Por: Luis Fernando Heras Portillo
Desarrollador de Negocios Turísticos, Comerciales e Industriales
En ocasiones anteriores he comentado sobre del impacto positivo que pudiera tener el litio para Sonora y México. Sin embargo, considero necesario poner sobre la mesa una verdad que quizás no muchos se atrevan a aceptar: como cualquier bien, su valor puede disminuir si no se aprovecha el contexto global lo antes posible para seguir en la competencia. Me explico a continuación.
Con el ánimo de conocer cuáles son las posibilidades de que los mexicanos obtengan el mayor provecho de este importante mineral, el litio ha sido tema central de conversaciones y negociaciones en todos los niveles. Una de ellas fue la que tuve hace algunos meses con un empresario de origen chino, a quien tuve la oportunidad de conocer en Dubái durante un viaje de negocios.
Mientras charlábamos, le comentaba que en el estado donde vivo se encuentra el yacimiento de litio más grande del mundo. Le platiqué sobre las grandes maravillas del litio en Sonora y de la oportunidad que tiene México para competir a nivel global, al ser un mineral utilizado fundamentalmente en la fabricación de baterías para vehículos eléctricos, pieza clave en la llamada Quinta Revolución Industrial o Industria 5.0.
El hombre me escuchó atentamente, y cuando finalicé me respondió algo que, para ser honesto, en su momento no lo creí. Con una actitud profesional y bastante seria me dijo: “en nuestro país ya existe una empresa que está desarrollando baterías de sodio”.
Pensé que quizás estaba exagerando la información; que al ser una persona que se encontraba en el extranjero, probablemente —como muchos de nosotros— deseaba enaltecer los logros de su nación ante el mundo. Recientemente recordé esta conversación y decidí finalmente buscar datos al respecto.
Cuál fue mi sorpresa que al revisar la prensa internacional encontré una nota publicada en el diario español El Mundo (www.elmundo.es) cuyo encabezado me puso “la piel de gallina” porque, como decimos en Sonora: “por eso los hacen pandos, porque los montan antes de tiempo” —haciendo alusión a los becerros—. Esta decía:
“Adiós al litio: así con las nuevas baterías de sodio que llevarán móviles y coches”.
Efectivamente, cuánta razón tenía. Esto es solo una muestra de lo que nos podría suceder con el lito. Espero que no sea así, pero la información es muy contundente. Ella señala:
“El miedo a la escasez del litio y la subida de su precio ha empujado a la creación de una alternativa, que empezará a fabricarse con el objetivo de suplir la demanda de coches eléctricos”.
Lo anterior nos recuerda lo que está sucediendo actualmente en México: que el gobierno lo quiere explotar a través de una empresa estatal, que no admiten tecnología ni inversión extranjera, que tal vez no saben cómo comenzar a extraerlo y que quizás tarden años en sacar los primeros kilos de litio ya procesado para usarse en baterías de vehículos eléctricos, porque recordemos que el litio en Sonora está en roca. Ante ello, ya se nos adelantaron los chinos.
La citada nota detalla: “El gigante chino CATL ha empezado a desarrollar una nueva batería de ion-sodio, un remplazo para los actuales modelos de batería ion-litio cuyos precios están aumentando vertiginosamente por la gran demanda del mercado y para las que se anticipa una falta de suministros”.
Es claro que quienes se encuentran desarrollando esta tecnología lo hicieron en virtud de la expectativa que está generando el litio, anticipando la gran demanda del mercado frente a los costos actuales, además de las alarmas que está encendiendo lo que sucede a nivel político y económico en las naciones donde se extrae. Por ello, están trabajando en dicho proyecto para concluirlo este año y en 2023 finalmente comercializar las baterías de iones de sodio.
De acuerdo con los fabricantes, la primera generación de baterías de sodio tendrá una capacidad de 160Wh/kg y están diseñadas principalmente para automóviles eléctricos. Contemplan recargas de hasta el 80% de su capacidad en apenas 15 minutos y prometen una alta densidad de energía y buena estabilidad térmica. Esto las convierte en una opción confiable, duradera y, sobre todo, barata.
Según expertos, las baterías que no utilizan materias primas críticas, como las de sodio, podrían aliviar la creciente tensión en las cadenas de suministro de baterías ion-litio. Por ejemplo, Max Reid, analista de la empresa británica de consultoría e investigación Wood Mackenzie, afirma que el sodio es mucho más abundante que el litio, lo que disminuye el costo total de extracción y purificación. Esto reduce entre 20% y 40% el precio de las baterías. No obstante, el desafío es llevar la tecnología a gran escala.
Mientras el mundo continúa avanzando, buscando soluciones a los obstáculos técnicos y económicos que se presentan en el camino hacia el desarrollo de tecnologías para salvar el medio ambiente, aquí en México siguen golpeándose, señalándose y peleándose incluso por cuál debe ser el nombre de la compañía de estado encargada de la exploración y explotación del litio. Hágame el favor. Lo que es no tener visión de la globalización, de lo que sucede allá afuera.
La realidad es que tenemos mucha competencia. México debe tener armonía y unidad entre iniciativa privada y gobierno; debe tener apertura y comprender lo que está sucediendo en otras latitudes. No estamos solos ni aislados. Vivimos en el siglo XXI, ya no podemos seguir tomando decisiones del siglo XX, de los 70’s y 80’s, porque entonces nos van a ganar, aunque tengamos todo el litio del mundo. Y lo siento por Sonora y por México, pero los técnicos, científicos, financieros y comercializadores de todo el mundo no se van a tentar el corazón al momento de desarrollar la mejor tecnología, barata y eficiente, para avanzar hacia Industria 5.0.
Como dice el dicho, nos vamos a quedar “como el perro de las dos tortas”. Nos vamos a quedar con el litio, pero en Bacadéhuachi, así como está: sin su explotación, procesamiento, exportación y comercialización. Y si lo logramos, tal vez sea demasiado tarde. Una vez más pudiéramos llegar tarde a los mercados internacionales.
COMMENTS