Brasil entró este martes en una campaña electoral de alto voltaje, con el ultraderechista Jair Bolsonaro y el izquierdista Luiz Inácio Lula da Silva como protagonistas de la disputa presidencial más polarizada en décadas.
El actual presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, encabezó un mitin en la misma esquina en la que fue apuñalado en la campaña de 2018, en Juiz de Fora, en el estado de Minas Gerais.
Con una chaqueta negra abrochada hasta el cuello, Bolsonaro reiteró su promesa de luchar contra la inflación de dos dígitos, el aborto, las drogas y defender la “propiedad privada”, blandiendo la amenaza “comunista” en Brasil si pierde los comicios en octubre.
En estas elecciones está en juego “nuestro futuro, (…) el de la familia, la patria, la mayoría de las personas que están aquí son fieles a Dios”, dijo Márcio Bargiona, un expolicía de 55 años, alineándose al lema bolsonarista “Dios, patria, familia y libertad”.
Por su parte Lula da Silva, quien encabeza la oposición, buscó captar en su primer discurso de campaña a los más pobres y a la clase obrera, en un acto desde una fábrica automotora en Sao Bernardo do Campo, en la región metropolitana de Sao Paulo donde se forjó como líder sindical en los años 1970.
“Fue aquí donde todo ocurrió: aquí aprendí a ser persona, adquirí conciencia política (…) en este día tan importante en mi vida, en el inicio de la campaña electoral, vine aquí a decirles que vamos a ganar la elección”, aseguró el líder de las encuestas, vistiendo camisa blanca, desde una pequeña tarima rodeada de cientos de obreros metalúrgicos.
“Es la primera vez que tendremos una disputa de legados, entre un presidente y un expresidente”, destaca a la AFP Adriano Laureno, analista político de la consultora Prospectiva, quien califica la elección como la más “polarizada” desde la redemocratización (1985).
COMMENTS