El aeropuerto internacional de la Ciudad de México (AICM) era un lugar donde todo valía durante una o dos horas a la semana, según Raúl Arellano Aguilera, un ex agente de seguridad que trabajó allí en 2007 quien comparece en el Juicio de García Luna en Brooklyn, NY. La orden oficial para los agentes de seguridad era mantenerse en sus posiciones, pero sin hacer ninguna revisión o inspección. Armas, dinero y drogas podían entrar y salir sin obstáculos durante ese tiempo, lo que Arellano consideraba un acto ilegal.
Arellano fue presentado como testigo en un juicio federal en Brooklyn contra el ex secretario de Seguridad federal, Genaro García Luna, quien está acusado de colaborar con grupos de la delincuencia organizada para introducir kilogramos de cocaína a Nueva York, Chicago y Los Ángeles.
Otro testigo, Israel Ávila, corredor de bienes raíces y contador del Cártel de Sinaloa, confirmó que García Luna y otros funcionarios, como el ex secretario de Seguridad de Morelos, Luis Cabeza de Vaca, estaban en la nómina del grupo.
La orden “45 en 35” era la clave que significaba “por orden superior” y “mantenerse pendientes”. Arellano explicó que esta orden significaba permitir el ingreso o salida de artículos ilegales, especialmente droga, durante una o dos horas, generalmente coincidiendo con la llegada o salida de un avión de Colombia o Venezuela o hacia Europa o los Estados Unidos.
El ex agente declaró que los agentes de seguridad deberían estar activos al cien por ciento del tiempo en el AICM para supervisar la seguridad, revisar áreas de espera y patrullar las plataformas, pero la orden les permitía descansar y posiblemente colaborar con la entrada de drogas.
Arellano también mencionó que algunos de sus compañeros se retiraban durante la orden y regresaban sin ser reprimidos, y que algunos de ellos usaban joyas, alhajas y automóviles de lujo que eran incosteables con su sueldo de policías.
El esquema de corrupción parecía no limitarse solamente al AICM. El testigo dijo que estaba sabía que lo mismo pasaba en otras terminales como las de Tijuana, Toluca, Guadalajara, Monterrey y Cancún, pues los jefes de seguridad de esos aeropuertos visitaban con frecuencia la oficina de Moreno Villanueva o las del jefe de este, Ramón Pequeño García, titular de la División de Seguridad Regional de la PF. para darles maletines repletos de dinero.
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