Taiwán, a solo 180 kilómetros de la República Popular de China, vive mirando a su eterno enemigo con el que comparte misma lengua y mismos ancestros, pero diferente régimen político. A un lado del estrecho, Pekín lidera una China comunista de 1.300 millones de habitantes bajo el mando de un partido único. En el otro, Taipéi dirige una república democrática con 23 millones de habitantes.
Tras años de hostilidades y tensiones, Taiwán encontró una estrategia que ha brindado ayuda a su supervivencia nacional en este conflicto tan asimétrico y con la que ha conseguido alejar el fantasma de una invasión china: el llamado “escudo de silicio”.
Hablamos de la industria de los chips y los semiconductores. Una industria clave de la que depende desde la fabricación de aviones de combate hasta paneles solares, pasando por videojuegos o instrumentos médicos. Un “arma” que nadie puede replicar a mediano o largo plazo dado su nivel de complejidad.
Pero, ¿Cómo podemos explicar qué es el escudo de silicio?
Significa que la posición de Taiwán como principal fabricante mundial de chips semiconductores avanzados actúa como elemento disuasorio de una acción militar de China. El gigante asiático, como el resto de la economía mundial, depende de los chips supersofisticados fabricados en Taiwán.
El escudo de silicio es parecido al concepto de la guerra fría de MAD (destrucción mutua asegurada), porque cualquier acción militar en el estrecho de Taiwán sería tan dañina para China como para Taiwán y Estados Unidos. El impacto de una guerra en esta parte del mundo sería tan grande que China pagaría un precio muy alto, incluido un daño severo a su propia economía.
El hecho de que el gobierno chino no haya podido seguir adelante con su intención declarada de tomar Taiwán por la fuerza si es necesario muestra que el “escudo de silicio” está funcionando.
COMMENTS