En una extensa sesión que se prolongó durante 15 horas y media, la Cámara de Diputados de México aprobó la Ley de Ingresos para el año 2024. Aunque el proceso culminó con la aprobación del paquete fiscal, este estuvo marcado por intensos debates y desacuerdos, lo que arroja luz sobre los aspectos positivos y negativos de esta legislación fiscal, que ahora se encuentra en camino al Senado.
Uno de los aspectos positivos de esta legislación es la estabilidad en las previsiones macroeconómicas. La Ley de Ingresos 2024 mantiene las proyecciones económicas presentadas por la Secretaría de Hacienda, lo que brinda cierta certidumbre a los inversionistas y contribuye a la previsibilidad económica en el país.
No obstante, existen elementos controvertidos en esta legislación que merecen una consideración detenida. Por un lado, se encuentra el asunto de la deuda. La Ley de Ingresos prevé un aumento significativo en la deuda interna y externa. Se estima que se contratarán cerca de un billón 990 mil millones de pesos en deuda interna, lo que suscita preocupaciones acerca de la sostenibilidad de la deuda y su impacto a largo plazo en la economía de México.
Otra área de preocupación se relaciona con la disminución del Derecho de Utilidad Compartida (DUC) de Petróleos Mexicanos (Pemex). Este impuesto se reducirá del 40% al 30%, una medida que proporcionará un alivio financiero a la petrolera estatal. La Comisión Federal de Electricidad (CFE) también se beneficiará de esta reducción. Aunque esta medida podría ayudar a fortalecer las finanzas de ambas empresas, plantea inquietudes sobre su impacto en los ingresos federales, que son críticos para financiar programas y servicios gubernamentales en los estados y municipios.
La modificación en la tasa de retención a los intereses por el ahorro, que se sitúa en 0.50% en lugar del 1.48% propuesto, es una medida que beneficia a los ahorradores. Esta disminución en la retención aliviará la carga fiscal sobre los rendimientos del ahorro, proporcionando un beneficio tangible a la población.
La creación de un artículo transitorio que exonera a empresas estatales como Pemex y CFE de impuestos por reasignación de activos internos es otra característica de la ley. Esto se considera un paso hacia el fortalecimiento de las empresas estatales y la recuperación de la soberanía energética del país.
No obstante, la aprobación de la Ley de Ingresos 2024 también evidenció la profunda polarización política en México. Los fuertes desacuerdos entre los partidos políticos dificultan la adopción de medidas fiscales efectivas y equitativas.
Además, algunos críticos argumentan que la legislación no proporciona suficientes recursos para áreas críticas, como la seguridad pública y el abastecimiento de agua. Esto plantea preocupaciones sobre el impacto en la calidad de vida de los mexicanos y en la eficiencia de los servicios gubernamentales.
La Ley de Ingresos 2024 se ha convertido en un tema de debate central en la arena política mexicana. La aprobación de la legislación conlleva desafíos significativos y oportunidades para México. Mientras que las medidas de reducción de impuestos y la flexibilidad financiera para empresas estatales son bienvenidas, la preocupación por la deuda y su impacto en los ingresos federales son áreas que deben vigilarse de cerca y abordarse de manera efectiva.
La legislación ahora se encuentra en manos del Senado, donde se espera un análisis y discusión más detallados antes de su aprobación final. Durante este proceso, es esencial que los legisladores busquen soluciones consensuadas que promuevan la estabilidad económica y el bienestar de la población. La Ley de Ingresos 2024 tiene el potencial de influir significativamente en la dirección económica y fiscal de México en los próximos años, y su impacto será vigilado de cerca por los ciudadanos, los expertos y los actores políticos.
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