Moscú prometió “ampliar sus relaciones bilaterales integrales y constructivas” con Pyongyang, en una carta enviada por su presidente, Vladimir Putin, a su homólogo norcoreano, Kim Jong-un.
En la misiva, enviada el día en que en Corea del Norte celebran el fin de la guerra de Corea, Putin dijo que este paso beneficiaría los intereses de ambos países.
A su vez, Jong-un contestó con otra misiva en la que dijo que la amistad entre ambas naciones se forjó en la Segunda Guerra Mundial con la victoria sobre Japón.
Agregó que la “cooperación, apoyo y solidaridad estratégicos y tácticos” entre los dos países “se ha puesto en un nuevo escenario, más elevado, en el frente común para frustrar las amenazas y la provocación militar de las fuerzas hostiles”.
Pyongyang no identificó a esas fuerzas hostiles por su nombre, pero ese término ha sido usado de modo reiterado por Corea del Norte para referirse a Washington y sus aliados.
La antigua Unión Soviética fue en su día un importante aliado de Corea del Norte y le ofreció cooperación económica, intercambios culturales y asistencia, sin embargo, la relación se resintió desde el colapso de la “cortina de hierro” y solo se recuperó de modo gradual después del alejamiento paulatino de Rusia con Occidente desde principios de la década de los 2000.
En julio pasado, Corea del Norte fue uno de los pocos países en reconocer oficialmente como Estados aparte a Donetsk y Luhansk, dos áreas de la región del Dombás en el este de Ucrania ocupados por separatistas prorusos desde 2014.
En represalia, Ucrania, que lucha contra una invasión rusa de su territorio, cortó todos los lazos diplomáticos con Pyongyang.
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