombre que esta mujer o esta mujer que este hombre, porque está más preparado, tiene mayor capacidad o talento. Y creo que me representará dignamente entre otras cosas.
Entonces, ahí viene el gran debate que tenemos que vivir con el yo interno, porque cuando sea el 2 de junio y entregue mi credencial de elector en la casilla donde me corresponde votar, tendré algunos segundos para que en la soledad de mi conciencia y de la casilla, lleve una crayola o una pluma, tenga mis boletas en la mano y diga ¿qué quiero para mi país? Y ahí voy a decidir a quién quiero de presidenta o de presidente.
Y lo mismo, va a ser para senador de la república, ¿qué es lo que quiero?, alguien que conozca, que realmente represente a tu estado, que tenga propuestas, alguien que haga mucha algarabía o diga ocurrencias, o que se preste a una idea medio extraña de absolutismo y de querer controlar desde el poder ejecutivo al poder legislativo y por lo tanto, quitarme mi representación, porque ya no nos va a representar al pueblo ni el estado, van a representar a quien les dio esa encomienda, ya sea un candidato presidencial, un gobernador o cualquier otro tipo de intereses.
Y es evidente que es donde a uno le entra siempre la inquietud de decir, ¿hacia dónde estamos yendo?, ¿hacia dónde estamos transitando con tanta inestabilidad política?, pero sobre todo con tanta inseguridad pública, ¿es el país que queremos?, ¿es el estado que queremos?, ¿es la ciudad que queremos?, y es donde vienen las reflexiones una y otra vez.
Por eso es la importancia de las elecciones del 2 de junio, decidir qué presidente de la república queremos, quién debe representarnos en el senado de la república para que represente los intereses de Sonora. Es muy fácil querer convencer a la gente atacando al adversario, no haciendo propuestas, porque es más fácil destruir que construir. Es más fácil insultar, levantar la voz y decir cosas altisonantes, incluso hasta groseras, por el solo hecho de llevarse el aplauso de los que ahí están.
Por eso creo que es un buen momento y una buena reflexión el que nos tomemos el tiempo suficiente todo abril y mayo para cuando llegue el 2 de junio, tomemos nuestra decisión. No la que nos quieran imponer, no la que nos obliguen el trabajo porque nos digan que nos pueden quitar el trabajo o los beneficios, sobre toda la gente más necesitada. Nadie puede quitar nada.
El único que puede quitar a los malos gobernantes o a los malos representantes populares, que representan a sus partidos y no a la población, eres tú y soy yo. Y eso es lo que me propongo hacer el próximo 2 de junio.
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